Un nuevo drama humanitario se está desarrollando en amplias zonas de Iraq, donde el grupo de fundamentalistas musulmanes autodenominado el Estado Islámico y de Levante que ha declarado la guerra a Occidente y Oriente, y a todo aquel que sea ajeno a su particular interpretación de la doctrina del Islam, luego de ocupar la ciudad de Mosul, avanza a ciudades vecinas, asolando las poblaciones a su paso.
La finalidad de este grupo terrorista heredero ideológico de Osama Bin Laden e integrado con diversas facciones de radicales, es la de implantar el Islam sin límite de fronteras y en los diversos países, con una interpretación doctrinal que incluye la pena de muerte a quienes no piensan como ellos.
El grupo radical el Estado Islámico, se nutre de diversas corrientes o facciones que durante una década han lanzado en Iraq ataques contra minorías religiosas y cuya coincidencia es el origen sunita de los mismos y la utilización de flagelos, asesinatos y mutilaciones a las mujeres, pregonando que todo el que no practica un Islam como ellos lo predican, se hace acreedor a la pena de muerte, poniéndolo en práctica contra cristianos, chiitas y otras minorías.
En ese contexto, con una oleada de violencia contra cristianos y otras minorías religiosas, inició el Estado Islámico su pretendida conquista en territorio iraquí, a sangre y fuego ha obligado a que numerosos grupos busquen refugio en la zona del Kurdistán iraquí, luego de la ocupación de los milicianos de la ciudad de Mosul y zonas adyacentes.
Aproximadamente 160 mil personas emprendieron el peregrinaje, abandonando sus hogares y sus pertenencias ante el avance del ejército de fundamentalistas que a sangre y fuego pretenden exterminar a los ajenos a su doctrina y extender sus territorios para implantar el califato del Islam. Las imágenes de los miles de mujeres y hombres, entre ellos ancianos y niños, entre el polvo y bajo el candente sol en su penoso éxodo surcan los espacios de las redes de Internet.
Ante ese drama humanitario que se vive en Iraq, autoridades religiosas con el jefe del Estado Vaticano a la cabeza, han pedido a la comunidad internacional asistencia solidaria y ayuda política para proteger a las minorías religiosas, entre ellas a los cristianos... Los líderes religiosos reunidos en Paquistán en la celebración del encuentro dedicado a la terrible situación de las minorías de aquella región han recordado que los cristianos están en Iraq desde el primer siglo después de Cristo y que los apóstoles Tomás y Tadeo predicaron la fe de Cristo, por lo que tienen derecho de habitar esa tierra en la que han permanecido durante tantos siglos, como también lo tienen los musulmanes u otras religiones.
El enviado papal y el patriarca de Babilonia se reunieron con autoridades políticas de la región autónoma del Kurdistán para tratar la situación y visitar a los refugiados cristianos, yazidís y de otros grupos que se han instalado en algunas de las provincias de la zona ante el avance de los herederos de Al Qaeda. Los líderes religiosos solicitan con urgencia la intervención internacional con ayudas de primera necesidad, así como el apoyo para garantizar la seguridad de las poblaciones locales víctimas de la violencia del Estado Islámico.
Como una catástrofe humanitaria que amenaza con convertirse en un verdadero genocidio, ha calificado el patriarca de Bagdad, el éxodo de cristianos y demás minorías de territorio de Mosul y Qaraqosh en las llanuras de Nínive: Más de 100 mil personas dejando sus hogares y sus bienes, huyendo bajo amenaza de muerte de los terroristas del Estado Islámico.
La debilidad del gobierno de Iraq que zozobra entre divisiones de sus principales grupos étnicos y políticos, no ha permitido contrarrestar el avance y la ocupación de algunas de sus ciudades por los milicianos del Estado Islámico que amenazan a gobiernos de otros países de la zona con atacar y ocupar sus territorios. Por ende, Iraq tampoco parece ser capaz de garantizar la integridad de los miles de perseguidos, que de acuerdo con la información del Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, huyen desde las montañas de Senyar hacia las regiones autónomas Kurdas y hacia Siria.
El socorro internacional se hace indispensable y urgente en favor de esos miles de desplazados que transitan en busca de un lugar seguro, sin apenas alimentos y agua en los largos trayectos de su caminar hacia algún poblado donde puedan permanecer para salvaguardarse de la violencia y muerte perpetrados por el grupo radical.
Este drama humanitario solamente puede ser aliviado con la intervención de la comunidad internacional, con la participación inmediata y decidida de los países que integran la ONU, especialmente de aquellos que tienen capacidad decisoria para frenar el genocidio que pretende el bárbaro Estado Islámico.
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