
A partir del nuevo aumento autorizado, 11.4 por ciento del salario mínimo vigente en Michoacán es lo que representa el pasaje del transporte público. Este incremento se ha justificado a través de un supuesto estudio que asegura que la decisión buscará no afectar a los grupos vulnerables. Humor negro involuntario cuando toda la población es la que se encuentra vulnerable.
En México, el 13.4 por ciento de los trabajadores percibe un salario mínimo, ellos y sus familias no podrían, con ese ingreso, hacer diez viajes de transporte público en un día, eso suponiendo que no coman ni hagan gastos en cualquier otra cosa.
En Michoacán, el ingreso promedio de los trabajadores es de cinco mil 333 pesos mensuales, bajo a nivel nacional pero mucho mejor que el mínimo al promediar 178 pesos diarios, los cuales difícilmente alcanzan para cubrir todas las necesidades, a veces incluso alimenticias, ya ni hablar de cumplir con otras obligaciones, como pagos de colegiaturas y mensualidades de casas y carros.
Suponiendo que un trabajador con ese salario promedio tuviese que pagar los transportes de dos hijos y tal vez de su cónyuge, seis pasajes en total, en un día habría desembolsado 42 pesos sólo en transporte, que de cualquier forma representan una cuarta parte de sus ingresos (24 por ciento).
Estos ejemplos no son más que números, tal vez no digan mucho a quienes no sufren estos problemas, pero son una realidad del grueso de las familias que cada vez encuentran más problemas para sobrevivir y, de paso, tratar de construir un patrimonio, pues hay que tomar en cuenta que cada vez menos cuentan con seguridad social y con la posibilidad de una pensión al llegar al final de su vida laboral.
El libre mercado
No somos hermanas de la caridad, dijo en algún momento uno de los principales acaparadores de concesiones de transporte público de la ciudad de Morelia, al asegurar que ellos como empresarios del transporte no debían cargar con el costo de los aumentos de los combustibles, por lo que, quienes no tuvieran para pagar el aumento, debían caminar.
Es interesante que este hombre apele a la lógica del mercado para explicar cómo deben comportarse los usuarios, ya que los empresarios del transporte se alejan mucho de lo que el libre mercado dictaría, pues seguro la primera recomendación sería que se libere el mercado de la oferta de transporte.
En ese caso, cualquier persona con un vehículo y comprobando las mínimas destrezas necesarias para conducirlo con responsabilidad (algo que de momento no se cumple mucho), tendría plena libertad para empezar a dar el servicio.
La competencia supuestamente haría que bajen los precios y mejore el servicio. La realidad mexicana nos ha mostrado que eso no ha pasado en ninguna privatización, a la vez que, como ya sucede en los taxis, la falta de regulación generaría un desorden total. Pero las soluciones existen, de entrada deben pasar por la acción de la sociedad organizada capaz de exigir al Estado su actuación eficaz en su favor.
Pero hasta el momento, el Estado se ha reservado de mantener los aumentos en los precios de los combustibles sin tocar el costo de los precios de los salarios, o por lo menos estos no suben con la misma intensidad, menos aún con la misma periodicidad.
Si bien los subsidios a los combustibles beneficiaban más a quienes consumían más, ya fuese por el uso de grandes automóviles o de varias unidades, el tratar a todos los consumidores con la misma medida, más que estupidez, es un verdadero atentado a la supervivencia del grueso de la población.
La construcción de una nueva hegemonía
La malograda descentralización educativa
La crisis de la UMSNH y la sociedad michoacana
La raíz del problema de la basura
Nuevos brotes de violencia y elecciones
El mercado estadounidense del acero
¿Discusión o sensacionalismo político?
El conocimiento y las decisiones
Los candidatos presidenciales, escaparate
La cruzada contra el asistencialismo
La cultura política de súbdito en Michoacán
¿Qué cambios se pueden esperar en las elecciones?
2018: amenazas, incertidumbres y opciones
El sexenio de la educación pública
Avanza la percepción de inseguridad
Un siglo de la Revolución Rusa
De ciudadanos e independientes
Vulnerabilidad antes los desastres
La posible cancelación del TLCAN
Deforestación y producción comunitaria sustentable
Reviviendo a los tiranos de ayer
Precariedad laboral: informalidad y subempleo
Las posturas frente a Venezuela
Los normalistas, la educación pública y México
El EZLN frente a la izquierda electoral
El riesgoso oficio de informar
Remesas y riesgos a largo palzos
Muerte y olvido para los pueblos originarios
La crisis de la educación superior
Los riesgos de la renegociación del TLCAN
Los retos de la información en las próximas elecciones
La derecha mexicana frente a Trump
Presentan nuevas herramientas para la conservación de la mariposa monarca
El alto precio de las gasolinas mexicanas
El valor de las remesas familiares
¿Para qué servirán los papeles de Panamá?
Contaminación y ¿sobre?-población
La crisis y el fin de una época
Ni petróleo, ni educación, ni empleo
Los candidatos radicales de Estados Unidos
La COP21 y los nuevos negocios
Los beneficios de la migración michoacana
El Nobel 2015, pobreza y consumo
Las deudas del gobierno estatal
Sin acceso a la alimentación básica, 25 por ciento de los michoacanos
¿Es necesario dejar de crecer?
¿Es conveniente comprar dólares?
La fuga de El Chapo, entre la ineptitud y la complicidad
Michoacán, con crecimiento pero aún en el fondo
¿Y después de las elecciones qué viene?
La panacea de los corredores industriales en Michoacán
El problema del narco sigue avanzando
El costo de la democracia en 2015
La supuesta disminución de la inseguridad
Los medios electrónicos y sus límites
Recortes, aviones y fiestas millonarias
El sueño mexicano: comprar suficiente comida
Los recortes como medida anticrisis
Los crecientes costos de la inseguridad
El trato diferenciado de la ley
La desigualdad y su cuestionable legitimidad
La impunidad de agredir a normalistas
Licitaciones gubernamentales y pequeñas empresas
Michoacanos, más pobres en un 15.5% en nueve años
Mayor capacitación, mayor desempleo
Salarios mínimos, demagogia y mezquindad
El trato diferenciado de la ley
Las actividades prioritarias en México
Las incongruencias del gobierno frente a Mireles
Crisis, buenos deseos y obligados a consumir
Los problemas económicos y su impacto en la imagen
El escaso crecimiento mexicano
Ruralidad y marginación en Michoacán
Indiferencia hacia los partidos
Muchas remesas, pocos beneficios
La clase media mexicana 2000-2010
La familia, los amigos y la informalidad económica
Elevada inflación y magro crecimiento
Los ricos Forbes y sus pobres pobres
La incredulidad del público mexicano
Los aportes de Michoacán al PIB nacional en 2012
La amenaza de los no legales y los legales
20 años y todo parece empeorar
Michoacán: informalidad y empresas pequeñitas
Un remedio fatal para la economía
De tasas de interés y otras calamidades económicas
La economía sin crimen organizado
165 mil millones de razones para resguardar el puerto
El gasto de los hogares mexicanos
Las pérdidas millonarias de no ir al Mundial
Las pérdidas millonarias de no ir al Mundial
De centralismos y huelgas de hambre
Escaso crédito bancario para la producción
La libertad de elegir una Afore
La libertad de elegir una Afore
Más reformas, más precarización
Entre opiniones informadas y promesas infundadas
Un perfil del consumidor de drogas en México
Crédito, un salvavidas de plomo
53 millones de necesitados... ¿de empleo?
Menor crecimiento, más posibles votos
Transporte público y libre mercado