
La negligencia gubernamental, la corrupción política nacional, el poder económico de una clase que ha sido empoderada precisamente por la descomunal descomposición política y económica de quienes han desgobernado en el país, es ya muy grave, lo que afecta –y me atrevo a asegurarlo– a más de las tres cuartas partes de la población nacional.

(Foto: Cambio de Michoacán)
Ocasionado por caprichos o desvaríos gubernamentales o bien por el deseo infinito de acumular más y mayores fortunas, poco a poco se ha degradado a quienes en uso del poder político se han aprovechado de esas altas posiciones y hundido a nuestro país, mismo que actualmente –aun cuando sea negado insistentemente por las autoridades– está en bancarrota. La enorme deuda contraída internacionalmente más la fuga de cerca de 50 mil millones de dólares, afecta terriblemente a la clase de siempre, pues la carestía se incrementa mientras el salario se enjuta; es decir, se va reduciendo hasta alcanzar prácticamente la nada.
Pero los neoliberales gobernantes en conjunción con los pseudo dirigentes de los cinco o seis partidos políticos (el lector fácilmente puede identificar de entre los seis quiénes son los tres principales cochinitos) que han acompañado en esta desventurada acción al titular del Poder Ejecutivo, ya sea por su inocencia, infantilismo político (es decir, porque los chamaquearon) o porque recibieron una posible mochada, han acompañado al titular del Poder Ejecutivo en el camino que sólo llega al desprestigio de quien o quienes le autorizaran un endeudamiento más allá de la capacidad de pago, y que ha puesto al país en una delicada situación, demostrando así la superficialidad y el desconocimiento con la que se gobierna.
Ciertamente que los problemas del país se han agravado debido a la inocencia de “los tres cochinitos” que le autorizaron al titular del Poder Ejecutivo sus reformas energéticas que están terminando con la cuasi desaparición de la empresa más importante que el país haya tenido: Petróleos Mexicanos, empresa que de seguir la ruta elaborada, terminará en manos privadas, como sucedió con Teléfonos de México, como la industria petroquímica, cañera, etcétera.
La actitud amoral de los personajes político empresariales ha provocado no solamente una pobreza inmensa y generado la enorme deuda, sino que su conducta, amoral totalmente, ha llevado a que varios representantes del Poder Ejecutivo pidan perdón por los daños causados, precisamente por sus nimiedades, falta de preparación o estupideces gubernamentales, pero también por su voraz necesidad de enriquecerse a costa de los recursos de todos los mexicanos.
Presidentes mexicanos han derramado sus saladas y gruesas lágrimas y pedido el perdón a los mexicanos por los errores presidenciales cometidos; otros, por su liviandades pueriles. Ha habido titulares que ordenaron el asesinato a mansalva de estudiantes y no me refiero al asesinato de los 43 jóvenes normalistas, sino a quienes fueron muertos por el Ejército Mexicano siguiendo instrucciones presidenciales, como los de Tlatelolco o los ya no tan recientes desaparecidos de Ayotzinapa, sin que se olvide a los 72 inmigrantes provenientes de Centro y Sudamérica desaparecidos en San Fernando, Tamaulipas, en agosto de 2010.
A lo antes señalado, el propio titular del Poder Ejecutivo recientemente se vio involucrado en problemas cuasi inmobiliarios y frente al Rico McPato, muy limitado y por debajo de ser considerado como medio estadista frente a un truhán y fuerte aspirante a la Presidencia del país más poderoso del orbe. Lamentablemente esta actitud inocente afecta sin duda alguna, no la investidura presidencial, sino a un gobierno débil y torpe.
En fin, se dice que esta “estrategia” fue planeada y considerada por Virreygaray, como una audaz medida política, que impulsaría su imagen como para participar en la contienda que viene. Finalmente al presidente parece que el tiro se le salió por la culata.
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