
(Foto: Cuartoscuro)
En días pasados fui invitado a participar como ponente en el Instituto Tecnológico de Jiquilpan en el marco del VIII Coloquio Internacional Género: Cuidado y Corresponsabilidad, de la Red de Enlaces de Género, Inclusión y Equidad Social, dependiente de la ANUIES, y que dirige la doctora Flor de María Gamboa Solís, recién galardonada con el Premio Eréndira Michoacán, así como la licenciada Martha Patricia Méndez Rocha, del Instituto Tecnológico de Jiquilpan.
Mi disertación trazo sobre tres aspectos, el marco jurídico de los derechos humanos orientados al género, las cuestiones biopsicosociales y la que hoy se construye en Michoacán en materia de fortalecimiento del género.
Precise la importancia de reconocer que pese al corpus jurídico en distintos niveles gubernamentales e internacionales, la existencia de estructuras operativas igualmente en distintos órdenes de gobierno y el diseño de política pública de género, se continúan teniendo graves problemas con la violencia de género, con el asunto de trabajo y familia para las mujeres; para hombres que requieren de continuar demostrando su masculinidad, así como la diferencia entre las funciones del hombres de protección y de proveedor que le asigna el patriarcado en detrimento de las funciones sociales asignadas de la mujer de maternidad y de cuidado, pero no nada más esto, sino también otros asuntos como la pobreza, o desigualdad social en que viven y desde luego el modelo de violencia feminicida.
Por lo que se refiere a los derechos humanos, expresé el cúmulo del corpus jurídico de normas internacionales, interamericanas y desde luego nacionales sobre el asunto de género.
Hable sobre la Declaración Universal de los Derechos Humanos, así como la Declaración Interamericana y la Convención Interamericana de los Derechos Humanos; también de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer “Convención de Belem do Para”, así como la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, además el Protocolo facultativo de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer.
Expresé, igualmente las instituciones, el Instituto Nacional de la Mujer, la Secretaria de Igualdad Sustantiva, las Instancias de la Mujer, la Onumujeres, así como las políticas públicas que se han generado a favor de las mujeres.
Por otro lado, explique las cuestiones dicotómicas establecidas en el modelo biopsicosocial (sexo, género, sexualidad) que generan invisibilidad a amplios sectores sociales y que hoy hacerlo (mantener el mecanismo de opresión de invisibilidad, estigma, violencia, discriminación y muerte feminicida o crimen de odio) plantea ya una violación a los derechos humanos de conformidad con las reformas constitucionales de 2011 en materia de Derechos Humanos.
Por otro lado explique la importancia de centrar el debate y la discusión de las nuevas masculinidades a partir de reconocer la urgente importancia de compartir entre los hombres y las mujeres las acciones de cuidado que han sido asumidas de manera exclusiva por las mujeres, pero que en ellas los hombres podríamos hacer mucho en favor de la familia, de las esposas o los hijos e hijas.
Comente que, en el marco de lo que expresa la antropóloga Marta Lamas, el hecho de que mujeres y hombres sean diferentes anatómicamente los induce a creer que sus valores, cualidades intelectuales, aptitudes y actitudes también lo son, situación que se refuerza por las cuestiones simbólicas (definidas por Bourdieu). De esta manera, las sociedades determinan las actividades de las mujeres y los hombres basadas en los estereotipos, estableciendo así una división sexual del trabajo y de las responsabilidades dentro de las familias, la que generalmente está definida para las mujeres y en ellas aquellas denominadas de “cuidado”.
Plantee que la importancia de trabajar para hacer posible que los hombres compartan las tareas de cuidado, las mujeres podrían gozar de mayores libertades y autonomía para estudiar, para trabajar, para decidir en los congresos o en los municipios, para estar presentes en el ejército o simplemente con la posibilidad de dar misa, incluso.
Ahora, considero que tendremos que trabajar para ello desde la academia pero también desde la sociedad civil para que los hombres se igualen a las mujeres respecto de una obligación humana que es fundamental dentro de la familia, el trabajo de cuidado de los seres humanos (la mujer los engendra y los pare) los niños o niñas, los adolescentes, también los adultos mayores, los enfermos y aquellas personas con discapacidad
Han sido las mujeres quienes cuidan a las personas, toda vez que el orden patriarcal ve en lo femenino dicha labor, desafortunadamente, precise, la identidad de las mujeres se construye psíquicamente como responsables de las tareas de cuidado. En este sentido me manifesté que la ausencia de modelos más compartidos de cuidado entre el hombre y la mujer dentro del hogar para el cuidado no es sólo un obstáculo para que las mujeres se sumen al mercado laboral, sino también desafortunadamente es un obstáculo para la creación de una ciudadanía plena.
Así, la propuesta es y será que las labores de cuidado se vuelvan neutras, no son solo de la mujer o deben ser solo de los hombres, ambos deben de tomar las responsabilidades para un proyecto de vida, por lo que parafraseando a Marta Lamas precise que se requiere de igualar a los hombres de tal forma que tengan las mismas obligaciones de cuidado que ya tienen las mujeres.
Por otro lado, expresé que si bien pudiéramos caminar por este tramo de la igualación entre hombres y mujeres para los trabajos de cuidado, es fundamental también por la vía de la creación y desarrollo de la conciencia social.
De esta manera no podemos pensar más que como dice el propio nombre del VIII Coloquio Internacional, “cuidado y corresponsabilidad”, ahí, hoy estriba entre otras causas, la posibilidad real de hacer que los hombres igualen a las mujeres.
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