El lunes y martes pasados en Mexicali sufrieron de temperaturas extremadamente altas que oscilaban de entre 48 y 50 grados. Las autoridades hicieron un llamado a la ciudadanía para mantenerse hidratados, tomar dos litros de agua al día, sobre todo cuidar a los niños y personas de la tercera edad. Prevenir la deshidratación tratando de no subirse a los autos de inmediato, sobre todo si han estado expuestos al sol, sino dejarlos “ventilar”, así como no salir de las casas en las horas de mayor calor.

(Foto: Cuartoscuro)
Los habitantes de Morelia también padecemos temperaturas más altas que de costumbre y sufrimos de falta de lluvia.
El martes pasado, platicando con habitantes de Angangueo, en la Sierra Oriente de nuestro estado, comentaban de las altas temperaturas que se han sentido en esa región que antes era fresca, con abundancia de agua y bosques tupidos. Hoy la sequía y los suelos áridos son la constante.
Para evitar lo que está sucediendo hemos de plantar árboles, son ellos los únicos que nos han de ayudar a revertir un poco el cambio climático, resultado de la enorme contaminación y deforestación.
A lo que sucede, la ciudadanía espera respuestas y acciones efectivas; sin embargo, no las hay.
La tala inmoderada continúa, los ayuntamientos siguen permitiendo que se conecten desagües a los ríos, que se construyen vialidades que no permiten la filtración adecuada de agua, se da prioridad a inmobiliarias voraces en lugar de preservar las áreas verdes y/o arboladas.
Mientras tanto, los asesinatos y desapariciones de periodistas y activistas sociales continúan impunes.
El lunes pasado se hizo público lo que desde hace mucho se sabía: los ciudadanos somos espiados. El gobierno de México adquirió un programa malware que el gobierno israelí utiliza para espiar a terroristas y delincuentes. La Sedena el Cisen, y la PGR lo utilizan para espiar a periodistas y activistas, que no son otra cosa que ciudadanos trabajando por un mejor país.
Cuando leí la noticia pensé que el espionaje ha existido desde hace muchos años, los teléfonos intervenidos, los espías, etcétera, no son cuestión de novelas, sino de la vida real.
Sin embargo, el que se dé a conocer la vulnerabilidad en la que vivimos, de que pueden saber incluso lo que hacemos dentro de nuestras casas, genera no sólo sentimientos de vulnerabilidad, sino miedo. Y a quien tiene miedo se le puede manejar, controlar. Qué grave es que el gobierno de México esté haciendo esto.
El miedo ha sido utilizado por los peores gobiernos de la humanidad. Ante esta situación la solución es vencer el miedo.
Es preocupante e indignante que tácticas que se creían superadas, que habían sido clasificadas de atentar contra los derechos humanos, se utilicen en nuestro país.
El espionaje en nuestro país fue muy utilizado en las décadas de los 60, 70 y 80, practicado sobre todo por la desaparecida Dirección Federal de Seguridad hacia los políticos y/o conciencias contrarias al régimen.
Desaparecieron la Dirección Federal de Seguridad pero no las funciones que ésta ejercía, las cuales más bien se ampliaron a diversas instancias. Grave es que el jefe del Ejecutivo sea señalado como el mayor promotor del espionaje.
La actividad de espionaje ejercida por el gobierno de Enrique Peña Nieto contra periodistas y activistas ha sido denunciada en primera plana por The New York Times.
Un informe documenta 88 intentos de “infección” del malware Pegasus a móviles de periodistas y defensores de derechos humanos.
El pasado jueves 15 del presente Peña Nieto manifestó ante a empresarios de medios de comunicación y periodistas que su gobierno está comprometido para “generar las mejores condiciones para el ejercicio libre de su profesión”.
Ese mismo día, Carlos Loret de Mola denunció junto con otros comunicadores y defensores de derechos humanos: “El espionaje abre la puerta para que lleguen más lejos: la intimidación, el acoso, la censura, los despidos, las golpizas, los asesinatos... Es claro que quieren que sepan que nos están espiando, que somos vulnerables, que ellos saben de nuestros hijos, nuestras vidas privadas y laborales".
Carlos Loret denunció que recibió siete mensajes en su teléfono en las mismas fechas en las que realizaba una investigación de la matanza de Tanhuato, Michoacán. Ustedes recordarán, respetables lectores, el enfrentamiento que hubo en mayo de 2015 entre policías y narcotraficantes que dejó 42 supuestos criminales muertos.
Las denuncias sobre espionaje abonan sin duda alguna al clima de violencia que existe en nuestro país contra los periodistas. Al respecto Carmen Aristegui comentó: “Es inaceptable que espíen periodistas y que hayan asesinado a Javier Valdez y Miroslava Breach. No sabemos si ellos fueron espiados, pero tenemos derecho a pensarlo”.
Aristegui denunció que ella y su hijo han sido víctimas del espionaje. Declaró: “El gobierno mexicano espía a sus críticos. Utiliza el dinero de todos nosotros para cometer este tipo de ilícitos.”
Por su parte, el gobierno de México respondió a The New York Times con un comunicado enviado por Daniel Millán, responsable de medios internacionales de la Presidencia: "No hay prueba alguna de que las agencias del gobierno mexicano sean responsables del supuesto espionaje (…) Condenamos cualquier intento de vulnerar el derecho a la privacidad de cualquier persona".
Los denunciantes comentan han encontrado un patrón: “No es una vigilancia aleatoria, es un hostigamiento sistemático hacia actores incómodos para el gobierno”. Así lo aseguró Ana Ruelas, presidenta de Artículo 19, organización que vela por la libertad de expresión.
La infección con Pegasus no tiene vuelta atrás. “Es prácticamente imposible deshacerse de él”, declaró este lunes John-Scott Railton, investigador de Citizen Lab, un laboratorio de la Universidad de Toronto que investiga temas de tecnologías de la comunicación y seguridad digital. “El teléfono se convierte en un espía en tu bolsillo. Tienen acceso a tus correros, mensajes, aplicaciones, a tu localización y a las cámaras de tus dispositivos”. Terrible, ¿verdad?
Lo realmente espeluznante es el darse cuenta de que lo que no quieren es a la gente pensante, no quieren a ciudadanos que trabajan por un mejor país.
Desean ciudadanos obedientes, que no cuestionen, que no piensen, que no investiguen, que no reclamen si cortan árboles, que no reclamen si venden y/o saquean el país.
Tenemos todos que dejar a un lado la indiferencia, el egoísmo y el miedo. Tenemos todos que trabajar por un mejor país.
vazquezpallares@gmail.com
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