
Cuando se escucha la palabra “podredumbre” los sentidos dan cuenta de inmediato de la descomposición. En repetidas ocasiones nos hemos enfermado del estómago cuando el gusto, la vista, el olfato, el tacto, el oído y el sentido común han sido incapaces de percibir la putrefacción.
En nuestros órganos de gobierno, sean el federal, estatales, municipales, universidades, sindicatos y cualquier estructura piramidal de control, la podredumbre está presente. Quizá existan algunas excepciones; dicho esto, le seguimos.

(Foto: ACG)
Gobierno federal
Aquí sería ocioso mencionar la cantidad de elementos que nos indican la inmundicia en el actual y pasados gobiernos, bastaría mirar los deshechos que han dejado por su codicia insaciable: pobreza, inequidad, violencia, impunidad, injusticia, 30 mil desaparecidos, asesinatos. Ejemplos: Casa Blanca, Soriana-Monex, protección a directores y líderes sindicales de CFE, Pemex, encubrimiento de gobernadores y sus mandos. Imposible seguir adelante, el estómago no aguanta la fetidez.
Gobiernos estatales y municipales
Los ¿ingenuos? electores se han ¿equivocado? una y otra vez sin que aún lleguen al hartazgo, al cansancio. Muchos seguirán el mismo camino hasta que la muerte los alcance, seguirán esperando la llegada del mesías que gobierne y resuelva sus penurias.
¿En qué estados de la República no se percibe la podredumbre que existe en el poder? La obra pública es el mejor negocio, siempre va acompañada con miles de imágenes de los gobernantes en turno rodeados con gente comprada con dádivas. Los “ingenuos” no reparan en pensar que los dineros para realizar la obra que se presume salieron de sus bolsillos y los de los millones de migrantes que trabajan en el extranjero.
Los resultados siguen siendo los mismos: el desempleo, los empleos precarios, la pobreza, la inseguridad y la impunidad siguen campeando en nuestro país.
Aquí, en el centro del conocimiento y del saber más grande del estado, donde la gente presupone que se encuentra la flor y nata de la intelectualidad, del trabajo científico, de la investigación, resulta que la indiferencia y el miedo se han adueñado de su capital humano. Ni en defensa propia actuamos.
Rectorados y consejos universitarios van y vienen y las cosas empeoran. Habrá respingos de muchos que se sientan aludidos, que sientan que no les viene el saco; si es así, pues no se lo pongan. Dirán que la producción de los “papers” nos acreditan como cuna del saber, que nuestra Universidad Michoacana ocupa un honroso décimo lugar dentro de la universidades, que la mayoría de sus programas de licenciatura y postgrado están acreditados y muchos factores y cualidades, pero en nada, o casi nada, impactan en mejorar las condiciones de vida de quienes por medio de sus impuestos pagan nuestros salarios y los gastos de la Universidad. ¿Acreditados por la sociedad?
Por otro lado, la multicitada transparencia y la democracia no aparecen por ningún lado. La transparencia de que habla el Consejo Universitario y su presidente ha sido multirreprobada por los órganos de fiscalización del Congreso y del estado y por la comunidad universitaria.
Buscando la transparencia, hace dos meses solicité al Sistema Integral de Información Administrativa de la Michoacana información referente a la matrícula de ingreso de los últimos diez años en el bachillerato, facultades, postgrado e institutos. A la fecha no he tenido respuesta. Quizá deba tomar asiento y esperar a que en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo las cosas cambien solitas, porque la comunidad al parecer está adormecida o temerosa.
La intención de la petición es múltiple: saber si es verdad que se ha aumentado la matrícula en la UM, poder inferir el número de rechazados-aceptados y en qué programas creció o decreció, si creció la matrícula en proporción con el aumento poblacional, determinar el presupuesto por estudiante. Más parámetros están implicados.
Recordemos que el año anterior, el conflicto estudiantil dejó 66 días sin clases y millones de pesos tirados a la basura (al menos 500 mil pesos por día), sin que se haya aclarado la matrícula histórica por dependencia. ¿Transparencia?
La democracia es otro de los batidillos malolientes en el Consejo Universitario.
Los consejeros universitarios, directores, profesores y estudiantes representantes de cada una de las dependencias han faltado al honor que antecede al nombre (Honorable Consejo Universitario) al tomar en sus manos asuntos que competen a todos los trabajadores, y sin consultarnos, han tomado decisiones trascendentales. Por fortuna existen las muy “H” excepciones.
En el asunto de las pensiones y jubilaciones, el Consejo Universitario lo tomó en sus manos, de ellos salió la propuesta como resultado de los foros organizados por la autoridad. La autoridad dijo que entregaría su propuesta a la comunidad antes del periodo vacacional que inició hace un mes. No cumplió con su promesa, nos mintió.
Los representantes ante el Consejo jamás consultaron con sus representados, aun así entregaron una propuesta; las comisiones redactoras del documento dicen que la propuesta la entregaron al rector el 13 de julio pasado y hoy es fecha en la que formalmente no se nos ha entregado a los estudiantes, trabajadores académicos y administrativos para nuestro conocimiento y discusión.
Preguntas al rector y al Consejo Universitario: ¿La propuesta sobre jubilaciones y pensiones salió de asamblea con sus representados?, ¿respetaron a la dale que dale democracia? ¡No! Suplantaron a sus representados. Repetimos: hay “H” excepciones.
Lo injustificable
Se aduce que la situación financiera de la UM es complicada y por ello se requiere una “reingeniería”, pero para hacer la mentada acción se requiere que haya transparencia, sin ella el diagnóstico será erróneo.
En días pasados me invitaron a ser sinodal de un trabajo de titulación por experiencia profesional. En él se describe el éxito de una empresa que se dedica a optimizar ganancias; el sustentante, uno de nuestros egresados, conforma parte de ella.
Nuestro egresado decía que si no había datos fiables de la operación de la empresa, el estudio sería un fracaso. Los datos provienen de psicólogos, economistas, sociólogos y otras profesiones, además de encuestas con los trabajadores.
De aquí se infiere que mientras no haya información expedita y confiable de la UM, las decisiones que se tomen serán un fracaso.
En resumen, la de-mo-cra-cia y la trans-pa-ren-cia (octasílabo imprescindible) no aparece en la Universidad Michoacana por ningún lado.
¿La comunidad universitaria seguirá impávida y sin señales de vida?
Huele a pantano, huele a gas
El metanotiol es un compuesto que se añade al gas para que las personas se den cuenta de que hay una fuga. Al entrar a cualquier oficina de gobierno, el olfato detecta, muy a pesar de los perfumes, ese olor a descomposición.
La Federación, el estado y, por ende, la Universidad Michoacana, se encuentran en aprietos económicos, sea por los malos manejos, los dineros que no aparecen (“Silvano: Sin aparecer, 100 millones de pesos para hospital en LC”), la ineficacia, las medidas y gastos unipersonales, la falta de transparencia, la antidemocracia, en fin, de las múltiples virtudes del poder político, que nos tiene subsumidos en una terrible desgracia.
Pero... para las próximas elecciones y los partidos políticos se tirarán en volantes, carteles, televisión, radio, mítines, acarreos... la friolera de casi siete mil millones de pesos. Dos años el presupuesto para la Universidad Michoacana.
Al PRI, mil 689.5 millones de pesos; el PAN, mil 281.1 millones; PRD, 773.5 millones; Morena, 649.2 millones de pesos; PT, 376.7 millones. Los tres aliados del tricolor: PVEM, 578.2 millones de pesos; Nueva Alianza del SNTE, 419.1 millones, y Encuentro Social, 398.3 millones.
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