En estos tiempos de la globalización, el libre comercio y la caída del Muro de Berlín, así como el final de la historia, es necesario decir que los movimientos y partidos socialistas están en crisis; sin embargo, esta entrega está dedicada a un acontecimiento histórico, la Revolución de Octubre dirigida por Lenin y Trotsky, integrantes del Partido Socialdemócrata –mejor conocido como Bolchevique– ruso.
El 24 de octubre se conmemora el primer centenario de dicho acontecimiento histórico que cambió el rumbo de la humanidad cuando los obreros, campesinos y soldados constituidos en soviets, que en el idioma ruso significa consejos, tomaron el poder.

(Foto: Especial)
La toma del poder de los soviets derrotó el gobierno democrático burgués de Kerensky, primer ministro después de la Revolución rusa de febrero de 1917 que a su vez derrocó al régimen monárquico del zar Nicolás II.
La Revolución de Febrero, como se le conoce, tuvo el propósito, como ya se mencionó, de derrocar al régimen zarista y llevar a cabo una revolución de carácter democrático burgués donde el pueblo ruso conquistó libertades democráticas y políticas.
Esta revolución tuvo como antecedente la Primera Guerra Mundial, donde participó Rusia con un ejército mal armado que sufrió varias derrotas importantes.
Pero hay que volver al sentido de la Revolución de Febrero, donde por primera vez participó de manera dirigente la clase obrera y las masas populares urbanas de manera insurreccional bajo la dirección política de partidos que colaboraban con el antiguo régimen y la burguesía. La misma no logra derrotar a las fuerzas armadas, sólo producen una crisis al interior de ellas.
La tarea histórica de esta revolución era derrocar al zar y establecer un régimen democrático burgués, pero para Lenin y Trotsky esta revolución es parte de la revolución socialista internacional para transformar la guerra imperialista en una guerra civil encabezada por la clase obrera.
El poder del zar representaba los intereses no sólo de los terratenientes, sino también de la propia burguesía que tenía un acuerdo con la monarquía.
La clase obrera y los campesinos pobres fueron el sujeto histórico que encabezó el derrocamiento del régimen zarista con el apoyo de los soldados.
Los terratenientes y la burguesía, al caer el zar, se convirtieron en los enemigos principales de los obreros campesinos pobres y soldados.
La Revolución de Febrero puso en el orden del día la tarea de la revolución socialista como algo estratégico para la clase obrera tanto en el plano internacional como nacional, el proceso revolucionario no se detenía en las fronteras porque seguía exigiendo un poder burgués dominante al nivel internacional.
Una limitación de la Revolución de Febrero es que la clase obrera y los campesinos no eran consientes del contenido socialista de la misma, y que no era necesaria otra revolución en ese momento, el movimiento revolucionario estaba dirigido por partidos reformistas que defendían el régimen político burgués y formaban partes de un gobierno con la burguesía rusa para conservar el orden capitalista.
Hay que señalar que Rusia, a pesar de ser un país atrasado, desarrolló un capitalismo de carácter industrial y el nacimiento de una poderosa clase obrera que construyó sus propias organizaciones independientes como fueron los soviets y con ello un poder paralelo o dual al burgués.
Pero a mediados de julio de 1917 hubo un intento de golpe de Estado por parte del general Kornilov, que tuvo el propósito de aplastar a sangre y fuego a la clase obrera y su revolución que había iniciado en febrero de ese año; sin embargo, la movilización, organización y armamento de soviets terminaron derrotando el intento del golpe de Estado y con ello a la contrarrevolución.
El proceso revolucionario continuó desarrollándose hasta que el 24 de octubre de 1917, previa preparación del Partido Bolchevique dirigido por Lenin y Trotsky, previa preparación de la insurrección que consistió en la organización y propaganda, ganaron la mayoría de los soviets y en la noche lanzaron la consigna “¡todo el poder a los soviets!”, asaltando el Palacio de Invierno y con ello por primera vez en la historia de las revoluciones sociales y políticas la clase obrera tomó el poder político.
Para Trotsky esta revolución fue resultado de la experiencia de las revoluciones tanto francesa de 1789, la alemana en 1848 –donde la clase obrera fue dirigente por primera vez en la historia– y la Revolución rusa tanto de 1905 y la propia de febrero de 1917.
De esta manera se consumó la toma del poder por primera vez de la clase obrera, que a 100 años todavía es un referente de las luchas del proletariado mundial y el siguiente año de 1918 se llevó a cabo la revolución económica donde los soviets dirigidos por el Partido Bolchevique, dirigido por Lenin y Trotsky, expropiaron los medios de producción –industrias, bancos y nacionalizaron la tierra entre otras medidas sin pago alguno– a la burguesía.
De esta manera se conmemora el primer triunfo revolucionario del proletariado internacional que conmovió al mundo. La Revolución de Octubre de 1917.
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