En todas las ciudades del mundo la vida cotidiana se goza o se sufre según la calidad de los servicios públicos, no voy a entrar a discutir el significado de la calidad, simplemente resumo en una palabra su cumplimiento o incumplimiento, su existencia o inexistencia, su éxito o su tragedia. Los servicios públicos están en manos de los ayuntamientos, del grado de organización que se tenga para prestar el servicio de que se trate, de la visión del presidente municipal, en este caso los funcionarios públicos encargados de su administración y, ¡claro!, del dinero disponible para ello y del uso eficiente de ese recurso, que finalmente es el meollo del asunto.
Aquí en México, el artículo 115 constitucional señala en su fracción tercera que los municipios tendrán a su cargo las funciones y servicios siguientes: a) agua potable, drenaje, alcantarillado, tratamiento y disposición de sus aguas residuales; b) alumbrado público, c) limpieza, recolección, traslado, tratamiento y disposición final de residuos; d) mercados y centrales de abasto, e) panteones, f) rastro, g) calles, parques y jardines y su equipamiento; h) seguridad pública en los términos del artículo 21 de esta Constitución, Policía Preventiva y Tránsito Municipal.

(Foto: TAVO)
En relación con el agua potable, drenaje, alcantarillado, tratamiento y disposición de sus aguas residuales, existe toda una gama de alternativas de organizaciones para prestar el servicio, así como diversos cobros para ello, según su abundancia o escasez, en Morelia existe un organismo público descentralizado del municipio que lo administra, como es descentralizado y el municipio lo tolera, se formó un sindicato y el director en turno acordó con ellos, en ocasiones al margen de la Junta de Gobierno, las prestaciones habidas y por haber que tienen hoy al dichoso Organismo Operador de Agua Potable al borde de la ruina, eso sí, para tapar una fuga como el juego de la mano, el meñique se encontró un huevo, el anular lo puso a cocer, el medio lo descascaró, el índice le puso la sal y el gordo se lo comió, así, unos hacen el pozo, otros cambian el tubo o tapan la fuga, otros lo tapan, otros ponen el cemento del asfalto y ya después, pasado algún tiempo, pasan otros a recoger los escombros. Otros tienen casas de campo en El Vaquerito, allá por el kilómetro 23; el sindicato tiene club deportivo, camiones nuevecitos para viajes de recreo y un equipo de futbol de la Liga Municipal en la nómina. Los morelianos pagamos agua con tarifa diferenciada, no cuesta lo mismo un metro cúbico de agua en la Chapultepec que en El Realito o en la Tierra y Libertad. Adicionalmente se paga el saneamiento en cada recibo, que es otro negocio de una empresa que dice limpiar el agua en la planta de Atapaneo, la cual nadie cuida si funciona o no y si limpia el agua, porque si así fuera no llegaría el agua sucia y pestilente a contaminar los canales de riego de los pueblos de aguas abajo del Río Grande, pero a nadie le interesa, como no les interesa revisar el uso del agua de Cepamisa en La Mintzita, ni cuidar las fuentes primeras de captación en las presas de Umécuaro, Loma Larga y la de Nieves, que está derribada en la tenencia de Santiago Undameo. Los morelianos pagan aunque en ocasiones llegue aire a los medidores.
El alumbrado público lo pagan los morelianos en su recibo de la Comisión Federal de Electricidad. Este no es un procedimiento correcto, pero como es pequeño el cobro, pocos proceden al reclamo legal, lo pagan hasta los lotes baldíos que ni luz tienen, porque se acumula en su cuenta del Predial, finalmente se paga y, ¿sobre qué se paga?, se quiere contratar a una empresa para que cambie los focos, hoy llamados luminarias y administre el servicio por quince años mediante el procedimiento de asociación pública privada (APP). ¡Qué les pasa!, si su gobierno es de tres, no les sirve la experiencia, el triste antecedente, lo que se requiere es organización y eficiencia y como en el agua, suban la tarifa.
La basura es el otro negocio, desde la recolección hasta la disposición final por una empresa que igual que la que limpia el agua, nadie supervisa y que tiene ambos contratos con empresas mediante APP, así como el que quieren para las luminarias, por bastantes años y todos felices. ¿A quién le importa la basura? ¿Y cuantas camionetas destartaladas andarán cobrando la recolección? ¿Y las toneladas de papel, plástico, vidrio, metal que de ahí salen?
Los mercados en Morelia están en manos de los locatarios que no pagan ningún centavo por ocupar sus locales y eso sí, quieren limpieza, agua y luz y que maten la fauna nociva. ¡Este servicio es un desastre! Al grado de que el ingreso es por los sanitarios y no dan boleto por el pago, es decir, es el arca abierta.
La central de abastos es de particulares, el Panteón Municipal de Morelia es uno más de los existentes, hay concesiones no muy claras de lo que debe ser un panteón además, ¿cómo se administra un panteón? Usted compra o alquila el terreno, la perpetuidad tiene vigencia en el tiempo o es para siempre. ¡El pago es anual como si fuera el Predial! ¡Si no paga, le tiran los huesos al deshuesadero! Se requiere orden, sensibilidad y un marco jurídico, claro.
El rastro, ¡ay!, el rastro, pues es particular, propiedad de la Asociación Ganadera. ¿Y tiene concesión? Y si la tiene, ¿dónde está? Aquí también la batalla está perdida al igual que con el último servicio público, el de la seguridad pública.
El artículo 21 constitucional señala que las instituciones de seguridad pública serán de carácter civil y que deberán coordinarse entre sí para cumplir los objetivos de la seguridad pública y conformarán el Sistema Nacional de Seguridad Publica, eso era hasta hace unos días, no conozco la Ley de Seguridad Interior, que de publicarse, cambiará las reglas del juego.
Los Municipios seguirán siendo subordinados de la Federación y el estado, no existe la coordinación, el Mando Único implica subordinación.
Este vuelo de pájaro sobre los servicios públicos de Morelia nos da una idea de nuestro bienestar como ciudadanos, pero también nos da una idea del interés y el desinterés, del interés de la burocracia municipal por el negocio y el desinterés de los morelianos por lo que pasa en el Ayuntamiento.
El próximo domingo se cumplen 2017 años del nacimiento de Jesús en un establo de Belén. Es la Navidad, es un día luminoso en que los sentimientos más bellos están a flor de piel, el amor, la fraternidad, la tolerancia, los recuerdos familiares, las posadas de la infancia, los tiempos idos; me quedo con el nacimiento del niño. El establo en el que vivimos, habrá que cambiarlo, aquí no son ni el buey ni la mula, es la realidad.
Postdata: Amigos míos, estimados lectores, ¡feliz Navidad!
Desarrollo con justicia social
La libertad del llano y la historia mentirosa
A 400 años, recordando a Cervantes