
“Izquierda” es un término usado con frecuencia cuando alguien se refiere a la manera de ver la política o las medidas económicas de un determinado grupo. Pero ¿sabemos qué es exactamente “izquierda” o su contraparte la “derecha”? La popular y no siempre muy exacta Wikipedia nos dice que el concepto de izquierda política es una clasificación sobre las posiciones políticas que agrupa a éstas que tienen como punto central la defensa de la igualdad social, frente a la derecha política que considera las diferencias sociales como algo inevitable, normal o natural. Hasta aquí la cosa parece sencilla, muy elemental, pero en la realidad eso no es asunto fácil.
En la actualidad los términos izquierda y derecha son usados habitualmente por individuos que como loros repiten, sin entender, lo que oyen o leen en algún lado, pero también por aquellos a quienes les agrada la obsolescencia . Su ubicación en el espacio político es en realidad una metáfora, fijada en 1789 en la votación de la Asamblea Constituyente francesa, cuando se acuñó el término “izquierda” en referencia a los representantes de las ideas republicanas, que solían ocupar los asientos ubicados justo al lado izquierdo de la sala. La derecha, por el contrario, era el área que ocupaban los monárquicos.
Esta disposición de los votantes en el espacio físico, posteriormente pasó a metaforizar el republicanismo revolucionario en el siglo XIX en Europa. En la transición del siglo XIX al XX, su uso quedó ligado a los movimientos de carácter socialista y, a partir de marzo de 1919, cuando Lenin organiza la III Internacional, su uso queda ligado con la definición del comunismo.
Pero eso es ya un dato histórico, ya que en la actualidad lo que entendemos por lucha social se ha convertido en una lucha partidista y la lógica electoral es, se acepte o no, una lógica de mercado, donde mediante el voto los ciudadanos eligen de entre diversas opciones posibles. Y en este contexto, siendo absolutamente sinceros ¿a quién representan los políticos sino a sí mismos o, en el mejor de los casos, a los intereses de su grupo o facción?

(Foto: TAVO)
Actualmente decirse de izquierda o de derecha no significa ni garantiza absolutamente nada. Estos términos son cascajo vacío bajo el cual cualquier demagogo puede transitar con engaños.
En todo el mundo y México no es la excepción cuando se hable de la “izquierda” hay que hablar en plural pues con esa denominación existe una variopinta cantidad de prácticas, posiciones, ideas y tradiciones que difícilmente tienen un denominador común.
Hay que recordar que bajo la etiqueta de izquierda solían designarse las posiciones que, hipotéticamente, y recalco lo de hipotéticamente, luchaban por la justicia social, que supuestamente anteponían los principios al pragmatismo, que hacían de la democracia un compromiso y no una coartada. Y ahora que vemos que desde esas “izquierdas” se realizan actos de refinada corrupción, cuando lo que les importa son exclusivamente los resultados inmediatos, cuando vemos que se aceptan a conocidos delincuentes por meras razones electorales, y cuando en nombre de una inexistente ideología de izquierda se mantienen prácticas clientelares que trafican con el interés de las personas, en estos casos resulta evidente que hay una absoluta incongruencia con el concepto.
Cuando nos encontramos con el despropósito de que pretenden ser de izquierda políticos tan alejados de la democracia como Bejarano, López Obrador, Batres, Fernández Noroña, conjuntamente con viejos y nuevos caciques del PRI como Monreal, Godoy, Bartlett, Muñoz Ledo, Ebrard, con prominentes panistas como Germán Martínez y Tatiana Clouthier, conjuntamente con aliados tan impresentables como la CNTE, resulta más que evidente que hay una gran confusión conceptual. Nada que ver estas gentes con las trayectorias y definiciones políticas de los viejos luchadores Valentín Campa, Demetrio Vallejo, Heberto Castillo, Arnoldo Martínez Verdugo o Alejandro Gascón Mercado, entre otros dirigentes de una ya inexistente izquierda.
Buena parte de la izquierda mexicana junto con varios intelectuales de medio pelo se hundieron con gusto en el lodazal del populismo obradorista; es la izquierda fascista, agresiva, intolerante e iletrada que embiste contra todo sin mediar razonamiento alguno.
En el fondo, intolerancia de la supuesta izquierda mexicana es una aceptación tácita del colapso de su ya escaso pensamiento crítico. Si esa izquierda no tiene más argumentos que la mentira, la intolerancia, la cerrazón y la agresión verbal como forma de responder a las ideas de los adversarios, entonces esa izquierda no puede ni debe representar una opción.
El vacío ideológico de esa izquierda ha sido llenado con las fantasías de sus amanuenses, la rabia de sus moneros, los desfiguros de Noroña y el duro pragmatismo de Monreal. Ellos representan a la actual “izquierda” mexicana.
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