
(Foto: TAVO)
Un pueblo, una nación, sin identidad y raíces sanas y profundas no puede tener desarrollo armónico. México es una nación con raíces prehispánicas profundas, las cuales intentaron cortar de tajo los invasores españoles; sin embargo, no lo lograron.
Se logró, sí, que tanto las raíces mexicas como las españolas se injertaran y dieran como resultado lo que hoy somos. Esto gracias al valor de muchos mexicas que contra el poder mantuvieron el conocimiento, los usos y costumbres a pesar de la persecución y la muerte a quien así lo hacía.
La historia de todos, antes de la invasión española, ha sido borrada de los libros de texto. Muchos hechos heroicos e importantes de nuestra historia han sido tirados al olvido.
Según el Códice Mendoza, la fundación de México Tenochtitlán (náhuatl: Meshíhco Tenochtitlan) fue el 18 de julio de 1325, otras fuentes la ubican el 26 de julio, es decir hace 691 años.
Alfonso Caso escribió acerca de la fundación de Tenochtitlan: "Los aztecas arribaron al Lago de la Luna, donde al centro del mismo había una isla cuyo nombre era Meshihco, de Metztli, luna; xictli, ombligo, y co, lugar: El centro del Lago de la Luna."
Fue fundada durante el siglo XIV, se distinguía por su majestuosidad, belleza y perfecta organización. Tenochtitlan se convirtió en una de las mayores ciudades de su época en todo el mundo y fue la cabeza de un poderoso Estado que dominó gran parte de Mesoamérica. El florecimiento de la ciudad se realizó a costa del tributo pagado por los pueblos sometidos a su poder, pero también y sobre todo a la inteligencia de quienes la fundaron, construyeron e hicieron de ella algo nunca visto.
Según la crónica de Bernal Díaz del Castillo, no habían visto cosa igual. Construida en el centro de un bello y majestuoso lago, rodeada por bosques y custodiada por enormes volcanes.
Uno de los principales personajes que concibieron e hicieron de Tenochtitlan una de las ciudades más bellas del mundo fue Netzahualcóyotl, quien llevó a cabo extraordinarios proyectos de construcción y arquitectura en Texcoco y Tenochtitlan. Tenía especial interés por las obras para que todos los habitantes tuvieran agua, la ciudad funcionara a la perfección y estuviera rodeada de jardines y árboles. Edificó presas, acueductos, palacios, templos, monumentos, grandes calzadas y jardines.
Gracias a su visión y conocimiento supo armonizar los requerimientos de los sistemas urbanos con las condiciones naturales del medio ambiente. Entre sus grandes obras realizadas se encuentra el Templo Mayor de Texcoco, que estaba dedicado a Huitzolopochtli y a Tláloc, a cuya terraza superior se ascendía a través de 160 escalones.
Motivado por su amor por la naturaleza, en los bosques de Tezcutzingo y Chapultepec sus lugares preferidos cuidó con esmero y preservó los manantiales y los árboles, condujo el agua por los montes, introdujo el riego, talló estanques y albercas en las formaciones rocosas, plantó flores, propagó variadas especies animales y ordenó la construcción de un zoológico y un jardín botánico. Concibió y dirigió la obra del portentoso acueducto erigido en el Bosque de Chapultepec para abastecer de agua potable a Tenochtitlan.
México Tenochtitlan se fundó en un pequeño islote en medio de un lago, los habitantes establecidos con anterioridad alrededor del lago no habían hecho nada en ese islote, por lo que al llegar los mexicas y pedir establecerse ahí precisamente por cumplir con lo dictado por sus dioses, se los concedieron. Nunca imaginaron quienes les permitieron que se establecieran ahí que construirían no sólo casas y sembradíos sobre el lago, sino el mayor imperio de Mesoamérica.
El dios Huitzilopochtli (“Colibrí izquierdo”) les había señalado el lugar: un lago con un islote donde estuviera una roca y sobre ella un águila posada sobre un nopal, devorando una serpiente. El peregrinar del pueblo nahua-azteca-mexica fue largo, duró generaciones enteras, 165 años. Nunca se dieron por vencidos.
La escena dictada para fundar lo que sería Meshihco: el águila devorando una serpiente posada en un cactus o nopal, es parte y raíz de nuestra identidad como mexicanos.
¿Cómo pretenden borrar un hecho tan esclarecedor de lo que estamos hechos?
Por razones de espacio es imposible narrar toda la historia, sin embargo, con lo narrado es contundente que los mexicas, hoy llamados mexicanos, pueden lograr grandes cosas.
Si en los libros de texto sólo se enseña la historia a partir de que nos invadieron, hacen ver a los niños como natural no ser un país soberano, no ser hombres y mujeres libres, conformarse con lo que tienen. La visión que los españoles dictaron como verdad absoluta, cuando nos calificaron como bestias ignorantes, incapaces de hacer algo bien, quisieron borrar de la memoria colectiva la verdad de lo que estamos forjados y de lo que somos capaces si nos lo proponemos.
En su peregrinaje, los nahuas-mexicas llegaron a Cuahcoman, “tierra de hombres águila” (Coalcomán), en ese entonces rodeado de ríos caudalosos y tupidos bosques con gran variedad de fauna y flora. Pensando que era el sitio señalado se asentaron en esas tierras; sin embargo, los ancianos recibieron en sueños la orden de continuar su caminar hasta encontrar el sitio donde debían asentarse para siempre. Algunos se quedaron, otros continuaron su peregrinaje hasta llegar a lo que sería la gran Tenochtitlan.
En la Crónica Mexicáyotl, Tezozómoc narra que cuando hallaron el lugar, el sacerdote Cuauhtlaquezqui dijo las siguientes palabras: “Id y ved un nopal salvaje: y allí, tranquila, veréis un águila que está enhiesta. Allí come, allí se peina las plumas, y con eso quedará contento vuestro corazón: ¡allí está el corazón de Copil!
“¡Del corazón de Copil ha brotado ese nopal salvaje! ¡Y allí estaremos y allí reinaremos: allí esperaremos y daremos encuentro a toda clase de gentes! Nuestros pechos, nuestra cabeza, nuestras flechas, nuestros escudos, allí les haremos ver a todos los que nos rodean, allí los conquistaremos. Aquí estará perdurable nuestra ciudad de Tenochtitlan, el sitio donde el águila grazna, en donde abre las alas; el sitio donde ella come y donde vuela. ¡Ese será México Tenochtitlan, y muchas cosas han de suceder!”.
Netzahualcóyotl, gran hombre de conocimiento escribió: “Mientras permanezca el mundo no acabará la fama y la gloria de México Tenochtitlan”.
vazquezpallares@gmail.com
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