La frase célebre del Rey Sol de Francia, “el Estado soy yo”, parece retumbar en el cerebro del presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, que domina la escena por sus exabruptos y tiene al mundo entero pendiente de sus barbarismos y barbaridades sin sentido. Es una lástima que ese país tenga a ese gobernante. Veámonos en ese espejo, habrá que razonar el voto cuando de votar se trate por los candidatos que hoy proponen los partidos sin ideología, que se han convertido en asociaciones de ambición para llegar al poder, o simplemente repartirse el pastel desde antes de que exista el pastel.
A nadie le importa cómo se ha hecho este país, a estas alturas resulta hasta ridículo hablar de los héroes de la patria y ponerlos de ejemplo cuando la mercadotecnia política satura la opinión publica con el único fin de alabar cada viejo su bordón y soñar con llegar a ser el pastor del rebaño a partir de lo factible de una fusión de partidos, que como en la fusión atómica, un núcleo se forma a partir de dos núcleos mas ligeros, pero esa acción produce desechos altamente radioactivos, cuya manipulación requiere de cuidados extremos, so pena de producir un desastre.

(Foto: Carmen Hernández )
Aparentemente se está planteando un parteaguas entre la continuidad y el cambio radical, pero nadie habla de ideología, todos van en busca de los objetivos de la economía política y de las políticas económicas. ¿Ese será el camino de México como nación?, presidentes van y presidentes vienen y resulta lo mismo, los representantes del gobierno federal disponen el destino de la nación. Por acá, las migajas del presupuesto vía la Ley de Coordinación Fiscal, que no alcanza para pagar las deudas que dejaron los que adelantaron el futuro y cargaron los lastres, las nóminas y contratos colectivos de trabajo.
Los planes de desarrollo, los planes de gobierno, parten de la realidad de los retos y problemas de la sociedad, de los retos y problemas del propio gobierno y de los retos y problemas de la actividad económica, son tres aspectos que operan como vasos comunicantes: si hay crisis en uno, hay crisis en los otros dos, tendrán que caminar al mismo ritmo y paso a paso emprender el camino de la transición y de la reconstrucción gane quien gane.
En Michoacán el estado no está en el juego electoral, el gobierno tiene el poder y a estas alturas ya le debió haber quitado los reparos al toro, pero tal parece que todavía anda retozando. Por un lado que bueno que se volteo a ver al campo, que es una fortaleza, ¡adelante!, pero por otro, el medio ambiente está en el olvido y eso es un crimen de lesa naturaleza; bosques de coníferas, lagos azules, ríos y arroyos, ¡rueguen por ellos! Nuestro futuro, bien o mal, está en la agroindustria, en la pequeña industria, en el rescate de los oficios de los pueblos, el turismo es cierto, deja divisas y genera inversiones y empleos, sí, pero eso es con sus asegunes en el eje Morelia, Pátzcuaro, Uruapan, fuera de ahí todo es el Michoacán provinciano, aldeano, risueño y encantador que vive atrapado en su cotidianidad.
Hablar en Michoacán de reconstrucción política es imposible, son tiempos electorales y habrá que esperar a los resultados de la elecciones para, nuevamente, un nuevo comienzo. En materia económica igualmente, “la suerte del principal la corren los accesorios”. La suerte del país la correrá Michoacán, quede o no quede el Tratado de Libre Comercio, la política de importaciones y exportaciones seguirá vigente, no hay otro camino, aunque sí otros mercados que demandan no sólo aguacates, zarzamoras, arándanos, fresas, mangos y pepinos, hay cultivos en el olvido que se requiere rescatar, como las peras, las manzanas, los duraznos, las chirimoyas, el café, los mameyes, hasta las pitayas y nueces. Hoy más que nunca se requiere planeación, las oportunidades están enfrente con motivo del cambio de presidentes municipales, los planes de desarrollo deben formar parte de una planeación estatal integral, la suma de las partes nos dará el todo, de lo contrario seguiremos siendo el Michoacán partido en 113 pedazos.
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