

(Foto: Especial)
No obstante los muchos años de distancia que nos separan del aciago 19 de octubre de 1979, desaparición física del general Lázaro Cárdenas del Río, los que estamos conscientes de sus grandes acciones, principalmente en favor de la mayoría de la población y de los beneficios sociales que se tuvieron durante y después de su mandato constitucional como presidente de México, más observamos la diferencia de tan noble y nacionalista conducta como soldado de la Revolución, general del Ejército Nacional, funcionario gubernamental y, desde luego, su comportamiento como el mejor presidente de la República desde el siglo pasado hasta el presente.
Conocí al general presidente cuando asistió a la inauguración de los cursos del Instituto Politécnico Nacional en las instalaciones de Zacatenco, en la ciudad de México, en el mes de febrero de 1959, cuando iniciaba mis estudios de ingeniería. Lo vi de lejos y tantos lo rodeaban que no pude saludarlo de mano.
Ya profesionista, regresaba de Uruapan a Salamanca (1967) y en Carapan observé a pobladores del mismo que esperaban iniciar el homenaje anual al general Francisco J. Múgica y lo vi en el estrado y me acerqué a saludarlo; se puso de pie y al momento le dije mi interés de conocerlo desde mis días de estudiante. Me estrechó con sus grandes manos la mía, preguntándome mi nombre y a qué me dedicaba. Fueron unos cuantos minutos que no los olvido. El día 19 de octubre de 1979, siendo el superintendente de una Central Eléctrica de la CFE, ¡icé la Bandera a media asta durante tres días!
Fue un nacionalista, defensor de los derechos humanos, de tal manera que ahora con tantos incendios boscosos en todo el país, vale recordar lo que en sus memorias escribía sobre la conducta de los talamontes. Cito: “¿Qué le dejan a las zonas explotadas?, ¿obras?, ¿cuáles?, ¿salarios y prestaciones a los trabajadores que hacen el aserrío de los árboles? Veamos en el campo, veámoslos en sus casas o chozas viviendo con sus familias precariamente; en tanto los organizadores y propietarios de las empresas madereras gozan de influencia política, son magnates en las finanzas… pasean por el extranjero gastando lo que corresponde a comunidades que viven en la miseria”. ¡Hasta aquí la cita!
A más distancia de su muerte, pareciera que los corruptos políticos y funcionarios públicos, principalmente los federales y estatales, tienen prisa por desaparecer ya no solamente los hechos que en materia de nacionalización se dieron, sino incluso borrar la presencia histórica de este gran presidente.
Como muestra de su nacionalismo e internacionalismo, referiré que en gran parte de la esfera terrestre hay presencia permanente de don Lázaro. En su honor, por ejemplo, hay un auditorio en Chillán, mismo que lleva su nombre, debido a la solidaridad que México tuvo con la República de Chile y sus habitantes a causa de los graves daños ocurridos en 1939 provocados por un gran terremoto.
El general fue galardonado en 1995 con el Premio Stalin de la Paz. En Belgrado se encuentra una avenida con su nombre: ¨Setalistë Lázaro Kárdenas. En Barcelona, en Córdova y La Coruña, nombres en calles; en Madrid, un gran monumento y su nombre en una de las principales rúas debido a la solidaridad que tuvo con el pueblo español durante la dictadura franquista. En la República Checa otro parque lleva su nombre.
En homenaje a este gran mexicano hay, pues, monumentos, jardines y avenidas con su nombre en Cuba y en la República Mexicana, donde su memoria es más presente. Se observa en todos los estados y en muchos municipios, donde destacan en las principales avenidas, incluida la Ciudad de México, llevan el nombre de Lázaro Cárdenas.
Es el mexicano más admirado de todo el siglo anterior y hasta el presente, y no cabe duda que su solo recuerdo seguramente provoca pavor a los de la era neoliberal presente que están destruyendo a nuestro país.
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¡En jamelgos van, lanza en ristre!
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