URBANÓPOLIS: El derecho a la ciudad. “Municipios de la Esperanza”, la ignorancia de la realidad

La actual pandemia que vivimos, a generado toda clase de información y desinformación, la principal razón que permite explicar la cantidad y diversidad de información generada, es la inmediatez con la que se van tomando las decisiones y lo inédito de la situación, sobre la cuál se aventuran pronósticos que oscilan entre la visión optimista y la pesimista. Olvidando por completo lo esencial, informar con veracidad.

Me aventuro y afirmo que la mayoría de la población del país, no exige pronósticos certeros, ni versiones optimistas de la situación, sino información real, oportuna y verás, que permita comprender los cambios de escenarios e imprevistos que se generan con el paso de las semanas y meses.

En lo que parece ser la apremiante necesidad de generar noticias que anuncien que se va superando la crisis, desde la semana pasada se comenzó a hablar de reactivar actividades, primero se enunciaron algunos sectores económicos y productivos, a la par de que también se habló de municipios en los cuales fuera factible levantar el aislamiento social.

El sábado 16 de mayo se dio a conocer la lista de los considerados como “Municipios de la Esperanza”, los cuales podrían reanudar sus actividades el próximo 18 de mayo, según se dijo, “al no haber registrado casos de coronavirus en los últimos 28 días o no colindar con entidades con contagios”. 

Este anuncio, ilustra contradicciones de fondo, pues se trata de dos estrategias totalmente distintas: una de orden sectorial en términos de actividades económicas y otra estrategia de orden territorial, con base en los municipios y la incidencia de casos de contagios o fallecimientos por coronavirus. Al final, como era de suponerse, surgió una estrategia hibrida, pero inoperante.

Se comprende que se asuma como escala territorial a los municipios, pues de acuerdo con las atribuciones que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos le confiere a los Ayuntamientos, en su Artículo 115, donde señala que: ”Los estados adoptarán, para su régimen interior, la forma de gobierno republicano, representativo, democrático, laico y popular, teniendo como base de su división territorial y de su organización política y administrativa, el municipio libre” y por esto son la máxima autoridad en la demarcación de sus territorios, pues “Los ayuntamientos tendrán facultades para aprobar, de acuerdo con las leyes en materia municipal que deberán expedir las legislaturas de los Estados, los bandos de policía y gobierno, los reglamentos, circulares y disposiciones administrativas de observancia general dentro de sus respectivas jurisdicciones, que organicen la administración pública municipal, regulen las materias, procedimientos, funciones y servicios públicos de su competencia y aseguren la participación ciudadana y vecinal.”

Municipios de la Esperanza en México.

Sin embargo, esta homogeneidad administrativa en términos de facultades, no permite superar las grandes diferencias que existen entre los municipios. Basta señalar que existen en México 2,458 municipios y 16 alcaldías. Para ilustrar esta diversidad, veamos que la entidad de Baja California Sur cuenta con sólo 5 municipios, mientras que Oaxaca se subdivide en 570 municipios. En términos poblacionales, las diferencias son igual de significativas, pues la alcaldía de Iztapalapa se ubica como la demarcación más poblada con 1,815,598 habitantes, mientras que el municipio de Santa Magdalena Jicotlán en Oaxaca con sólo 93 habitantes.

Lo que en verdad es más significativo, es la diametral diferencia existente en la superficie territorial, pues de eso depende en gran medida las interacciones que se generan en entre un municipio y sus colindantes. El municipio de mayor extensión es San Quinton en Baja California con 33, 883.93 kms2 mientras que, San Lorenzo Axocomanitla en Tlaxcala cuenta con sólo 4.34 kms2. En muchos de los casos, las ciudades de un municipio, se han conurbado con otra ciudad de un municipio distinto, es decir forman una continuidad fisicoconstructiva que imposibilita diferenciar la dinámica económica entre ambas demarcaciones.

En esta situación hay más de 60 zonas metropolitanas, las cuales, involucran a 345 demarcaciones entre alcaldías y municipios metropolitanos. En estas zonas metropolitanas, se concentra el 56 por ciento de la población urbana y 75 por ciento del producto interno bruto nacional. En otras palabras, se trata de las ciudades en las que la reactivación de actividades económicas sí generaría un impacto significativo; pero ninguna esta dentro de los “Municipios de la Esperanza”.

Lo anterior, nos lleva a dos escenarios, por demás desfavorables:

El primero que, por tratarse de municipios eminentemente rurales, sus actividades económicas son mínimas, y se trata de localidades en las que su población emigra a ciudades cercanas a trabajar. En otras palabras, la reanudación de actividades no les resuelve el problema de la falta de ingreso económico para subsistir y mucho menos genera un impacto macroeconómico para el país.

El segundo, comprendería los casos en los que se encuentra una industria, empresa o fabrica que emplea mano de obra intensiva y que, por no presentar casos de contagio se le permite reactivar su funcionamiento, lo que seguramente obligaría a los trabajadores de los municipios cercanos, colindantes y no colindantes, a acudir a trabajar. Caso similar ocurriría si reactivan la telesecundaria, bachillerato o cualquier plantel educativo, al que acuden alumnos de los municipios de la región.

Con base en lo anterior, es que podemos considerar como inoperante la estrategia instrumentada, pues denota un desconocimiento de la realidad territorial del país, al considerar que los municipios pueden mantenerse aislados de los intercambios de bienes y servicios, además de los flujos poblacionales.

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