DEBATAMOS MICHOACÁN: La alfabetización ecológica (1/3 partes)

Llevamos 18 años de este siglo XXI, la supervivencia de la humanidad depende de la alfabetización ecológica, de la capacidad de los humanos de comprender los principios ecológicos y vivir en consecuencia en respeto a los derechos de la naturaleza, del medio ambiente y la biodiversidad.

Por ello, se requiere que conozcamos los principios básicos de la ecología: interdependencia, reciclaje, asociación, flexibilidad, diversidad y, como consecuencia, nos permitirá generar la sostenibilidad.

¿Qué es la alfabetización ecológica?, ¿para qué nos sirve?, ¿será importante que nos alfabeticemos en temas de naturaleza, medio ambiente y biodiversidad?, ¿en qué no beneficia? Son preguntas que nos permiten reflexionar sobre el cómo restablecer la conexión con la vida, esto es, como reconstruir y mantener comunidades sostenibles en las que podamos satisfacer nuestras necesidades y aspiraciones sin mermar las oportunidades de generaciones venideras, tal como se plantea en la Agenda 2030 y los Objetivos del desarrollo sostenido.

Para esta tarea de alfabetización debemos de conocer los ecosistemas, esas  comunidades sostenibles de plantas, animales y microorganismos; conocerlos nos permitirá alfabetizarnos en ecología, es decir, ser eco alfabetos. La humanidad requiere de comprender los principios de organización de las comunidades ecológicas (ecosistemas) y utilizar dichos principios para crear comunidades humanas sostenibles.

La humanidad debe orientar a  las comunidades, los grupos, las empresas, los sindicatos, las organizaciones, las áreas educativas, de negocios, de diseño de política pública, de tal suerte que esté presente todos aquellos principios de ecología, para hacer sostenible la viabilidad del mundo para esta humanidad y las próximas generaciones.

La teoría de los sistemas vivos provee de un marco conceptual para el establecimiento del vínculo entre comunidades ecológicas y humanas; principios fundamentales para aprender de los sistemas vivos, para apropiarnos de esa compleja inteligencia que ha permitido por años que la naturaleza se mantenga y sea sostenida. Es necesario aprender ella, para nuestra sostenibilidad y el de más de siete mil quinientos millones de personas en el mundo.

Las reflexiones teóricas nos orientan en el sentido de comprender que tanto las comunidades ecológicas, como las comunidades sociales, son sistemas vivos que exhiben los mismos principios básicos de organización. Ambas son redes organizativamente cerradas, pero abiertas a los flujos de energía y recursos; sus estructuras se hallan determinadas por sus historiales de cambios estructurales; son inteligentes debido a las dimensiones cognitivas inherentes en los procesos de vida.

Por otro lado, existen múltiples diferencias entre comunidades humanas y ecosistemas. En las comunidades ecológicas, no se da, como en la comunidades humanas o sociales: la autoconsciencia, el  lenguaje, la consciencia y la cultura; tampoco se da  la justicia y la democracia, pero tampoco la codicia y la deshonestidad. Nada podemos aprender de los ecosistemas sobre estos valores y limitaciones humanos, porque ellos no se rigen por una ética, o una moral social, o bien una democracia. No obstante,  lo que sí podemos y debemos aprender de las comunidades ecológicas, es cómo vivir sosteniblemente.

Y es que las comunidades ecológica, durante más de  tres mil millones de años de evolución, en el planeta,  se han organizado sutil y complejamente para maximizar su sostenibilidad. Esta sabiduría de la naturaleza es la esencia de la alfabetización ecológica y es justamente lo que debería de conocer la humanidad; pero que no conoce.

La comprensión de los ecosistemas y los principios de organización con que se rigen, podrían ser las líneas maestras sobre las que edificar comunidades humanas sostenibles.

Los principios de ecología –interdependenciaflujo cíclico de recursoscooperación y asociación, entre otros que mencionamos– son todos ellos aspectos distintos de un mismo patrón de organización. Es según este patrón que los ecosistemas se organizan para maximizar su sostenibilidad.

El primer principio es la  interdependencia, es decir, todos los miembros de una comunidad ecológica se hallan interconectados en una vasta e intrincada red de relaciones, la trama de la vida. Sus propiedades esenciales y, su existencia se derivan de dichas relaciones.

El comportamiento de cada integrante viviente dentro de un ecosistema depende del comportamiento de muchos otros. De tal suerte, que el éxito de toda la comunidad depende de sus individuos, mientras que el éxito de éstos depende de la comunidad como un todo; esto es,  el holismo ecológico, la integración de las partes en el todo, el todo en las partes y el diálogo entre las partes, por ello, comprender la interdependencia ecológica, es comprender dichas relaciones. Con ello debemos cambiar nuestros patrones de percepción del pensamiento sistémico, no es de las partes al todo, de objeto a relaciones, de contenido a patrón, es más complejo que ello.

Las comunidades humanas, se ejecutan una multiplicidad de relaciones entre sus integrantes, dichas relaciones no pueden ser lineales, de causa y efecto, al contrario son múltiples y se retroalimentan; en las comunidades o sistemas vivos es raro ver una cadena lineal de causa-efecto. De esta manera, una perturbación no tendrá un único efecto, sino que sus consecuencias repercutirán en patrones de constante expansión; incluso puede verse amplificada por circuitos de retroalimentación independientes, capaces de llegar a ocultar la fuente original de la perturbación.

Otro principio de la ecología, es el principio de la naturaleza cíclica; como sistemas abiertos, todos los organismos de un ecosistema producen desechos, pero lo que es residuo para una especie constituye alimento para la otra, de modo que el sistema como un todo no produce desperdicios. Comunidades enteras de organismos han evolucionado de este modo a lo largo de miles de millones de años, usando y reciclando sin cesar las mismas moléculas de agua y minerales, sin degradar o violentar el ecosistema.

Pero si este principio le damos lectura en la sociedad, estamos haciendo  las cosas en sentido contrario, uno de los principales conflictos entre economía y ecología deriva del hecho de que la naturaleza es cíclica, mientras que nuestros sistemas industriales en la sociedad son lineales, es decir nos apropiamos de los recursos naturales, los transformamos y los desechamos, los tiramos como basura, el ciclo es lineal, no cíclico.