DEBATAMOS MICHOACÁN: La alfabetización ecológica. (2/3 partes)

Los  negocios de las grandes empresas, y en general, los negocios que producen bienes o servicios sin una visión ecológica,  absorben recursos de la naturaleza, los transforman en productos, bienes o servicios y desperdicio y venden esos productos a los consumidores (donde los medios de comunicación juegan un papel fundamental para este proceso), que a su vez producirán más desperdicios al usarlos (pensemos en una plasma, empaquetada, que al llegar a casa, tiramos todo el empaque, y que a la vuelta de los años, estamos desechando el plasma como basura electrónica).

Para ser sostenibles, los patrones de producción y consumo deben ser cíclicos, a semejanza de los procesos naturales. Para alcanzar semejantes patrones cíclicos, debemos rediseñar fundamentalmente nuestros negocios y nuestra economía, que se convierte en una tarea titánica, que se deberá resolver en este siglo XXI.

 Los sistemas vivos o ecosistemas son sistemas cerrados con respecto al flujo de materia y abiertos al flujo de energía cuya principal fuente es el Sol, que se transforma en energía química para la fotosíntesis de las plantas y con ello, se impulsa el ciclo ecológico.

 En las comunidades humanas recientemente se está utilizando la luz solar para la producción de calor y electricidad, así como el viento, y con ello, las comunidades humanas pueden ser sostenibles, no obstante, la utilización de otras fuentes de energía no renovable como el petróleo, genera el impacto ambiental y los efectos de invernadero y cambio climático.

 Y es que el sol como el aire, constituyen la única clase de energía renovable, económicamente eficiente y medio ambientalmente sana. Al ignorar esta evidencia ecológica, los tomadores de decisiones públicas comprometen una y otra vez el bienestar de la humanidad, que es de siete mil quinientos millones de humanos.

La población en su calidad de consumidores no tiene información sobre estas problemáticas sociales y medioambientales de producción, y las empresas tratan al aire, el sol, el agua, incluso la tierra, como un valor de uso, sin ningún costo, incluso tratan a la humanidad de esa manera, quien se ve afectada por la expansión económica en su calidad de vida y medio ambiente, comprometiendo a las futuras generaciones, de ahí la importancia de generar una elemental alfabetización ecológica, porque esta situación no se puede sostener.  Una tarea titánica para quienes estudian o han egresado de las universidades públicas o privadas y han estudiado los temas de ecología, o bien, de ecoeducación, como los compañeros del Doctorado en Ecoeducación de la Universidad de Puebla.

 La cooperación, “uno de los modos más efectivos de cambiar sería una reforma fiscal ecológica. Semejante reforma sería estrictamente neutra sobre el beneficio, trasladando la carga fiscal de los ingresos a las “ecotasas”, aplicación de descuentos o cargo por la aplicación o no de estrategias ecoambientales. Lo que significa que se añadirían impuestos a productos existentes, formas de energía, servicios y materiales, de modo que sus precios reflejasen mejor los verdaderos costos.

 Para resultar exitosa, una reforma fiscal ecológica debe ser un proceso lento, a largo plazo, que proporcione a las nuevas tecnologías y a los patrones de consumo tiempo suficiente para adaptarse, pero al mismo tiempo debe ser lo suficientemente enérgica para estimular la innovación industrial.

 “Una reforma fiscal ecológica llevada a cabo con firmeza y lentitud, a la larga, dejaría fuera del mercado a las tecnologías y hábitos de consumo que generan presión sobre el medio ambiente. A medida que los precios aumentasen, con la correspondiente contrapartida de reducción de impuestos sobre los ingresos, la gente abandonaría el coche por la bicicleta, usaría los transportes públicos y maximizaría la capacidad de sus vehículos en sus desplazamientos hacia y desde el lugar de trabajo”.

 “A medida que los impuestos sobre los productos petroquímicos y los combustibles derivados del petróleo aumentasen, de nuevo con su correspondiente contrapartida de reducción en el impuesto sobre los ingresos, la agricultura biológica se convertiría en el modo de producción de alimento no sólo más sano, sino más barato”.

 A estos procesos fiscales, se deberá acompañar igualmente la ecoauditoria, esto es, la auditoría ecológica analiza las consecuencias medioambientales de los flujos de materia, energía y personas en una empresa, determinando en consecuencia los costos reales de producción.

 La asociación es otra de las características de las comunidades sostenibles en los sistemas vivos. “Los intercambios cíclicos de energía y recursos en un ecosistema se sostienen en una cooperación omnipresente”. “Efectivamente, hemos visto cómo desde la creación de las primeras células nucleadas hace más de dos mil millones de años la vida sobre la Tierra se ha desarrollado mediante combinaciones cada vez más complejas de cooperación y coevolución. La asociación –tendencia a asociarse, establecer vínculos, vivir unos dentro de otros y cooperar– es una de las características distintivas de la vida”.