¿Cómo no celebrar? (parte uno)

El proceso de resistencia a las políticas de exclusión de los regímenes del PRIAN desde el gobierno nacional de Lázaro Cárdenas del Río. Ha sido el pueblo desde la izquierda el que hizo desaparecer el régimen del partido único, cuando el PRI lo ganaba todo. Ha sido la lucha desde el movimiento de los trabajadores que se avanzó a hacer efectivo el derecho de huelga, de seguridad social, de vivienda y la imposición de contratos colectivos de trabajo, a pesar del control político del sindicalismo charro de la CROM, CROC, CTM, FESTE y los sindicatos blancos o de empresa. Ha corrido la sangre, el sufrimiento, la represión policial, los despidos injustificados, la utilización de la requisa y los asesinatos para alcanzar pequeñas, pero importantísimas victorias laborales y sindicales en pos de la mejora de los trabajadores. La determinación obrera y popular ha hecho posible estos logros, que fueron estableciendo el marco contextual para el triunfo electoral del pueblo en 2018, a favor de AMLO.

Es bueno hacer una pequeña lista de los principales exponentes, que desde la izquierda, ya sea en la lucha por el sufragio efectivo y la democracia electoral, ya sea por las reivindicaciones obreras y campesinas, ya sea por la defensa del patrimonio nacional y el territorio, ya sea por los derechos humanos y sociales, han contribuido, incluso, con su vida a este histórico triunfo electoral del pueblo: Rubén Jaramillo, Jacinto López, Genaro Vázquez, Lucio Cabañas, Arturo Gámiz, Valentín Campa, Demetrio Vallejo, Alejandro Gascón Mercado, Diego Rivera, Othón Salazar, los dirigentes del Movimiento Estudiantil de 1968; Ana Ignacia “La Nacha” Rodríguez Márquez, Raúl Álvarez Garín, Luis González de Alba, Sócrates Campos Lemus, Tomás Cervantes Cabeza de Vaca, Félix Hernández Gamundi, Marcelino Perelló, Roberto Escudero, Eduardo Valle Espinosa, Salvador Martínez Della Roca, Pablo Gómez Álvarez y Gilberto Guevara Niebla; Misael Núñez Acosta, Heberto Castillo, Arnoldo Martínez Verdugo, Salvador Castañeda Oconnor, Manuel Buendía, los dirigentes de la Liga Comunista 23 de septiembre: Ignacio Salas Obregón, Jesús Manuel Gámez, José Ángel Martínez, Rodolfo Gómez García, Leopoldo Angulo Luken  y Pedro Orozco Guzmán; Salomón y Salvador Gaytán del movimiento campesino de Chihuahua y participantes en el asalto al cuartel Madera, Salvador Nava, Álvaro Ríos, Javier Acuña y muchos otros que sería imposible acabar de enumerar.

El triunfo electoral de 2018 es la síntesis de la permanente lucha del pueblo mexicano por sus derechos y reivindicaciones políticas y sociales. Su magnitud, por su significado histórico, aún lo disfrutamos, aunque la mayoría de los agravios todavía no logren ser resarcidos.; sin embargo, es loable destacar el segundo aniversario del triunfo por varias razones:

  1. “Ladran Sancho, señal que cabalgamos”, si no fuera así la burguesía nacional y todos sus perros no harían tan tremenda alaraca y mantendrían una estrategia permanente de bots, movilizaciones y caravanas endémicas. Les molesta que este gobierno atente contra sus excesivos privilegios y desarrolle una política basada en la ley, sin permitirles acuerdos en lo oscuro para violentarla a favor de sus intereses, priorizando a los pobres que hicieron posible su triunfo.
  • Las políticas en curso han dejado al descubierto el acendrado racismo de clase que los conservadores han mantenido por décadas. Si bien s, llamando a los trabajadores como “pelados”, “indios”, “chairos” e, incluso, “pendejos”, señalamientos que han alcanzado hasta al propio Presidente, ratificando con ello, la descarnada desigualdad generada por la corrupción, la impunidad y un sistema de justicia faccioso y en sus manos, que debe quedar atrás.
  • El combate a la corrupción como objetivo central del gobierno y cuya estrategia ha sido atender este flagelo comenzando de arriba para abajo, en el entendido de que la corrupción germina y se expande desde ahí. Para nuestro caso, en tantas décadas de padecimiento, había alcanzado ya a encubarse en todos los niveles de gobierno y hasta en una parte importante de la sociedad misma. Acertadamente, el presidente ha iniciado por atacar la raíz del problema. La reacción a esta estrategia está a la vista de todos con la detención de Lozoya Austin, por el caso Odebrecht, de Genaro García Luna, implicado en una red de complicidades con el narco, el público “modus operandi” de los enormes negocios de las empresas monopólicas que eran subsidiadas por la CFE y el gobierno, vendiendo electricidad a costos muy altos y de manera preferencial, robando a los usuarios, quienes han venido pagando los costos de las altas ganancias de estas empresas, que son en su mayoría extranjeras, en donde, por cierto, trabaja Felipe Calderón, quien en su gobierno les concediera esos enormes favores. Otro caso destacado es el de las empresas factureras que año con año sangraban al erario al no pagar sus impuestos y que hoy han quedado al descubierto. Miles de millones de pesos se fugaban cada año por este pestilente negocio. Qué decir de las sumas millonarias que se entregaban a los grandes medios informativos y periodistas del antiguo régimen, que se dedicaban a ensalzar la figura del presidente y su gabinete mintiéndole a los mexicanos. Eso explica la irracionalidad con que ahora se conducen en contra de quien no les permite los excesivos privilegios que les otorgaba la corrupción. Otra perla de este fenómeno eran los altos salarios que los mismos funcionarios se otorgaban. Ganaban lo que querían. Se comprobó que había quién ganaba hasta más de 700 mil pesos mensuales, como en el caso del ex director del Infonavit, el priista David Penchyna, que ganaba 745 mil pesos más viáticos. Es de destacar el caso de las grandes empresas acostumbradas a no pagar impuestos y que a partir de la llegada del nuevo gobierno se están viendo en la obligación de pagar. Son sonados los casos de Walmart y Femsa que tuvieron que desembolsar más de 8 mil millones de pesos de adeudo. Pero aún falta mucho por hacer en este rubro, pues como dije al principio, la estructura social ha sido alcanzada por este mal y es necesario que el proceso vaya también de abajo hacia arriba si queremos que la corrupción se termine. Depende en gran medida del pueblo, de los de abajo, que son quienes la han padecido con creces.
  • La división de poderes es, por primera vez en mucho tiempo, una realidad que avanza. El poder judicial actúa de manera independiente del poder ejecutivo y lo mismo ocurre con el legislativo. El presidente se viene esmerando por hacer realidad la división de poderes que se asienta en nuestra constitución política. Esto hace que la vida democrática del país se vea favorecida y vayan desapareciendo poco a poco las tentaciones autoritarias, los contubernios entre poderes y el ejercicio pleno de la justicia para todos.
  • hay un principal interés por mejorar la salud de los mexicanos y devolverle a ésta su carácter de derecho. La creación del INSABI tiene como objetivo hacer de la salud un derecho universal a la que todo ciudadano puede acceder en las mejores condiciones posibles. Aunque el instrumento administrativo y jurídico para lograrlo ya está, las condiciones objetivas para garantizar este derecho presentan muchas dificultades y retos. El gobierno de AMLO, antes de la pandemia del coronavirus, había iniciado con la terminación y equipamiento de más de 300 hospitales y clínicas en todo el país, además de la contratación del personal médico y administrativo para su funcionamiento. Junto a este importante compromiso, se anunció la basificación de más de 80 mil médicos, enfermeras y técnicos de la salud que se encuentran laborando mediante contratos de 3 y 4 meses. La pandemia aceleró este proceso y muchos de los hospitales pendientes fueron habilitados para atender a los enfermos de civid-19 con la contratación del personal necesario. Ya se ha anunciado que lo hecho en el marco de la pandemia se quedará una vez que la contingencia sea superada.
  • este gobierno ha llevado a ley los programas sociales de apoyo para los adultos mayores y personas con discapacidad. De esta manera, quienes por años trabajaron para el bienestar de sus familias y que ya en su vejez no contaban con servicio médico ni pensión alguna, podrán contar con un apoyo mensual que ayude a sobrepasar las carencias económicas producto de su condición. Sin duda un hecho de justicia a quienes han servido en su vida activa y que merecen, por el sólo hecho de ser seres humanos, una vejez digna.