¡Brindemos con y por el tequila!

El tequila es uno de los productos nacionales más emblemáticos y que más orgullo genera entre los mexicanos. La grandeza de esta bebida es tal, que cuenta con denominación de origen: únicamente se puede llamar tequila al que se produce en Jalisco, Nayarit, Guanajuato, Michoacán y Tamaulipas. Por eso, tiene su propio día de celebración, a nivel nacional e internacional conmemorada cada 24 de julio.

Aunque aún es debatible el origen de esta bebida, se dice que éste se encuentra en las raíces de la cultura local. De hecho, se dice que los nativos del territorio que hoy denominamos México degustaban los jugos del agave, sin sospechar que a la llegada de los españoles se incorporaría el proceso de destilación, obteniendo así la bebida más representativa del país.

Para dimensionar la importancia que tiene el tequila, y de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), su industria es la segunda actividad económica más importante dentro del conjunto de las bebidas alcohólicas, solo detrás de la cervecera, y forma parte del conjunto de bebidas más consumidas, junto con el mezcal. 

Esta bebida es uno de los regalos de México para el mundo. Otros son: el paisaje de agaves y las antiguas instalaciones industriales de Tequila, Jalisco, que son considerados por la UNESCO como patrimonio de la humanidad.

No obstante, la producción de tequila enfrenta grandes retos de cara al futuro: una creciente demanda global de la bebida espirituosa, abastecida por una limitada superficie para denominación de origen, ejerce una fuerte presión para implementar nuevas tecnologías en el cultivo de agave, con un enfoque económico responsable con el ambiente.

Es por ello por lo que Yara ofrece un programa de nutrición vegetal de agave a base de nitratos, que permite hacer frente a los diversos escenarios, pues ayudará a incrementar el rendimiento de las cosechas (más tonelaje por área), anticipar la madurez necesaria para su cosecha, y aumentar considerablemente el contenido de azúcares reductores de las piñas, mejorando la resistencia y el impacto de plagas y enfermedades.

El agave azul, que se utiliza para la producción de tequila, tarda 25 años en el proceso de reproducción y crecimiento; este es un ciclo demasiado prolongado para una industria que produjo 351.7 millones de litros en 2019. Para acelerar el proceso, los agricultores remueven y plantan los hijuelos que salen al pie del agave, haciendo que su ciclo de nacimiento y maduración pase de 25 a tan solo 7 años.

Durante este proceso, es esencial que los productores tengan un correcto cuidado de su cultivo y le brinden los nutrientes adecuados para tener plantas más sanas, con mayor resistencia a plagas y menos sensibles al estrés durante su crecimiento. Un agave bien nutrido expresa mejor su potencial genético, con máximo rendimiento, y mejora las características-calidad del producto final.

En Yara, la compañía líder en solución de nutrición de cultivos, queremos agradecer y reconocer a todos los productores y trabajadores que han redoblado esfuerzos durante la pandemia, para garantizar el abastecimiento de agave; sobre todo en aquellas variedades utilizadas para la elaboración de dicha bebida, demostrando así que la fortaleza de México es mayor que la de cualquier crisis.

Y tal esfuerzo ha sido recompensado convirtiendo al tequila en una de las bebidas favoritas del país y también de Estados Unidos durante la cuarentena, superando incluso a otros licores y disparando las ventas en un 60% hasta el pasado 25 de abril, de acuerdo con datos de la compañía de investigaciones de mercados, Nielsen. ¡Salud por el tequila y los cultivadores de agave!