URBANÓPOLIS: Acupuntura urbana

Hoy se habla de cambiar la ciudad, tal vez el coronavirus se nos presenta como la oportunidad de cuestionar y cambiar lo que sabíamos ya estaba mal, pero ante la imperiosa lógica de la rentabilidad económica predominante, en la que el problema era de aquellos que no lograban tener dinero; resultaba incuestionable. La pandemia, vino a borrar, por unos momentos, las diferencias económicas y nos planteo a todos por igual, ricos y pobres, una misma necesidad: la salud, por encima del empleo y el dinero.

Por esta razón, ahora que se habla tanto de cuestiones de salud y que en todo el mundo se esta pendiente de una vacuna, que cure o prevenga el contagio del coronavirus, recordé a un urbanista brasileño de nombre Jaime Lerner, famoso por lograr la transformación de la ciudad de Curitiba en Brasil que, a propósito de la ciudad, en una conferencia señalaba:

Siempre tuve la ilusión y la esperanza de que, con un pinchazo de aguja, seria posible curar enfermedades. El principio de recuperar la energía de un punto enfermo o cansado por medio de un simple toque que tiene que ver con la revitalización de este punto y del área a su alrededor” (Jaime Lerner).

Acupuntura urbana

De igual forma, por años hemos esperado la “vacuna” que resuelva los problemas urbanos y esta idea, le llevo a acuñar el termino de “acupuntura urbana” como una estrategia cuya idea central es, realizar en la ciudad intervenciones puntuales que propicien la revitalización o mejoramiento de una pequeña parte de la ciudad, como un barrio, una colonia, una calle; bajo la condición de que todas las partes involucradas interactúen de un modo sinérgico.

Desafortunadamente, en muchas ciudades, se ha mal entendido el concepto y lo asocian a los grandes proyectos de transformación urbana, que además implican grandes recursos económicos, como lo es el caso el reciclaje de Cannery, en San Francisco; el Parque Güell, en Barcelona; el Museo de Frank Gehry en Bilbao; la restauración del Grand Central Station, en Nueva York; la recuperación de Puerto Madero, en Buenos Aires; el Paley Park, en Nueva York.

Una condición sine qua non para realizar acupuntura urbana, es la participación ciudadana, de la colectividad, pues si los habitantes de las zonas se apropian de su ciudad, a la escala del barrio, del parque o de la calle, seguramente además de generar sentimientos de pertenencia e identidad, se logrará detonar una sinergia que mejoren la seguridad, a través de la integración social. En consecuencia, este tipo de proyectos apunta a resolver problemas en la escala micro de colonia o barrio, para satisfacer las necesidades de los vecinos, con el fin de emprender la regeneración de la zona.

¿Por qué se origina?

De entre los múltiples factores que dieron origen a esta estrategia, también denominada “urbanismo táctico” se pueden señalar tres como las más relevantes:

  1. Los ciudadanos solo participamos en hacer ciudad, a través de la elección de los llamados representantes populares. ¿Cuándo fue la última vez que vio a sus representantes (presidente municipal, diputados o senadores) por su colonia? ¿Ya se atendieron las demandas realizadas o se cumplieron las promesas de campaña?
  2. La carencia de recursos en todas las ciudades, que imposibilitan grandes proyectos de transformación.
  3. El desencanto de los Programas de Desarrollo que se realizan bajo la óptica de unos cuantos, se legitima por una consulta popular entre expertos y no se lleva a cabo. ¿Puede identificar algún problema urbano que se haya resulta vía el plan de desarrollo urbano?

Participación ciudadana

Ante el fracaso parcial o total de las anteriores opciones, la participación directa de los ciudadanos, parece ser la única vía para que se atiendan las necesidades urbanas, más allá de los intereses del grupo en el poder. Claro que para que esta vía sea efectiva, se requiere de sensibilidad y capacidad por parte de las autoridades correspondientes.

Hoy en día, los procesos de gestión urbana deben considerar como parte fundamental la participación ciudadana, como la vía más efectiva para explorar nuevas estrategias que den resultados tangibles e inmediatos. El urbanismo participativo se basa en la participación ciudadana como punto importante en la construcción de la ciudad. Puede resumirse como un urbanismo emergente basado en una cartografía del papel de los ciudadanos y habitantes como productores de ciudad y no la visión de la planificación urbanística tradicional “desde arriba” que todo lo ve.

Como ejemplo de todo lo anterior, esta la ciudad de Medellín en Colombia que, en la última década, paso de ser una ciudad de alta peligrosidad y con gran cantidad de problemas asociados a la vulnerabilidad social de sus barrios, a constituirse en un ejemplo de innovación en la gestión urbana, que se traduce en la variedad de políticas enfocadas a regenerar sus barrios más pobres y de mejorar su accesibilidad. Las actuaciones de acupuntura urbana, concebidas bajo la figura de planeamiento denominada Proyecto Urbano Integral (PUI), han sido capaces de reforzar elementos de resiliencia propios de los barrios, entre los cuales se cuenta el capital social.

¿Usted participa en la construcción de su ciudad?

La mayoría de la población, no conoce, mucho menos participa en las decisiones sobre la ciudad. El desafío para las autoridades correspondientes es grande, hacer ciudad hoy en día, es un asunto de capacidad para involucrar a los ciudadanos en la toma de decisiones. Sin duda, las negociaciones en la planificación urbana son procesos difíciles, pero se deben buscar acciones a corto plazo que logren detonar confianza en la autoridad y cambios a mediano y largo plazo para la mejora del entorno urbano.

Hay que subrayar que no se trata de que la autoridad mejore una plaza, una calle o el parque de la colonia. Tal vez como en el caso de la pandemia, más que una vacuna, se requiere de la participación responsable de todos. En el caso de la ciudad, se trata de una estrategia permanente de participación ciudadana y acompañamiento técnico por parte de la autoridad, un urbanismo de menor escala, pero más efectivo que garantice la mejora del entorno urbano y su apropiación por los ciudadanos. Ya no se trata de esperar el gran Programa de Desarrollo que, proyecta la ciudad inexistente e inalcanzable y lo más grave, dicho proyecto es desconocido para la mayoría de los ciudadanos, a menos que los afecte de forma significativa.