Con el viento en contra

Con realismo habrá que decir que la urgente agenda medio ambiental no forma parte de las preocupaciones y las decisiones del gobierno federal. En sexenios pasados, con muchas dificultades, se fue empujando la cuestión medio ambiental como parte de las preocupaciones y políticas públicas de los gobiernos en turno. Los avances fueron lentos y a contrapelo de intereses económicos poderosos que hacen de la naturaleza un negocio bastante redituable.

El discurso de quien hoy ocupa la presidencia de la República, hasta antes del 1 de diciembre del 18, alentaba la esperanza de un gobierno comprometido con el medio ambiente y decidido a enfrentar los cambios urgentes que en política pública requiere México. Modificar la ruta ecocida que hasta ahora se ha seguido, y que machacan con puntualidad una cantidad considerable de sistemas productivos, se anticipaba con regocijo.  

Los cinco meses de gestión al frente de la Semarnat por parte de Josefa González -Blanco Ortiz- Mena fueron entendidos como de natural aprendizaje sexenal, a pesar de ya evidenciarse inconsistencias ante asuntos tales como la prioridad de las energías fósiles frente a eólicas o solares, o el arrasamiento de Dos Bocas. Con la designación de Víctor Manuel Toledo Manzur, respetado académico, reconocido internacionalmente por su compromiso con las causas ambientales, se creyó estar frente a un mensaje claro del presidente de la república, que enfatizaba el compromiso de su gobierno con la agenda ambiental contemporánea.

El conocimiento público del deslinde, preciso y sin concesiones, del secretario Toledo Manzur, confirma lo que se entreveía: un colaje de visiones en el gabinete que sólo se imponen como política pública en función de la fuerza que las pueda respaldar, en primer lugar las que logran el respaldo presidencial. Un colaje que llena el vacío de una inexistente visión de país congruente con una perspectiva de fondo.

Es saludable para la democracia mexicana y también para el equipo presidencial, -aunque sea a regañadientes-, que un diferendo así se ventile de cara a la sociedad. Eventos de esta naturaleza aportan vigor a la cultura anti autoritaria que siempre es vital para la vida democrática del país. En buena hora que el Secretario Toledo Manzur haya puesto un pie afuera del club del gabinete florero. Y qué mejor que lo esté haciendo a partir de los argumentos que son congruentes con sus convicciones académicas y políticas.

Se le debe reconocer valentía en su postura. De hecho navega con el viento en contra. Ha decidido seguir sus convicciones profesionales pasando por encima del alineamiento político a rajatabla, muy practicable en los tiempos del actual gobierno. Su determinación tiene además un valor extraordinario para el impulso de la agenda ambiental en nuestro país. Lo cierto es que el cuidado del medio ambiente ha sido un asunto marginal en la administración en curso y sólo aparece como tema de gobernabilidad cuando la protesta social reclama las consecuencias de una política económica que lo afecta. Los casos del Tren Maya, Dos Bocas, el uso de carbón para producir electricidad, la desestimación de las energías verdes, son solamente algunos referentes.

Sería lamentable que la cuestión medio ambiental, no obstante los señalamiento de contenido y fondo,  fuera reducida a solo un problema de un funcionario rebelde y que al final se aborde por la presidencia sólo como un caso de estructura burocrática. Y parece que hacia allá se camina. La vertiginosa dinámica comunicacional del gobierno de la república parece darle el mismo trato que se ha dado a otros temas capitales: ignorarlo y superarlo sobreponiendo otros asuntos, cualquiera incluyendo la frivolidad.

Como sea, la voz de Toledo Manzur ha sido un aguijón para estremecer, mover  y cuestionar, las políticas públicas del presente gobierno tan alejadas de los compromisos con el medio ambiente, la naturaleza  y el derecho humano de los mexicanos en esta materia. Es también un nuevo punto de partida para que la sociedad mexicana retome los reclamos por una política ambiental comprometida.