No es normal…

Nunca ha sido normal la discriminación, la violencia y la injusticia. Quizás para los que la ejercen sí lo sea. Pero definitivamente no es normal, así como no es normal, no poder abrazar a los amigos, o entrar con miedo a un sitio cerrado, o ir al banco con el rostro cubierto.

Le llaman “nueva normalidad”, pero para nada debemos aceptar lo que sucede como “normal.  No es normal el no poder velar a los muertos, no es normal el que haya tantas jóvenes y niñas “desaparecidas”, tantos niños abusados, niños con hambre, pueblos despojados.

No debemos ser indiferentes ante el salvajismo que nos rodea, y que a veces pareciera devorar el alma humana.

He leído muchos libros de ciencia ficción, hoy día, la realidad parece sobrepasar la imaginación.

Llevamos años, intentando hacer conciencia que el agua es mucho más importante que el petróleo, el uranio, el oro y/o el litio. El agua es vida, sin ella no hay vida posible en el planeta. Las próximas guerras serán por el agua, el país más poderoso de la tierra será aquel que tenga manantiales, ríos y lagos limpios.

Al-Hasakeh, es una ciudad al noreste de Siria, situada a orillas del río Jabur. Es la capital y la localidad más poblada de la provincia homónima. Tenía 188.160 habitantes en el censo de 2004, lo que la convertía en una de las diez ciudades más pobladas de Siria. Su población está formada por asirios, armenios, árabes y kurdos.

Un yacimiento arqueológico en el centro de la ciudad actual fue identificado por el asiriólogo Dominique Charpin como la ubicación de la antigua ciudad de Kirdahat (Siglo XVIII a. C.)

Diversos materiales descubiertos en los sitios arqueológicos datan del imperio Asirio medio, el imperio bizantino y la era islámica. El último nivel de ocupación terminó en el siglo XV. ​ Un período de 1500 años separa el nivel medio-asirio y el nivel bizantino.

El auge económico de las ciudades de Qamishli y al-Hasakah fue el resultado de los proyectos de riego iniciados en la década de 1960, que transformaron noreste de Siria en la principal zona productora de algodón. En la década de 1970 se desarrolló la producción de petróleo de los campos yacimientos de Qara Shuk y Rumaylan en el extremo noreste.

La historia de esta ciudad es apasionante, imposible escribirla toda. Actualmente en el contexto de guerra civil que se vive en Siria, la mayor parte de la ciudad ha estado controlada por fuerzas kurdas, teniendo también presencia tropas del gobierno de Bashar al-Asad y del grupo terrorista Estado Islámico. Fuerzas de este último han lanzado varias ofensivas con el objetivo de conseguir el control de la ciudad.

Turquía dejó sin agua a los habitantes de Hasakah, sin importarles que fuesen niños o ancianos. En plena pandemia de Coronavirus, cuando la higiene es prioritaria, poniendo en peligro la vida de 460 000 personas.

¿Bajo qué derecho se deja a miles de personas sin agua?  

La planta de agua de Aluk está ubicada cerca de la frontera sirio-turca y es la principal fuente de abastecimiento de agua potable de la ciudad de Al-Hasaka y de las zonas residenciales circundantes, como Tal Tamer, así como de los campamentos de Al-Hol y Al-Arisha.

El Gobierno sirio condena a Turquía por usar el agua como “arma de guerra” contra los civiles en la provincia de Al-Hasaka para lograr fines políticos inhumanos.

El corte de agua a los civiles declara la UNICEF, constituye un crimen de guerra y un crimen de lesa humanidad, según el derecho internacional, incluidos los convenios de Ginebra que se aplican en tiempos de conflictos armados y buscan proteger a las personas que no participan en las hostilidades.

Turquía ha cerrado el agua del Río Éufrates, sin importarles poner a Siria al borde de una catástrofe humanitaria.

la Cancillería siria ha denunciado el apoyo brindado por las fuerzas turcas y estadounidenses a los grupos terroristas que operan en suelo sirio, entre ellos Daesh y el Frente Al-Nusra (autoproclamado Frente Fath Al-Sham).Tales acciones constituyen una agresión a la soberanía e independencia de Siria, así como una grave violación del derecho internacional y las normas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha advertido, antes de insistir en que “ha llegado el momento de que se acabe la ocupación”.

No es casual que Estados Unidos este ilegalmente metiendo sus narices en Siria. Abunda el petróleo.

Sólo un ojo acostumbrado a la guerra sabe distinguir entre dos columnas de humo azabache erguidas en medio de la planicie mesopotámica siria. Una podría ser producto de un bombardeo o, incluso, de una quema de neumáticos para entorpecer la visión de los efectivos aéreos dispuestos a descargar sus proyectiles; la otra, sin duda, pertenecería a una refinería improvisada: un gran tanque de petróleo ardiendo conectado a un hoyo que recoge el producto, en un proceso letal para el medio ambiente.

 Turquía considera a las milicias kurdas “terroristas” por su relación con la guerrilla PKK, ha acusado a Washington de “financiar el terrorismo”. “Lamentamos el apoyo de EE. UU., a este paso que ignora la ley internacional y atenta contra la integridad territorial siria”.

En medio de y como vil carne de cañón esta la población, que como suele suceder son los propietarios originarios de esas tierras y riquezas, y sin embargo están hundidos en la miseria y la violencia.

¿Les suena?  Puse este ejemplo, por ser un problema global-planetario.

 Michoacán por ejemplo era tierra de lagos y ahora estos están en vía de extinción. El lago de Cuitzeo está siendo desecado por intereses inmobiliarios, por la contaminación y la corrupción. Lo mismo sucede con el otrora emblemático lago de Pátzcuaro.

Tenemos que rescatar y preservar el agua; el oro azul. Que vale más que todo el oro del mundo.

Hay muchas comunidades poseedoras de manantiales, que no tienen acceso al agua. Está en manos de empresas privadas que la consumen para elaborar sus productos: refrescos, papel, agua embotellada, cerveza, minería, gaseras, etc.

El país que tenga agua limpia será el más rico del planeta. Venderá el agua al precio que él establezca. Ya está demostrado que las ganancias valen más que la vida. Esa es la “normalidad” que han establecido y les conviene.

En nuestro país, en vez de cuidar el oro azul, se le concesiona por unos cuantos centavos. Los ayuntamientos se hacen los que no ven y continúan permitiendo que los drenajes se conecten a los lagos, ríos y mares.

Seria ejemplar para el mundo entero el que México no permitiera más este crimen hacia el planeta y la humanidad.

No es normal lo que pasa, pareciera que la humanidad se quiere suicidar.