VIVILLADAS: El aislamiento no solo atormenta… limita

Quizá los adultos entendemos el mundo que hoy nos rodea, pero la pegunta sería: ¿y los pequeños que no salen de sus casas o apartamentos, comprenden que su vida esté entrelazada solo entre cuatro paredes? La respuesta es fácil: obvio que sí; porque nada o poco  han conocido.

Vivilladas, solo en dos ocasiones había hablado de manera personal, hoy será la tercera, la primera fue cuando mi padre falleció, la segunda cuando el sindicato democrático me convenció y la tercera es hoy, porque no  observar el rostro de quien te ve. No es correcto.

Quiero ver no solo los ojos que te recriminan o agradecen, no solo los ojos que  te odian o aman, los ojos que te quieren con pasión o ternura, o que a lo mejor ni una cosa ni la otra: quiero ver la sonrisa sagaz o atrevida, quiero ver la sonrisa falsa o verdadera. Quiero ver al ser humano que puede y debe demostrar lo que su corazón siente y proyecta, o a lo mejor lo que desea hacer para manipular, pero anhelo ver al ser humano íntegro y cabal, aunque lástima mis intereses.

Tengo a un pequeño, en el extranjero, que no es mi nieto, ni mi hijo, pero lo admiro y quiero como si fuera propio, pero casi  nada conoce más allá de su casa, más allá de su fraccionamiento, por el virus que nos atormenta, su mundo se redujo, su mundo se concretó sólo en su padre y en su madre, y al nacer, en su abuela que por la pandemia únicamente tuvo pocos días para disfrutarlo.

Hace pocos años tuve la fortuna de conocer a un actor que cantaba y bailaba en el Grupo Garibaldi, bueno, no cantaba, solo hacía playback, falleció hace  días. En el mes de junio me dijo que tenía serios problemas con la que fue su esposa, que no trabajaba, que se sentía solo en esta pandemia, él, no aguantó el aislamiento, pero tampoco aguantó su vida… porque cuando la vida te da la espalda, cuando la vida no te favorece, te queda la ilusión de ver amigos o amigas, de ver compañeros o familiares…y mi amigo Ortiz, no tuvo a nadie. ¿Fue  culpa del virus  o fue culpa de los hombres?

Vivilladas ya quiere ver  rostros completos, no desea ver sólo la mitad, quiere que su casi nieto vea a su padres sin tapabocas, que salga al jardín , que vaya a la escuela, que vaya al centro comercial; quiero ir para verlo , para conocerlo, quiero que me conozca, pero no quiero que me  observe con el rostro cubierto… y conste que siempre fui hombre de fantasías, porque tenía máscaras del Santo, del Látigo Negro, del Rayo de Jalisco, de Blue Demon; que por cierto nos peleábamos con mis hermanos

No obstante, vamos a esperar que en unos meses la vida sea otra. En una de las películas más emblemáticas de la historia mundial del cine, como la Guerra de las Galaxias, se dijo: “La esperanza es como el sol, si solo crees en él cuando lo ves, nunca superarás la noche”. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde… y no falta razón, pues incluso en los peores momentos es fundamental mantener una puerta abierta a la esperanza. Este sentimiento es aquel que nos permite seguir de pie, luchando y mirando al frente incluso cuando pesa el pasado. Es cierto que no siempre es sencillo superar los obstáculos y seguir adelante, pero los seres humanos somos más luchadores y supervivientes de lo que pensamos y todos tenemos  más fuerza y valentía de lo que creemos… solo demandamos voluntad y un fuerte impulso.

Todos requerimos una lucha y decisión. Vivilladas no quiere la nueva normalidad, quiere ver y sentir la normalidad de antes, quiere ver a quien detesta o aborrece, a quien ama, idolatra o le teme, con el rostro totalmente descubierto. Vivilladas quiere ver no solo los ojos, no solo la expresión, quiere ver los gestos completos de los rostros, aunque siga soñando con el Llanero Solitario.