LA PSICOLOGÍA EN EL DERECHO: Explotación laboral moderna

La extensión de la jornada laboral se ha agudizado en la nueva convivencia. Los trabajos en casa no tienen horarios al parecer la jornada laboral se convirtió en infinita.

A decir verdad, antes de la pandemia ya se vislumbraba el flagelo de la cadena de explotación laboral de la modernidad llamada celular. Cuando era niña recuerdo que mi papá salía a trabajar siempre temprano y no volvíamos a saber de él hasta las 3 de la tarde que llegaba la hora de la comida, evidentemente existían teléfonos, pero en aquel tiempo; como en estos, solo accedían a este servicio las personas con mayores privilegios económicos. Después de comer y de un café que nunca faltaba, regresaba a su trabajo y nuevamente teníamos noticias de él en la noche que se terminaba su jornada laboral.

Los fines de semana la dinámica cambiaba, especialmente los domingos por las mañanas que atesoro inmensamente, pues despertábamos mis hermanas y yo, con desayuno en la cama, cual princesas (y no me refiero a las de Disney) hablo de las verdaderas princesas de la realeza, merecedoras de todo, pues mi mamá preparaba exquisitos desayunos y mi padre era quien los llevaba a la cama. Y después convivíamos, dábamos paseos y cerrábamos el día jugando y mis papás preparando los requerimientos necesarios para el lunes, inicio de semana.

Les comparto todo esto porque quienes son mis contemporáneos recordarán, que nuestros fines de semana nunca fueron interrumpidos por una llamada de celular, nuestros padres presentes con nosotros, no perdidos en sus móviles, ellos mismos lograban tener espacios para conversar entre ellos. Todos los temas de trabajo terminaban el viernes y el fin de semana era dedicado a ti y a tu familia, lograbas descansar de la rutina, en resumen, eras dueño de tu tiempo.

En la actualidad nunca terminamos de trabajar, la jornada laboral no tiene fin no importa el día o la hora, si surge algo somos localizables, pareciera que estamos obligados a estar disponibles mediante nuestros teléfonos móviles.

Este tipo de explotación laboral se ha intensificado en este año de pandemia, en el cual no existe horario de trabajo, en donde de forma inmediata tendrás que atender al llamado en horarios inusuales y en días de aparente descanso para asistir a una reunión virtual o enviar información mediante correos electrónicos.

Y entonces encontramos adultos abrumados por llegar a sus máquinas, que reaccionan a nivel físico cuando al mirar sus móviles aparece el nombre de quien es su jefe/a activando de forma inmediata los niveles de estrés. Además de no estar presentes con sus seres queridos pues se suspende la convivencia para atender las cuestiones laborales, y aunque en apariencia es un par de horas, tu cerebro no logro tener el descanso necesario, encontrándote agotado al siguiente día, que supuestamente da inicio la semana laboral.

Y sé que en un principio esto era una respuesta ante la situación que vivimos, pero ahora se ha desbordado al punto que deberemos considerarlo dentro de la normatividad que regula las actividades laborales, es decir dentro de la Ley Federal del Trabajo.

El no regular el tiempo virtual de trabajo, contribuye al aumento de las personas adictas al trabajo y de quienes ya somos adictos al trabajo (me reconozco como una de ellas) agudiza la problemática.

En Japón comenzó a darse un fenómeno a finales de los años 80 que denominaron karoshi que en español significa muerte por exceso de trabajo, básicamente hablamos de personas trabajando más 60 horas a la semana que terminan muertos por ataques cardiacos fulminantes. Y aun que el fenómeno karoshi está enmarcado en la asistencia al espacio físico laboral, considero que es de suma importancia atender la extensión del espacio físico laboral a los hogares, pues ahora tu casa se convirtió en tu oficina invadiendo una esfera importante de la vida de las personas.

El tema siempre es la prevención, si ya estamos observando que la extensión de los horarios laborales de forma virtual, está resultando un trabajo de una jornada que inicia antes de la hora pactada para el trabajo y que es incierta en su conclusión porque está en todo momento sujeta al requerimiento de la patronal; por tanto la invitación es comenzar al regular como una medida de prevención que evite no solo la muerte de las personas sino también el impacto que esto está teniendo en la condición humana -por todo el tiempo que dure la pandemia-.

Lo anterior porque no me estoy refiriendo al trabajo a domicilio regulado en el artículo 311 de la Ley Federal del Trabajo, ese que se realiza para un patrón en el domicilio del trabajador, toda vez que este tiene un horario de trabajo definido.

Así como tampoco me estoy refiriendo al teletrabajo o home office que se encuentra en la primera fase de su implementación consistente en una adición como un Capítulo XII Bis en la Ley Federal del Trabajo sobre el que ya se pronunció la Cámara de Senadores y que cuando los Diputados Federales lo aprueben estará considerado el uso de las tecnologías como medio para realizar la actividad laboral sin necesidad de presentarse físicamente en el centro de trabajo; reforma que contempla la entrega de equipo tecnológico para el trabajo, la capacitación, lo relativo a la seguridad social del trabajador, la previsión de riesgos; me estoy refiriendo al abuso en la disponibilidad del trabajador y de su conectividad, para las reuniones virtuales que así disponga el patrón sin importar horario; él envió de trabajos electrónicos, generar los correos electrónicos necesarios, participar en el grupo de WhatsApp en tiempo real y muchas otras actividades.