Roberto Owen, padre del cooperativismo

A Roberto Owen se le conoce universalmente como el padre del cooperativismo. Junto con Charles Fourier, Guillermo King, Felipe Buchez, Luis Blanc, entre otros, fue un incansable promotor de diferentes proyectos sociales encaminados a sentar las bases de lo que hoy se conoce como Movimiento Cooperativo a nivel internacional.

Nacido en 1771, en Gales, Inglaterra, durante prácticamente toda su vida, Owen se dedicó con ahínco a promover el bienestar social a través de diferentes acciones cooperativas y asociativas. Durante la primera etapa de su vida en que se convirtió en un próspero empresario, a la temprana edad de 29 años, adoptó una actitud paternalista y generosa en relación con sus trabajadores. Por ejemplo, redujo las horas de trabajo, mejoró los salarios, construyó viviendas para sus empleados y creó para éstos escuelas gratuitas, entre otros beneficios.

Pero fue más allá: luchó con el propósito de que otros industriales implementaran las mismas medidas aplicadas por él, arguyendo que éstas le habían posibilitado un mayor margen de ganancias. Nadie le hizo caso e, incluso, fue tachado como un “filántropo loco”.

Más tarde, convencido de que la solución de la problemática social y económica de la época no dependía de la buena voluntad de los patronos, promueve y organiza las llamadas Villas Cooperativas, las cuales pretendían funcionar como colonias autosuficientes cuyos habitantes encontrarían de esta forma una solución a sus problemas. En la propia Inglaterra, Estados Unidos, Irlanda y México, estableció, con sus propios recursos, dichas villas, donde se procuraba organizar la producción y el consumo en común, prevaleciendo la propiedad colectiva de todos los bienes; las remuneraciones se establecían de acuerdo a las necesidades de los colonos y se promovía una igualdad absoluta entre los miembros de la comunidad. Además, la educación en tal proyecto ocupaba un lugar de la máxima prioridad procurándose la formación moral de los menores.

            Sin embargo, estas experiencias resultaron un fracaso pese al espíritu inquebrantable de Owen. Las villas sucumbieron ante la inexperiencia, las dificultades propias de la vida en común y las presiones del medio circundante, según el destacado cooperativista mexicano, Florencio Eguía Villaseñor.

            En la última etapa de su vida, Roberto Owen se echó a cuestas la tarea de establecer lo que él llamó Bolsa de Intercambio de Trabajo (BIT), proyecto que tenía como finalidad suprimir la ganancia y atenuar la competencia capitalista. Pensaba que el valor de los productos debía fijarse en base al trabajo empleado para producirlos afirmando que el “precio de costo” determinado por el trabajo constituye el “precio justo”, por lo que toda ganancia sobrepuesta a dicho precio debía suprimirse ya que, según él, resultaba no solamente injusta, sino eventualmente incubaba crisis económicas.

            En la BIT establecida en Londres los socios entregaban sus productos a cambio de los llamados bonos de trabajo, cuyo importe correspondía al número de horas empleadas en su producción, pudiendo adquirir con esos bonos los bienes que habían demandado un trabajo equivalente. De este modo, se pretendía abolir la ganancia, evitar los intermediarios y suprimir la utilización del dinero como instrumento esencial del lucro desmedido.

            No obstante, este proyecto tuvo una existencia efímera, pues los asociados tendían a sobrevaluar su trabajo y muchos de ellos aportaban objetos poco demandados al tiempo que retiraban productos de calidad que luego vendían por fuera de la BIT.

Así, pese a que los diferentes experimentos de Owen no cumplieron con los objetivos planteados, hoy en día nadie cuestiona su importancia y lugar en la historia como precursor del cooperativismo. Sus ideas y prácticas fueron retomadas más tarde por quienes organizaron, sistematizaron y consolidaron al movimiento cooperativo como una alternativa para mejorar los niveles de bienestar de millones de personas en todo el mundo.