LA PSICOLOGÍA EN EL DERECHO: “Mamá/papá no te ha abandonado”

El jueves de la semana pasada  se realizó una marcha silenciosa, del antiguo  Palacio de Justicia ubicado en el Centro-Histórico de Morelia hasta las instalaciones del Supremo Tribunal de Justicia -Calzada la Huerta 400-, en su mayoría las personas vestían de negro y portaban pancarta con mensajes como “mamá no te ha abandonado”, “los niños necesitan a papá y mamá”, entre otros; caminaban de forma lenta con los rostros desencajados llenos de mucha tristeza, el objetivo era pedir la intervención de las autoridades competentes para que los padres y madres que tienen la custodia, les “permitan” la convivencia con sus hijas e hijos.

Esta historia, es más frecuente de lo que crees, en las separaciones de las parejas, las/os hijos muchas veces se quedan atrapados en medio de la relación de los padres funcionando como el vínculo perfecto para lograr dos aspectos:

1. Mantener el vínculo con la pareja.

2. Hacerle daño a la pareja.

Ponerle fin a una relación sentimental es una tarea que tiene muchas implicaciones con la salud mental, porque entonces lograr cerrar el ciclo aceptado y adecuándome a mi nueva realidad, que implica que ya no somos pareja, pero que nunca dejaremos de ser padres o madres de los/as hijos/as, que la separación solamente corresponde al rol que cumplíamos como pareja, no al rol de padre/madre, que en algún momento de la vida tomamos la decisión y elegimos al padre/madre de nuestros/as hijos/as, entonces cuando no logro hacer esta separación de roles ( pareja vs padre/madre) que se une además con la negativa de la ruptura de la relación con la pareja, es cuando comienza la guerra; porque harán todo lo posible para no cerrar el ciclo sin importar a quien lastimas, eso incluye a tus propios hijos/as.

“…Al no cerrar un ciclo, quedamos atrapados al pasado, perdemos libertad, y no podemos resolver y disfrutar el presente. Al quedar atados al pasado, se perpetúa el dolor, se genera rencor, amargura…” (Alfonso Dávila, S. J).

Estos madres y padres, comienzan a desarrollar una serie de conductas, en donde existe una clara manipulación para con sus hijas/os que se ha descrito en varias ocasiones como Síndrome de Alienación Parental.

José Manuel Aguilar Cuenca, refiere que “el Síndrome de Alienación Parental (SAP) es un trastorno caracterizado por el conjunto de síntomas que resultan del proceso por el cual un progenitor transforma la conciencia de sus hijos, mediante distintas estrategias, con objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor”.

El proceso comienza con hablar mal de padre/madre con la que no convive, manipulando al niño/a hasta hacerlos creer que solo hay un padre/madre bueno, quien ejerce alienación busca todas las estrategias posibles para evitar que puedan convivir logrando no solo una especie de secuestro físico sino también psicológico. El objetivo final es que los hijos/as terminen deseando no tener contacto con los padres/madres que no conviven.

El SAP ha sido controversial, pues muchos aseguran que no tiene un rigor científico, sin embargo, quienes nos enfrentamos día a día a la dinámica de los procesos de separación sabemos que científico o no existe una evidente manipulación de los/as hijos/as enmarcándola en violencia psicológica, y que decir de los efectos a corto, mediano y largo plazo de estos pequeños a los que se violentan de forma clara sus derecho ante los ojos de todas aquellas personas que participan en la administración de la justicia, porque al final no solo están implícitos los derechos de las madres y de los padres, sino de los/as niños/as.

Evocando aquí la máxima del bien superior del menor, en todos estos casos habrá que tomar acción pronta al respecto, porque es bien cierto que los afectados en un 100% son los/as hijo/as enfrentando la lucha de los padres y las madres, que ahora se aprovechan de la situación por la que atravesamos, argumentando la falta de la convivencia por el temor de que sus hijo/as sean contagiados, utilizando la pandemia como un artilugio más para dañar al otro padre/madre.

Y qué decir de aquellos que convivían mediante el Centro de Convivencia del Poder Judicial del Estado que lleva de marzo a la fecha cerrado, y que ha dejado a estos pequeños en un estado de indefensión, sin ver a sus madres/padres y en algunos casos sin convivir con sus hermanos/as, por lo que es urgente la reactivación de este servicio, con las medidas sanitarias necesarias.

Urgen soluciones, que detengan la violencia a la que están expuestas estas niñas/os, y proporcionarles un entorno de crecimiento saludable que en el futuro nos permita contar con adultos sanos mentalmente.