Apuntes de economía solidaria

De acuerdo con diversos autores se puede definir que la economía solidaria y social es un conjunto de prácticas que tienen por origen factores como la cooperación, reciprocidad, ética, donde se da primacía al bienestar de las poblaciones y del planeta por encima de la acumulación y un desarrollo desigual.

También se puede identificar como toda la actividad económica que llevan a cabo los Organismos del Sector Social, basados en la democracia al momento de tomar decisiones, propiedad social de los recursos, distribución equitativa de beneficios entre sus integrantes y el compromiso social en favor de la comunidad.

“La economía solidaria es una forma de organización económica que lleva a la democracia hasta sus últimas consecuencias, conlleva una gran carga organizacional y enseña que colectivamente es no solo una forma más digna de salir de las crisis, si no de construir un mundo mejor, por eso su permanente necesidad de robustecer la asociación”, afirman los estudiosos del tema.

Quienes practican este tipo de economía tiene como principales características que la propiedad es conjunta o en común, es decir, un grupo de propietarios socios centran su acción en el trabajo colaborativo, buscando un equilibrio entre resultados económicos y objetivos sociales; asimismo, la gestión es autónoma y transparente entre todos los miembros y no está ligada directamente con el capital o aportaciones de cada socio.

La economía solidaria busca incorporar a la actividad económica los valores universales que idealmente deben integrar a toda la sociedad: Equidad, justicia, fraternidad, solidaridad social y democracia, entre otros.

Se afirma, por tanto, que la economía solidaria se centra en los problemas del hombre y las necesidades sociales, más no en la acumulación de riquezas, y dando cumplimiento a sus principios de igualdad, empleo, medioambiente y cooperación.

Este modelo de desarrollo busca, en efecto, llevar a cabo prácticas que generan un modo solidario y diferente de hacer economía, buscando una transformación social a través de la actividad económica, de tal manera que progresivamente se instaure una alternativa al neoliberalismo, un sistema que ha generado miseria y pobreza por doquier.

La alternativa económica en cuestión “tiene su origen en el asociacionismo obrero del siglo XIX; cuando los obreros se organizaron y surgieron las primeras cooperativas y sociedades mutualistas de la era moderna, ante la degradación de las condiciones de vida, y el desempleo que generó la Revolución Industrial. El cooperativismo es uno de los principales componentes de la economía social, aunque también existen otros organismos del sector social que la componen”, indica el Instituto Nacional de la Economía Social (INAES) del Gobierno de México.

En México los Organismos del Sector Social de la Economía (OSSE), señalados en el artículo 25 Constitucional y en la Ley de la Economía Social y Solidaria, son los ejidos, comunidades, organizaciones de trabajadores, sociedades cooperativas, empresas que pertenezcan en su mayoritaria o exclusivamente a los trabajadores, y en general todas las formas de organización social para la producción, distribución y consumo de bienes y servicios socialmente necesarios.

Es importante que los gobiernos reconozcan la importancia de la economía social y solidaria, pero, sobre todo, que lleven a cabo iniciativas y acciones públicas encaminadas a fortalecer los emprendimientos asociativos, considerando que dicho modelo es fuente de bienestar colectivo y desarrollo local y regional. En México existen muchos ejemplos, como la Unión de Cooperativas de Tacámbaro, Michoacán; Tosepan, un movimiento cooperativo indígena de las comunidades de la Sierra Nororiental de Puebla; la cooperativa refresquera Pascual Boing; entre otros.