URBANÓPOLIS: ¿Agua a futuro o el futuro del agua?

A mediados del siglo XIX en Estados Unidos, en temporada de las cosechas agrícolas, se observaba que, ante el exceso de oferta, los precios bajaban significativamente y eso desmotivaba la producción, de algunos productos, para el siguiente ciclo. Ante este problema y como estrategia económica surgieron los contratos forwards (ahora llamados contratos a futuros), en los que comprador y vendedor establecían, en el presente, la cantidad productos a entregar y el precio a pagar en el futuro.

Para la segunda mitad del siglo pasado, este mecanismo fue llevado a la bolsa de valores para los casos del trigo, café y soya entre otros muchos productos agrícolas; después, esta idea de pactar precios a futuro se extendió al oro, plata, petróleo, carne, incluso sobre activos financieros como monedas e instrumentos de renta fija. Así surgieron los “Mercados de Futuros”, cuyo objetivo principal es genera un mecanismo que brinde protección a personas o empresas, ante las fluctuaciones adversas que puedan ocurrir en el precio de un producto en el futuro.

Existen tantas particularidades en los mercados de futuros, que se demanda un seguimiento diario de la evolución de precios y del volumen negociado, incluso ante eventos de suma inestabilidad, se realiza un control cada hora, porque las fluctuaciones pueden ser considerables, según la reacción de los inversionistas. De aquí que, lo más relevante del caso sean las fluctuaciones de los precios esperados, pues brindan una muy buena información para la toma de decisiones en materia económica, tanto para el sector público y obviamente para el sector privado. En otras palabras, los precios alcanzados se convierten en un referente que orienta en que sectores invertir para garantizar la máxima utilidad.

Todo lo anterior adquiere relevancia, pues el pasado 7 de diciembre, por primera vez en la historia, la bolsa de valores de Wall Street, a través del índice Nasdaq Veles California Water Index comenzó a cotizar, en el mercado de futuros, el precio del agua. Sin lugar a dudas que la cuestión del agua, resulta ser un factor sumamente complejo, en lo social y ambiental, que difícilmente se puede sintetizar desde una acción meramente económica. Por eso, se trata de un evento histórico, pues el agua corresponde a un sector fuertemente intervenido por el Estado y donde abundan las concesiones, monopolios y el precio es regulado, además de múltiples consideraciones de carácter social que históricamente han impedido que el agua sea comercializada como una materia prima más.

Bajo el “ticker” NQH2O, el índice Nasdaq, inició con un indicador de precios, que solo involucra los futuros del agua de las cinco principales cuencas fluviales de California, con una cotización de 486.53 dólares por acre-pie, (1.23 metros cúbicos). El índice establece un precio al contado de referencia semanal de los derechos de agua en California, respaldado por el promedio ponderado por volumen de los precios de las transacciones en los cinco mercados más grandes y negociados del estado. El futuro, que entró en vigor el pasado 7 de diciembre es para enero de 2021 y los contratos, que son trimestrales, se extienden hasta 2022, representan 10 acres-pies de agua, es decir, cerca de 3.26 millones de galones, poco más de 14 millones de litros de agua.

Para ejemplificar lo que representa, imagine que un grupo de agricultores, busca protegerse de los efectos de la sequía en el estado de California y adquiere futuros en el índice señalado. En caso de que hubiera escasez de agua, recibirían el dinero estipulado en su contrato para compensar la falta del líquido. Los impulsores de esta estrategia, señalan que el índice también servirá para que los agricultores de la entidad se hagan una idea de la fluctuación del precio del agua y que los nuevos contratos permitirán una mejor gestión del riesgo asociado a la escasez del agua y realizar una mejor correlación entre oferta y demanda en los mercados. En el caso del agua, los contratos no establecen la entrega física del recurso, sino que se liquidan financieramente, lo que implica que hoy, dos personas pueden llegar a un acuerdo para que, dentro de un año, el vendedor entregue al comprador el derecho de uso de una cantidad de agua determinada.

Las respuestas han sido muy diversas, quienes se oponen a la posibilidad de que se negocien contratos de este tipo en los mercados financieros, pues el agua es un bien esencial para la vida humana y por tanto no puede estar sujeta a ningún tipo de especulación, porque si lo estuviera podría acabar concentrándose en pocas manos y muchas personas se verían privadas de ella. La ONU señala el riesgo de propiciar burbujas especulativas que amenazan el derecho humano básico del agua.

Las discusiones más profundas al respecto, centran su atención en el problema de confundir propiedad con accesibilidad, porque en realidad no se trata de quién posee los recursos hídricos, sino que sean accesibles para todos los consumidores. Así que, este asunto que recién inicia, sin duda alguna que habrá que darle seguimiento pues para México es sumamente relevante que la iniciativa de que el agua cotice en la bolsa de valores, haya iniciado en California, debido a que, en el Tratado sobre distribución de las aguas internacionales de 1944, entre México y Estados Unidos, se establece que, del Río Colorado, proveniente de California, Estados Unidos se dotará a México de mil 850 millones de metros cúbicos de agua cada año.

La prioridad agrícola que se le otorga al agua en California, nos recuerda que hace apenas unos meses, se tuvo un conflicto con agricultores de Chihuahua, porque buscaban garantizar la disponibilidad del liquido para su año agrícola, antes que dar cumplimiento al Tratado y que se entregara agua a los Estados Unidos.

Aunque se trata de una iniciativa de impacto estatal, preocupa que el precio a futuro del agua, se convierta en un referente para otros países; pues ya son muchos los inversores que apuntan a ella como una apuesta a futuro. Algunos intentan desarrollar tecnologías que permitan un uso más eficiente, y otros, como los compradores de futuros, buscarán más seguridad para sus negocios. Mientras tanto la ONU señala que El 27% de los habitantes de las ciudades de países en desarrollo no tienen acceso a agua corriente en casa