Estamos ya en el 2021, el tiempo transcurre de manera compleja. Por un lado, pareciera hace mucho que empezó la pandemia, y por el otro, los días vuelan. El tiempo se ha vuelto relativo, depende de la percepción de cada uno.
Ayer fue Día de los Reyes, un día más de ilusiones, de buenos deseos, de regalos y alegrías. Fue un día de los Reyes muy diferente, en verdad los Reyes Magos hicieron magia para poder llegar a todas las casas.
Todos recordamos cuando de pequeños, nuestros padres nos decían que nos portáramos bien para que los Reyes Magos, nos trajeran lo que les habíamos pedido en nuestras cartitas. Imaginarlos llegando afuera de la casa en el elefante, el camello y el caballo, era magia pura. Visualizarlos entrando a hurtadillas para no hacer ruido que perturbara nuestro sueño, me parecía casi imposible, sin embargo, a pesar de los obstáculos que encontrasen en su camino, llegaban sin hacer nada de ruido y dejaban los juguetes al pie del árbol, bajo mi zapato.
Los Reyes Magos es el nombre por el que la tradición cristiana denominó a los «magos» —quienes en realidad eran hombres de ciencia, sacerdotes eruditos provenientes del oriente, que, según el evangelio de Mateo, tras el nacimiento de Jesús de Nazaret, fueron hasta Belén a rendirle homenaje y entregarle regalos de enorme riqueza simbólica: oro, incienso y mirra.
Solo el Evangelio de Mateo habla de estos «magos», sin precisar sus nombres, ni que fuesen reyes, ni que fueran tres. Fue en el siglo III d. C. cuando se estableció que pudieran ser reyes, por sus ricas vestimentas y sequito representado en iconografías que les mostraban como personas con grandes recursos.
Fue en ese siglo cuando se estableció que eran tres, uno por cada regalo. Hasta entonces había dibujos con dos, tres o cuatro magos, e incluso la Iglesia ortodoxa siria y la Iglesia apostólica armenia aseguraban que eran doce, como los apóstoles y las doce tribus de Israel.
Los nombres actuales de los tres reyes magos, Melchor, Gaspar y Baltasar, aparecen por primera vez en el conocido mosaico de San Apolinar el Nuevo, en Rávena, que data del siglo VI d. C., en el que se distingue a los tres magos ataviados al modo persa con sus nombres escritos encima y representando distintas edades. Aún tendrían que pasar varios siglos, hasta el siglo XV d. C., en el cual representaban las tres razas más representativas de Europa en la Edad Media. Melchor con apariencia de europeo, Gaspar como asiático y Baltasar como africano.
La palabra «mago», proviene del persa ma-gu-u-sha, que significa sacerdote. Llegó al griego como μάγος (magos, plural: μάγοι, magoi), refiriéndose a una casta de sacerdotes persas o babilonios, que estudiaban las estrellas en su deseo de encontrar a Dios. Del griego pasó al latín como magus, plural magi, /mágui/ de donde llegó al español mago.
El 6 de enero de 1913, hace 108 años, nació en Coalcomán, Natalio Vázquez Pallares, quien valoraba el conocimiento como la máxima herramienta para el desarrollo del ser humano, los pueblos y naciones. Nació en plena revolución mexicana y de ella se imbuyó a tal grado, que vivió para darle vida y hacer realidad el proyecto de nación producto de esta, la que fuera la primera revolución social.
Natalio Vázquez Pallares fue un revolucionario en toda la extensión de la palabra. Luchó por la soberanía e independencia económica de nuestro país, por la libre determinación y autogestión de los pueblos y naciones. Luchaba contra la desigualdad, el racismo y la explotación del hombre por el hombre.
Arnaldo Córdoba escribió: “A los 27 años de edad, el 5 de febrero de 1939, fue elegido rector de la Universidad Michoacana y, como tal, a la cabeza de los estudiantes y profesores, dio a esa institución educativa una Ley Orgánica democrática, inspirada en los principios socialistas del artículo tercero constitucional reformado en 1934.Durante su rectorado dio vida a la llamada Universidad de Primavera, época en que la Universidad Nicolaita llegó a tener un nivel académico de excelencia. Congruente con su internacionalismo abrió las puertas de la Universidad, a mentes brillantes, que huían de la dictadura de Franco. Adolfo Sánchez Vázquez, María Zambrano, y muchas más.
La lista de puestos que tuvo es grande, lo importante en Natalio es que el hacía la importancia de los puestos, no los puestos a él. En cualquier puesto que estuviera, lo usaba para servir al pueblo.
Como representante popular y como luchador político, mantuvo inalterada una norma que lo guío hasta su muerte; ser fiel a sus propias ideas, sin importar las consecuencias. Era por supuesto un político hábil y dúctil, pero era ante todo, honesto valeroso y coherente, de ello dio muestra cuando fue Diputado Federal (1952), en su contienda contra los contratos riesgo que el gobierno del entonces presidente Miguel Alemán, venía firmando con compañías transnacionales, no obstante se estuviera violando la Constitución. Natalio lo denunció valientemente, sin importar las consecuencias. Gracias a esta acción años después se adiciono un párrafo a la Constitución que impidió se dieran concesiones a empresas transnacionales.
Como senador fue incansable llamando a hacer realidad los principios de la revolución mexicana, en defensa siempre de los pueblos originarios, de sus territorios y riquezas naturales, así como del sistema de producción comunal. Sus convicciones revolucionarias, lo llevaron a ser, desde muy joven un luchador comprometido por la causa de la paz mundial, el desarme y la autodeterminación de los pueblos.
Como dirigente estudiantil, Rector, Procurador, Diputado, Senador, Embajador, y todos sus demás cargos, dio ejemplo de congruencia, honestidad, amor a México y la humanidad.
La vida y obra de Natalio Vázquez Pallares es vasta y sumamente rica en hechos determinantes para la historia de los pueblos. Falleció siendo presidente del Movimiento Mexicano por la paz y la autodeterminación de los pueblos. Era también vicepresidente del Consejo Mundial por la Paz y Fundador y director general del Centro de estudios del Agrarismo en México. Hombre sumamente culto, luchador incansable. Por los más nobles anhelos de la humanidad”.
Lo anterior es una pequeña parte del prólogo que escribió Arnaldo Córdova, en 1982 para la primera edición del libro “En defensa de la Revolución”. Recopilación de artículos escrito por Vázquez Pallares en Excélsior (1976-1981).
Sobre todo, Natalio Vázquez Pallares fue un gran ser humano, de ahí su vocación revolucionaria.
Desde muy pequeña fui testigo de la enorme congruencia ideológica y moral de mi padre. Quien me enseñó a ver y sentir la magia de estar viva. ¡Gracias, papá!
El 6 de enero es un día mágico, donde los sueños de miles de niños se hacen realidad. Son sabios sin duda, quienes persiguen sus sueños, quienes ven la vida en la sonrisa de la humanidad.
Les deseo a todos un 2021 lleno de salud, alegrías y prosperidad.
