Pátzcuaro, prácticamente un pueblo fantasma

El domingo ante el cierre de negocios el pueblo mágico lució prácticamente vacío

El pueblo mágico de Pátzcuaro se convirtió históricamente en un “pueblo fantasma”, donde sus calles y sus portales lucieron vacíos sin comerciantes. (Foto: Armando Martínez)

Pátzcuaro, Michoacá.- Por primera vez en muchos años y debido al alza de contagios de la pandemia del Covid-19 y al decreto emitido por el gobierno del Estado y la Secretaria de Salud, para que no se abrieran los comercios establecidos, ni salieran los ambulantes y semifijos, Pátzcuaro estuvo convertido este domingo prácticamente en un “pueblo fantasma” y se vio como nunca y en pleno domingo. 

Días antes el gobernador michoacano, Silvano Aureoles Conejo, había anunciado que debido al alza de contagios del coronavirus, al alza en el número de muertos y a la posible saturación de las camas hospitalarias, emitió un decreto avalado en el Congreso del Estado, para que no hubiera actividad comercial ni de ningún tipo, salvo las más necesarias, como fueron las farmacias, los hospitales, clínicas y otros negocios esenciales, para de esta manera detener y mitigar un poco el problema de la pandemia que cada vez avanza más aprisa y lo peor, con más potencia que al principio. 

De esta manera el pueblo mágico de Pátzcuaro se convirtió históricamente en un “pueblo fantasma”, donde sus calles y sus portales lucieron vacíos sin comerciantes y con poca gente que caminaba y disfrutaba de un domingo como nunca se había hecho. Ningún negocio abrió, ni siquiera las tienditas de abarrotes y de barrio que venden artículos de primera necesidad y donde sus propietarios van al día, las tiendas departamentales tampoco se les permitieron abrir, así como los de otros giros, como tampoco los tianguis domingueros. 

Aunque se trata de poner fin a los contagios de la pandemia, miles de patzcuarenses recibieron un duro golpe a su economía, ya que el gobierno del Estado con el decreto emitido y llevado a cabo durante este domingo y los que faltan del mes de enero, no les dieron opciones de apoyo, tan solo amenazas y advertencias de que si se les descubría que abrieran sus negocios, se les impondría una fuerte multa y hasta arrestos por algunas horas. 

Pero también hubo quejas de que no todos los comerciantes cumplieron con el decreto, ya que señalaron a una o dos ferreterías de un mismo dueño ubicadas en el centro de la ciudad, en la Plaza Bocanegra y en la calle de Obregón, donde estuvo vendiendo a puerta cerrada y que se observaba a la clientela entrar y salir.  

De la misma manera, un hotel de lujo que se ubica en la Calzada Lázaro Cárdenas a unos pasos del monumento a Tanganxoan, también tenía bastante gente, tanto en el restaurante como el cupo casi lleno de habitaciones y donde seguramente no se les hizo observación alguna, ya que políticos y gente “gente importante” son clientes asiduos al mismo y no se sabe si en realidad se vaya a aplicar las sanciones correspondientes o solo a los “de abajo”.