Asalto a la razón…

Les pidió "luchar como en el infierno" porque si no "ya no van a tener país". (Foto: especial)

El sueño de la razón produce monstruos”.

FRANCISCO DE  GOYA  

Son muchos los sueños colectivos y muchos más los individuales. Es bueno soñar, y sobre todo luchar para hacer realidad los sueños de justicia, igualdad, respeto, alto a la violencia y paz.

Sin embargo, como todo en esta vida, hay muchas maneras, muchos sueños, muchas maneras de hacer realidad los sueños de dominación, de hacerse de poder y de permanecer en él.

Recordemos los sueños de dominación de Adolfo Hitler. Político, militar y dictador alemán de origen austrohúngaro. Canciller imperial desde 1933 y Führer (líder) de Alemania desde 1934 hasta su muerte, llevó al poder al Partido Nazi, ​ estableciendo un régimen totalitario durante el período conocido como Tercer Reich o Alemania nazi. Inició la Segunda Guerra Mundial al invadir Polonia el 1 de septiembre de 1939 y es una figura clave en la perpetración del Holocausto.

Hitler se afilió al Partido Obrero Alemán, precursor del Partido Nazi, en 1919, y se convirtió en su líder en 1921. En 1923, tras el pronunciamiento en la cervecería Bürgerbräukeller de Múnich, Hitler intentó tomar el poder mediante un golpe de Estado fallido por el que fue condenado a cinco años de prisión. ​ Durante su estancia en la cárcel redactó la primera parte de su libro Mi lucha (Mein Kampf), en el que expone su ideología junto con elementos autobiográficos. Liberado ocho meses después, en 1924, Hitler obtuvo creciente apoyo popular mediante la exaltación del pangermanismo, el antisemitismo y el anticomunismo, sirviéndose de su talento oratorio apoyado por la eficiente propaganda nazi y las concentraciones de masas cargadas de simbolismo. Gobernó con un partido único basado en el totalitarismo y la autocracia de la ideología nazi.

El objetivo de Hitler era establecer un Nuevo Orden basado en la absoluta hegemonía de la Alemania nazi en el continente europeo. Su política exterior e interior tenía el objetivo de apoderarse de Lebensraum (espacio vital) para los pueblos germánicos.

Ascendió al poder durante un período de crisis económica, social y política, acentuada por los efectos de la Gran Depresión de 1929 y el descontento y frustración popular en Alemania como consecuencia de la derrota en la Primera Guerra Mundial. A lo largo de su mandato político utilizó la propaganda estatal y su carismática oratoria para persuadir a las masas,

Su régimen se caracterizó por la discriminación racial, la supremacía aria y la persecución étnico-religiosa y política. Desde 1939, como consecuencia de la guerra, este modelo se extendió al resto de Europa. En el plano ideológico, Hitler asumió los planteamientos del fascismo italiano, pero con matices propios basados en las características del nazismo y la sociedad alemana.

Responsable del inicio de la Segunda Guerra Mundial en Europa con la invasión de Polonia en septiembre de 1939, para 1941, período de su apogeo, sus tropas y aliados del Eje ocuparon la mayoría de Europa y partes de Asia y África.

Hacia el final de la guerra, las violentas políticas de conquista territorial y subyugación racial de Hitler habían causado la muerte de entre 55 y 60 millones de personas (alrededor del 2 % de la población mundial de la época) en su mayor parte civiles, así como un considerable grado de destrucción de ciudades europeas. El exterminio sistemático y masivo de enemigos políticos y personas consideradas racialmente inferiores o subhumanas, mediante la detención en una red de campos de concentración y exterminio en Alemania y en los territorios conquistados, llevó a la muerte a poco más de seis millones de judíos en lo que posteriormente en el contexto histórico se denominó el Holocausto, como así también a homosexuales, gitanos, eslavos, discapacitados físicos, enfermos mentales, prisioneros de guerra soviéticos y opositores políticos a su régimen.

Afortunadamente fue derrotado en 1945, por las tropas aliadas.

Los ideales fascistas y sueños de resurgimiento y dominación permanecen en diversas partes del orbe. No me refiero a correligionarios del gran dictador, sino me refiero a la ideología y necesidad de poder para llevar a cabo su sueño, de acabar con todos los que no piensen como ellos. Sumamente racistas e intolerantes, tachan a cualquiera que se les oponga de comunistas. Lo cual es totalmente absurdo ya que no por oponerse a su ideología se es comunista. Y está claro que Joe Biden no es comunista.

Todo esto pensé el pasado 6 de enero, cuando vi a los secuaces de Trump tomar el Capitolio por asalto. La barbarie arengada en nombre de la libertad, el objetivo principal de la toma del Capitolio era no permitir se validará a Biden como presidente legítimo, a pesar de haber obtenido en las urnas la mayoría de los votos.

Tras esta acción totalmente antidemocrática de Trump, importantes voces han pedido su renuncia. Trump se ampara en su doble discurso, por un lado, pide a sus huestes irse en paz a sus casas, pero señalándoles, que no es para nada la última batalla.   Y hace un llamado a acudir a impedir que Biden tome el poder el próximo día 20.

Las redes sociales han tenido papel protagónico en estos hechos, que han cimbrado no solo a E.U. sino al mundo.

Trump, utilizaba mucho el Twitter como medio de comunicación. Tras la toma del Capitolio, Twitter y Facebook le suspendieron sus cuentas.

La red social Parler fue uno de los principales canales por el que seguidores más radicales del presidente saliente de Estados Unidos, alimentaban teorías conspiratorias y lanzaban mensajes violentos y de odio. El uso de esta aplicación, que tiene una moderación muy pequeña, creció en Estados Unidos tras las elecciones y las acusaciones infundadas de fraude electoral por parte de Trump. Tras el asalto al Capitolio, las plataformas que dan soporte a Parler han tomado medidas y han eliminado la aplicación de sus tiendas virtuales.

Líderes demócratas y algunos republicanos han exigido que el presidente responda por el asalto al Capitolio de Washington en la tarde del miércoles antepasado. Exigen que el mandatario sea destituido del cargo que dejará el 20 de enero cuando Joe Biden jure como nuevo presidente.

“Lo que sucedió en el Capitolio de Estados Unidos fue una insurrección contra Estados Unidos incitada por el presidente. Este presidente no debería ocupar el cargo ni un día más”, dijo el jueves el senador Chuck Schumer, líder de los demócratas en el Senado.

Miembros del Comité Judicial de la Cámara de Representantes también escribieron una carta al vicepresidente Mike Pence instándolo a actuar para destituir a Trump.

Se admiró al ver como se podía recrear el pasado para adaptarlo al presente, y lo frágil que ciertamente se mostraba la realidad cuando uno empezaba a retorcerla“.

Alan Furst

¿Qué dijo Trump que ocasiono la toma del Capitolio? El presidente Trump habló durante poco más de una hora ante miles de simpatizantes que se congregaron en el Monumento a Washington, un espacio abierto entre la Casa Blanca y el Capitolio. Ahí Trump enumeró casos de supuestos fraudes electorales en varios estados que no ha podido comprobar ante los tribunales en la elección del pasado 3 de noviembre.

 Arremetió contra los republicanos “patéticos” y “débiles” que no apoyaban su exigencia de detener la certificación de votos que se llevaría a cabo momentos después en el Congreso.

 Cito parte de su discurso; “Increíble por lo que tenemos que pasar, y tener que hacer que tu gente luche. Si ellos no luchan, tenemos que eliminar a los que no luchan”, arengó a sus seguidores. “Caminaremos hasta el Capitolio y vitorearemos a nuestros valientes senadores y congresistas”, dijo, incluyéndose en la marcha, en la que luego, sin embargo, no participó. “Caminaremos y estaré allí con ustedes”, repitió, aunque después del discurso volvió a la Casa Blanca.

Les pidió “luchar como en el infierno” porque si no “ya no van a tener país”.

Durante semanas previas, el presidente Trump había ya marcado “el 6 de enero como día de la verdad”, explica el corresponsal de la BBC en Washington, Anthony Zurcher. “Les dijo a sus seguidores que vinieran a Washington DC y desafiaran al Congreso. Y el miércoles 6 por la mañana, el presidente y sus oradores previos pusieron en marcha el torbellino.”