DEBATAMOS MICHOACÁN: Transformaciones

Requerimos desde la conciencia tener el deseo de cambiar, de transformarnos, pero de saber a dónde vamos y qué queremos. (Foto: especial)

Nuestra práctica profesional y humana  ante las demás personas tiene un elevado componente vocacional. Está claro que al decidir formar parte del mundo tanto en lo individual, social e incluso planetario (constructo cultural de la humanidad) nuestra comunicación debe ser empática, asertiva, generosa, basada en el respeto y la alteridad, pero también en la tolerancia. Para realizarlo, para privilegiar la comunicación y el diálogo que potencie la Paz y el desarrollo humano se requiere de comprender la complejidad sobre la cual vivimos.

En mi caso, pero cada quien determina sus dinámicas sociales que además todas merecen el respeto, pero en mi caso, reitero, regularmente todos los días leo, sin faltar a mi cita con el otro que no es humano, ni ser humano, pero que resignifica la presencia de un pensamiento humano, es un disciplina, que se hizo regla, y que ahora ya es un hábito, es una condición de vida, en estos días  leí como renovarnos, para no caer en rutinas tradicionales, comparto parte de lo que ha sido mi experiencia en estos últimos veinte años de trabajo social.

Requerimos desde la conciencia tener el deseo de cambiar, de transformarnos, pero de saber a dónde vamos y qué queremos; es importante para cada persona tener una capacidad de investigación de no quedarnos con aquellos elementos que nos dan los medios, tenemos que buscar, motivar nuestro pensamiento crítico y de complejidad, también el científico; tenemos que reinventarnos día a día, y es que el mundo cambia permanentemente; impulsar una actitud planificada, no por controlar nuestras formas, sino para darle sentido a nuestro tiempo, a nuestras expectativas y saber cómo las cumplimos. Nuestro trabajo debe ser colaborativo, en ello, debemos promover la participación de personas, también de grupos de trabajo, siempre en complementariedad, siempre en alteridad e intercomunicación.

Los elementos antes definidos me han  ayudado a darle sentido a anticiparme a la pertinencia de los aprendizajes, a gestionarlos y facilitarlos en todas y cada una de mis intervenciones en diferentes públicos y bajo enfoque diversos y con tecnologías alternativas, presenciales y presenciales digitales, o a través de mis escritos que son prácticamente diario; requiero de evaluarme para saber que tanto avance, desarrollé  y que tanto debo regresar a formarme e iniciar, siempre con humildad, respeto a mi persona y siempre por avanzar con seguridad.

En mis intervenciones siempre dejo en el ambiente un rapor de confianza y respeto, y cuando no se logran busco nuevos ambientes sociales que permitan tomar el aprendizaje del mensaje que llevo, principalmente un mensaje de Paz y Desarrollo Humano, trato de dejar grupos comprometidos y apoyar para la formación en otros conocimientos. Gracias a mi formación especializada en diversos campos de las ciencias sociales, puedo atender diferentes temáticas y a través de diferentes instrumentos de participación, entre ellos las Comunidades de Aprendizaje, con impactos tan palpables como el de Santa María de Huiramangaro, en donde la sociedad continua buscando formas para fortalecer su cohesión social a través de practicas la confianza, la identidad, la búsqueda de valores y su consolidación y la convivencia y fraternidad.

Soy una persona que me preocupa desde nombrar mis intervenciones, hacerlas sugerentes, innovadoras, impulso la importancia de la autonomía, la creatividad, la actitud crítica y de complejidad, la confianza de los que han creído en mí. Soy tan flexible que he trabajado bajo un árbol que nos de sombra, en la calle, en las plazas públicas, en las oficinas, en los recintos académicos encumbrados, es decir, para mi cualquier espacio es digno de promover la enseñanza, de compartir mis conocimientos.

Los tiempos nos van diciendo qué hacer y por dónde ir, y hoy, son tiempos de cambio, de transformación, requerimos de privilegiar el diálogo, la horizontalidad, en alteridad, intercomunicación, en biología del amor, en ecología de saberes, en complementariedad, en valores, y no en colonización, en androcentrismo, o bien, en ideologías que someten, controlan o disciplinan los cuerpos.

La vida ya me enseñó que la experiencia es sabiduría y que es y debe ser complementada con el conocimiento científico, complejo, crítico para ser un agente de transformación y cambio social, que las competencias que nos da la educación, no permiten alas para la libertad y volar por caminos de justicia, de Paz.

 En estos años de trabajo, se han sumado importantes personas a este trabajo, Emily Stephanie, los Pedros, los Ricardos, Rafa, José, Edgar, Julio Cesar, Cesar,  Omar, que ahora se encuentran en una ruta de adelanto permanente.

Pienso, que es importante para cada ser humano, pero para mis compatriotas leer el documento ético de la Carta de la Tierra, hacerlo nos regala la posibilidad de alcanzar el equilibrio, la paz, el desarrollo sin violencia. Continúo pensando que la vida, sí, pero la vida debe estar al centro,  sin antropocentrismos, donde todos los seres vivos estemos considerados, porque todos somos importantes en esta realidad y no solo el hombre como se nos enseña. Estas aspiraciones nos permiten avanzar cuando al tomar decisiones con libertad y sin subjetivaciones, que dan sentido a la responsabilidad planetaria, no solo en nuestro espacio común, sino en la Tierra, ello, nos debe llevar a la comprensión que cualquier exceso de los humanos continuara deteriorando el medio ambiente y la biodiversidad de Pachamama.

Somos personas con identidad nacional y planetaria, al  ser género humano, y ambos campos se encuentran debidamente vinculados, lo que hagamos en México mal, se resentirá en otro espacio del planeta. Y en este sentido, nuestra célula básica, la familia en sus diferentes expresiones y no solo nuclear requiere de una responsabilidad de todos hacia su bienestar presente y futuro, pero debemos de ampliar esa responsabilidad cuando hablamos del mundo viviente de manera planetaria, incluyendo en sus derechos a los bosques, los animales, es decir, los seres vivos, pero reconociendo en el respeto al agua, al aire, la tierra, la luz.

La importancia de cambiar de actitud ante la vida, ante nosotros, es comprometernos con una nuevo paradigma social, donde la exclusión no sea más, donde la violencia y sus pedagogías no generen más daño y dolor, donde el respeto a los derechos humanos y las libertades nos llevan a descolonizar el saber, y distribuir el poder con ese enfoque de avanzar entre la igualdad de mujer y hombres, donde la economía de cuidados y domésticos sea revertida, y donde hombres y mujeres puedan ser felices de conformidad con sus maneras de ser, pensar y actuar. Sin globalización, sin un mercado que nos hace hedonistas, narcisistas, sin un patriarcado que genera dolor y daño social.