URBANÓPOLIS: Población, territorio y vacunación

En los últimos días, hemos escuchado una infinidad de información respecto a la vacuna diseñada contra el SARS-Cov-2, pero más allá de los múltiples cálculos sobre cuantas personas se vacunan por día o cuál es el número programado a cubrir con la primera dosis de la vacuna, llama la atención que no se escucha nada relativo a la distribución de la población y su accesibilidad.

Comencemos por señalar el concepto de “ciudad” es muy dinámico, siendo el criterio poblacional, el predominante, aunque cambia según las circunstancias particulares de cada país. Por ejemplo, en Suecia se considera como ciudad toda aquella localidad de 200 y más habitantes; en Australia y Canadá se considera como ciudades a las localidades de más de 1,000 habitantes; en Francia, los asentamientos humanos mayores a 2,000 habitantes.

Se utiliza el criterio poblacional, pues se considera que, a mayor cantidad de habitantes, un asentamiento humano se vuelve más diversificado en su económica y más heterogéneo en su composición social. Sin embargo, aún y cuando el INEGI considera como urbano toda aquella localidad mayor a 2,500 habitantes, la realidad en México, ha demostrado que existen localidades con esta población, pero cuya disponibilidad de servicios y equipamientos no son los esperados para una ciudad. De ahí que El Colegio de México y el Consejo Nacional de Población (CONAPO) consideren como criterio para definir un asentamiento como urbano, sólo aquellos mayores a 5,000 habitantes.

Bajo las consideraciones anteriores, en México, hacia mediados del siglo pasado, la mayoría de los mexicanos habitaba en localidades consideradas como rurales, tan solo en 1970, el 37 % de la población total del país, vivía en una localidad considerada como urbana. A partir de 1980, es que a México se le considera un país urbano, pues por primera vez, la mayoría de su población (57%) habitaba en una ciudad. Hoy en día se considera que el 78% de los mexicanos vive en una ciudad.

Desde esta perspectiva, se puede considerar que poco menos de 8 de cada 10 mexicanos se encuentran en circunstancias accesibles para recibir atención médica o en este caso, la vacuna. Pero ¿Qué ocurre con el 22% de los mexicanos restantes que no habitan en una localidad urbana?

Hay que señalar que, de forma paralela al proceso de concentración que ha tenido la población en ciudades, se presenta una dispersión,tanto a nivel nacional como al interior de cada entidad federativa. Hoy se cuentan 1,812 localidades mayores a 5,000 habitantes en contraste con los 184,514 asentamientos humanos menores a 5,000 habitantes. Para ilustrar lo que esto representa, veamos dicho proceso en el ámbito de las entidades federativas.

Para el caso de Michoacán, existen 9,217 localidades con menos de 5 mil habitantes y que en conjunto representan aproximadamente 1.5 millones de personas, es decir aproximadamente una tercera parte de los habitantes de la entidad. Un caso extremo de dispersión lo representa el estado de Veracruz, pues poco más de 3.5 millones de sus habitantes, que representan poco más del 40%, están distribuidos en 20,671 localidades menores a 5 mil habitantes.

Si se considera la extensión territorial, la entidad de mayor superficie es Chihuahua y en ellas existen 12,208 localidades menores a 5 mil habitantes, en donde se distribuye el 15% de su población total. Sin embargo, la extensión territorial no es condición para dispersión urbana, pues entidades como Tlaxcala el 95% de sus localidades y que representan 1,239 asentamientos humanos, son menores a 5 mil habitantes.

Como se observa, la distribución de la población en el territorio no es cosa menor, por el contrario, además de los aspectos conocidos relativos a la cadena de congelación, la coordinación del sector salud y el personal que realiza esta tarea de la vacunación, habría que considerar que la poca accesibilidad que existe hacia algunas localidades rurales, que se encuentran prácticamente incomunicadas o en el mejor de los casos, la distancia de éstas a una localidad urbana se mide en días, puede llegar a representar un asunto coyuntural.

El sistema de salud en México, tiene una amplia experiencia en la vacunación, por ejemplo, el caso de la poliomielitis, que se atribuye a un virus que invade el sistema nervioso y puede paralizar los músculos de la respiración y causar la muerte, se encuentra eliminada de México, desde hace 30 años y aún así, hoy en día, se mantiene una estrategia permanente de vacunación que contempla la aplicación de más de ocho millones de inmunizaciones anualmente a menores de cuatro años de edad.

De la misma forma en que la estrategia de vacunación diseñada por grupos de edad, debe ser revisada, pues la situación se modifica rápidamente. Un ejemplo es que, los contagios entre jóvenes de 15 a 29 años, aumentó 88 por ciento, con respecto a julio del año pasado, lo que, en buena medida, explica en parte el crecimiento acelerado de la pandemia en el país, pues de representar 16 por ciento del total, hoy los casos en jóvenes representan casi el 30 por ciento.

Lo expuesto anteriormente tiene el propósito de sustentar que, se deben incorporar a la estrategia diseñada, consideraciones territoriales sobre la distribución de la población en el país, pues de lo contrario, se provocaría una infinidad de contratiempos, por situaciones imprevistas. Finalmente debemos estar conscientes que la aplicación de la vacuna contra el SARS-Cov-2, en México, no será tan rápida como señalan las autoridades y llegar a la meta de vacunar a la totalidad de la población, puede llevar años.