VIVILLADAS: ¿Encuestas? De nuevo al juego

No es malo que se publiquen resultados de encuestas, es parte de la jugada electoral, lo malo es que en aras de obtener dinero, canónigas o ciertos privilegios inventen cuando no es su misión. (Foto: especial)

Sería conveniente que el Instituto Nacional Electoral tuviera cierta rectoría en la publicación de encuestas o que de plano los ciudadanos fuéramos mas observadores y analíticos ante las circunstancias, porque parece una feria del caos cada vez que publican resultados, es clara la intención y manipulación: quien paga la encuesta sale ganador, además que si no le conviene omite el nombre de la persona que es peligrosa para sus intereses.

Hemos sido testigos de múltiples anomalías, en primer lugar, porque existen aquellas que se proclaman Casas Encuestadoras cuando en realidad son Casas Acomodadoras, ni el más mínimo sentido de un trabajo estadístico tienen, sólo emiten resultados, olvídense de técnica, procedimiento y método, ahí solo les interesa el nombre del supuesto ganador o quien lleva la ventaja o quien casi se empareja. Es total la falta de ética, que da al traste con las encuestadoras profesionales o serias.  Que, para ser honestos, Vivilladas anhela, sueña con tener frente a él una de ese tipo de Casas, no dice que no existan, dice que no las conoce. Así de grande quizá sea la ignorancia o la duda.

Por ejemplo, en una agencia de noticias, Quadratín para que no quede duda de la referencia, ponen al candidato más posible de la coalición PRI, PAN y PRD, Carlos Herrera Tello, exsecretario de gobierno y oriundo de Zitácuaro, amigo y compañero de Silvano Aureoles, casi en igualdad de intención al voto con Morón, cuando todos sabemos que ni remotamente es así. Ahora bien, si es una inserción pagada deben notificarlo, o si es cuestión de la empresa editorial, mucho peor. ¿Se trata de informar, desinformar o de manipular al público?

No es malo que se publiquen resultados de encuestas, es parte de la jugada electoral, lo malo es que en aras de obtener dinero, canónigas o ciertos privilegios inventen cuando no es su misión, además cada vez que inventan y que les sale el tiro por la culata, pierden credibilidad social, aunque se percibe que no les interesa. No les importa quemarse o ser exhibidas cuando han logrado sus propósitos.

Hay casas encuestadoras que ha logrado cierta fama en México, con prestigio, pero han aparecido otras que de plano no tiene nada de profesionalismo, para nada son fiables, existen otras que son un juguete y solo les interesa la precepción política o jugar con ella.  En una decisión electoral hay muchos factores, a favor o en contra que no pueden medirse, aunque ahí estriba parte del reto, en lo posible todo debe prevenirse, las variantes y las condiciones.

El principal reto es acreditar la imparcialidad y ganar la confianza del quien las contrata o de quienes leerán dicho trabajo.

No podemos dejar de lado que en ocasiones el gobierno reprueba o aprueba las encuestas según les va, si le salen a favor las aplauden, si salen en contra dicen que no sirven. En otro sentido, cuando llaman para encuestar la agente desconfía por las extorciones o si tocan a la puerta nadie quiere abrirles, debemos entender que esto es una limitante, pero en nada justifica que manipulen resultados o lo peor, que ni hagan encuestas sólo hagan sus fechorías.

Hay un derecho histórico a la desconfianza contra esta industria, porque es un derecho del pueblo conocer la verdad, checar tendencias o reflexionar sobre intenciones, a no ser objeto de burla; por otro lado, si desean influir en resultados, sin  medir intenciones de voto a favor de uno o de otro, que especifiquen quién paga la encuesta. Así cada uno de los lectores sacará su propia conclusión.

Por lo pronto Quadratín está quedando mal parada como agencia de noticias porque con eso del “casi empate entre Carlos Herrera y Raúl Morón rumbo a la Gubernatura, aún sin campaña” sí que se volaron la barda. México requiere seriedad, compromiso y profesionalismo de las casas encuestadoras o de plano mejor que se retiren del negocio, aunque no lo harían porque es una actividad muy redituable, más en tiempos electorales y mucho más en tiempos de pandemia.