VIVILLADAS: Motociclistas… peligros en las calles

A raíz de la pandemia las agencias de transporte de comida rápida están haciendo su agosto porque la demanda de servicio ha aumentado. (Foto: especial)

Salir a la calle, como peatón o  manejando  cualquier vehículo que no sea motocicleta siempre será un riesgo, decimos que no sea motocicleta porque los conductores de éstas se convierten en los protagonistas de la presente columna. Un buen número de conductores de dichas máquinas de dos ruedas ni manejan con precaución ni mucho menos cuidan al transeúnte , para acabar pronto ni ellos se cuidan, la verdad andan como poseídos  de un lado a otro, rebasando a diestra u siniestra  sin precaución alguna y uno que otro hasta con celular en mano.

Hace años empezó la euforia por las motonetas, mismas que pueden ser de precios accesibles, mas con pagos chiquitos (pero eternos), de cierta forma se convirtieron en fuente de transporte para estudiantes o comerciantes que requerían trasladarse de manera rápida, aunque poca segura porque una característica de ellas es que son un tanto silenciosas y el automovilista ni cuenta se da que lleva un mosquito pegado cerca de su carro, mismo que lo pude rebasar por un lado o por el otro cuando sólo deben hacerlo por la izquierda, pero como se meten como Pedro por su casa, cada susto que meten al automovilista que vaya usted a creer.

En Morelia va creciendo este tipo de movimiento, nos referimos a las motonetas, porque en Moroleón y Uriangato en el vecino estado de Guanajuato, ya son una plaga, por las actividades comerciales propias de esos lugares; en Uruapan, Zamora, Zitácuaro y la Piedad, en nuestra entidad, también va en aumento este tipo de movilidad.

Por otro lado, a raíz de la pandemia las agencias de transporte de comida rápida están haciendo su agosto porque la demanda de servicio ha aumentado: Motoexpress, Didi Food, Uber Eat, Rapid, entre  otras, están,  muy movidos, pero como los conductores andan medidos de tiempo se la pasan zigzagueando por calles y avenidas poniendo en grave riesgo a peatones y su propia integridad, y no decimos lo que ocurre con los automovilistas que saben perfectamente que ante un accidente ellos llevan las de perder cuando en muchas ocasiones el motociclista es responsable por su imprudencia , ya sea en velocidad o por su desplazamiento irracional. ¡¡Antes sólo eran los de Dominos Pizza pero hoy son un hormiguero!!

Poco hablaremos del famoso y positivo programa “uno a uno” en el cruce de calles, los conductores o conductoras  de las motos no entran en este paquete, cuando también son vehículos automotores y deben cumplir con esa norma de cortesía  que ha tenido éxito en Michoacán; los que traen motonetas o motocicletas se sienten reyes de las calles y hacen lo que se les pega en gana, bueno, hasta semáforos en rojo se los pasan sin precaución , en esta práctica también meteremos a los ciclistas que piensan que son de goma y que nada les pasará ante algún percance.

El tema de la movilidad en este tipo de vehículos, que insistimos deben respetar las reglas y condiciones existentes en el Reglamento de Tránsito y Movilidad del Gobierno del Estado cuya última actualización fue en el 2018, no es el único problema, hay otro: los estruendosos ruidos de motocicletas, no se diga cuando se le atraviesa una caravana de Chopperes, de esos que les encanta traer imágenes de calaveras en sus playeras o chamarras; sin importar la hora destraban el escape a todo lo que da , son un auténtico enfado, peor si sueltan las llamadas “balas” que truenan como cuete de rancho, por supuesto hay otros motociclistas que no son de ese tipo de clanes que también les encanta pasar por calles y avenidas con los mismos ruidos que molestan a la población.

Por cierto cuando los motociclistas andan por doquier en cuestiones de trabajo, diversión o por lo que se les ocurra  y que no respetan las normas de conducción,  los agentes de  tránsito  nada hacen  al respecto, ellos sólo están a las caiditas para fregarse incautos cuando tienen operativos conjuntos y solicitan documentación pidiendo a Dios que nada traigan, ni casco, para obtener su respectiva “cooperación” voluntaria.

No es que estemos amargados, que no nos guste el  ruido, nada de eso,  todos tenemos derecho a tener una moto, un auto, lo que sea pero también debemos ser cuidadosos respetando las normas, los reglamentos,  más cuando la vida está en juego.  Ante el crecimiento de este tipo de vehículos y su actual demanda las autoridades necesitan estar muy al pendiente de que no se inflija la ley, hacer campañas masivas invitando al orden y sobre todo a concientizar a motociclistas que tan importante es su vida como la de todos los demás. De por si es difícil vivir en la selva de asfalto, ahora con gorilas sueltos, mucho peor. Debe procurarse una sociedad ordenada  y  respetuosa, más en estos tiempos donde el desencanto, la frustración  y la ansiedad están pegando duro.

“Ayude un poco… sin manejar como loco”.