URBANÓPOLIS: Mis necesidades vs. Un mundo sustentable

Alguna vez se ha preguntado, ¿qué tan necesario es todo lo que tengo?, sin lugar a dudas que resulta difícil la respuesta, más aún después del último año, donde por la restricción de actividades y el “quédate en casa” nos hemos dado cuenta que, cosas que considerábamos imprescindibles, no lo son.

La respuesta se vuelve más compleja, si consideramos una perspectiva desde el planeta que habitamos y no sólo desde nuestra habitual perspectiva egoísta e individual. Hasta hace relativamente poco tiempo, nuestras necesidades como humanidad eran cubiertas bajo ritmos y tiempos distintos, que eran determinados por las condiciones naturales, se tenia plena conciencia de que las cosechas estaban condicionada por los ciclos agrícolas, que no en todos los sitios se podía disponer de lo mismo y aprendimos a esperar y consumir de acuerdo a los tiempos del planeta.

Con la Revolución Industrial nuestro estilo de vida se vio radicalmente modificado, pues se logró “dominar” muchos de los procesos naturales y con ello, algunos límites que, en ese momento se observaron como tecnológicos, pero hoy vemos que, en realidad se trataba de límites impuestos por la propia naturaleza para mantener al planeta en equilibro.

El supeditar todo a la productividad, implantó la idea de acumulación de bienes como sinónimo del bienestar de un individuo, como si se tratará de la única vía para satisfacer las necesidades. A este respecto, uno de los teóricos más importantes respecto a las necesidades humanas y la motivación es Abraham Maslow, un psicólogo que propuso la “Teoría de las Necesidades Humanas”, más conocida como la Pirámide de Maslow, debido a que representa las necesidades humanas en una suerte de pirámide que es a la vez la escala que mide el grado de urgencia, donde los distintos tipos de necesidades se suceden unos a otros desde la base de la pirámide, donde se hallan las necesidades fundamentales humanas, y a medida que se asciende hacia la cima, las necesidades se tornan menos urgentes y más abstractas.

Necesidades fisiológicas, propias del cuerpo y la manutención; necesidades de seguridad, es decir, aquellas que garantizan una existencia continua y libre de asedios (elementos climáticos, etc.); necesidades de afiliación, las correspondientes con el sentido de pertenencia del individuo a una sociedad determinada (el amor, la camaradería, etc.); necesidades de reconocimiento, consistentes en lavaloración por los demás miembros de la sociedad, lo cual incide en la autoestima y necesidades de autorrealización, que son el tipo más abstracto y complejo de necesidades, y tienen que ver con la autorrealización moral, espiritual y creativa, es decir, necesidades profundamente individuales y subjetivas. 

De acuerdo con su importancia o naturaleza, las necesidades también se pueden clasificar como Necesidades Primarias, aquellas vitales, es decir, son aquellas cuya satisfacción depende la supervivencia de la persona (comer, dormir, respirar, hidratarse, etc.), aquellas relacionadas con el mantenimiento de los estándares mínimos que le permitan al cuerpo funcionar bien. Y como Necesidades Secundarias, aquellas que no son vitales, pero aumentan el nivel de satisfacción y bienestar de la persona, que suelen tener un componente cultural, por lo que pueden ser diferentes dependiendo de la cultura e incluso el momento temporal (tener un carro, un teléfono celular, ropa de una marca específica, etc.), incluso desde la perspectiva económica tradicional se considera que estas necesidades no son pocas, pero infinitas e insaciables.

Aún y cuando pudiera considerar que el asunto de las necesidades corresponde al ámbito personal, tienen implicaciones sobre toda la sociedad e incluso el planeta, debido a los recursos naturales que se explotan para satisfacerlas o los desechos que se generan por su breve uso. Desde hace décadas se considera que estas “necesidades” constituyen una amenaza para nuestra supervivencia. Treinta años después de conformada la Organización de las Naciones Unidas, realiza una reunión en México y aparece por primera vez la noción de “necesidades humanas básicas”, entendidas bajo el sentido de desarrollo de los seres humanos y no en el sentido de desarrollo de países o producción de bienes materiales.

Esta reunión, en 1974, consigno sus acuerdos en la llamada Declaración de Cocoyoc, donde se observa una alerta ante lo que se considera una inevitable crisis ambiental, pues se consigna que “Han pasado 30 años desde que, con la firma de la Carta de las Naciones Unidas, se iniciaron los esfuerzos tendientes a tratar de establecer un nuevo orden internacional, intento que en estos días se encuentra en un punto crucial. Las expectativas de lograr una vida mejor para toda la familia humana se han visto frustradas en gran medida por haberse comprobado la imposibilidad material de satisfacer las necesidades humanas más fundamentales

Se establece con toda claridad, algo que solemos olvidar frecuentemente, que: “El plantea es finito; por eso es imposible mantener indefinidamente la multiplicación tanto de la población como de sus demandas… se debe establecer cuanto antes la política más adecuada para la conservación de los recursos, dentro de un marco de un nuevo orden económico y comprendiendo cabalmente que esos recursos son en definitiva escasos, en vez de seguir insistiendo en la desaprensiva rapacidad actual.”

Se refiere por primera vez a una visión transgeneracional de nuestra responsabilidad con los demás seres humanos, se indicaba que: “El primer objetivo que debe perseguirse es proporcionar el beneficio de los recursos a los más necesitados y hacerlo de acuerdo con el principio de solidaridad haca las generaciones futuras”, concepto que será retomado en 1987 en el Informe Brundtland.

Deseo finalizar esta columna, citando el último párrafo de la Carta de Cocoyoc, con el objetivo que nos permitir un marco de referencia para poder responder a la pregunta planteada inicialmente, sobre nuestras verdaderas necesidades y actuar en consecuencia: “El camino a seguir no debe verse obscurecido por visiones apocalípticas ni iluminado irreflexivamente por un optimismo inconsciente de sucesivas constantes tecnológicas”.