Falleció el icónico librero Enrique Fuentes

"Apague la televisión y use su imaginación", su frase

Sociólogo de profesión, Fuentes dirigió desde 1989 la Antigua Librería Madero, situada en la calle Madero del Centro Histórico de la CDMX, donde solían reunirse, poetas, escritores y ensayistas durante la segunda mitad del Siglo XX. (Foto: especial)

Ciudad de México.- Librero independiente, autor y referente de la histórica Librería Antigua Madero, donde se reunieron escritores y poetas nacionales durante décadas, Enrique Fuentes Castilla falleció a los 82 años y su deceso fue motivo de condolencias del gremio cultural.

Según proceso.com.mx, la Secretaría de Cultura (SC) y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura emitieron mensajes al respecto; y por su cuenta Alejandra Frausto, titular de la SC, emitió un mensaje en donde se lee:

“Hoy México perdió a un hombre que amó a los libros y la lectura, y que mejor supo compartir ese amor con nosotros. Mi pésame a Andrea (@Cajadecerillos) por el triste fallecimiento de su padre, don Enrique Fuentes Castilla, librero de la histórica Librería Antigua Madero”.

Sociólogo de profesión y librero por vocación, Fuentes Castilla dirigió desde 1989 la Antigua Librería Madero, fundada en 1939 por Tomás Espresate, situada en la calle Madero del Centro Histórico de esta ciudad (ahora peatonal), donde solían reunirse, poetas, escritores y ensayistas durante la segunda mitad del Siglo XX.

Es a Fuentes Castilla, originario de Saltillo, Coahuila, a quien se le asume la frase “apague la televisión y use su imaginación”, además de haber escrito el volumen Las redes ocultas del libro.

Con motivo del cambio de sede de la entonces Librería Antigua Madero a Isabel La Católica 97, el reportero Roberto Ponce lo entrevistó en 2012 (Proceso, 1844).

Entonces refirió sobre los manuscritos de relevancia que transitaron por la Madero, citando aquel que databa de 1723 donde daba testimonio de la heredad de los descendientes del emperador Moctezuma:

“Es un manuscrito que llegó a la Biblioteca Nacional, sin título, con los escudos genealógicos de estas familias pintados a mano, dando parte ya no del árbol sino como yo le nombro, del nopal genealógico del emperador Moctezuma y el encuentro con ese otro mundo de los conquistadores. Pero para efectos personales, independientemente de lo valioso de un libro, yo creo que encontrar una primera edición del Pedro Páramo de Juan Rulfo en el Fondo de Cultura es toda una maravilla y resulta extraordinario, si bien los primeros cuentos aparecieron en la revista América”.

Ahí mismo opinó sobre la educación en México:

 “Necesitamos menos historiadores y más ingenieros. Y en las universidades mexicanas hay más historiadores que estudiantes en las ciencias de la computación”.

E hizo referencia sobre la importancia de algunas lecturas, en especial las históricas:

“¿La necesidad actual en el mundo es la tecnocracia? Pues yo invitaría a la gente que leyera el libro de entrevistas a historiadores de diferentes nacionalidades y entre ellos a mexicanos, Profetas del pasado, en Editorial Era, que realizó Christopher Domínguez Michel.

 “Son testimonios de historiadores que nos aportan mucho sobre ese pasado y la aclaración muy importante acerca de esta historia lineal que es la historia de bronce, como puede llamársele, a mí me gustaría que la gente leyese esos textos para ir aclarándonos. A título personal yo tengo una frase: ‘La historia es una yegua briosa, negra y encabritada que no cualquiera monta’”.