Definamos el hostigamiento sexual

El término de “hostigamiento sexual” fue acuñado por primera vez en 1975, pero ello no quiere decir que no existiera. (Foto: especial)

Cada vez más, mujeres trabajadoras en México (sobre todo las que se encuentran adscritas a algún sindicato) se organizan y realizan actividades tendientes a denunciar y erradicar el hostigamiento sexual en el ámbito laboral.  De alguno de estos grupos de trabajo, hace ya más de 10 años, recibimos valiosos documentos en los que socializaban sus investigaciones y experiencias, obtenidas mediante entrevistas, conferencias y talleres.  El objetivo propuesto en aquella época continúa vigente: sensibilizar a los diversos actores sociales: empresarios, empleadores, líderes de sindicatos, funcionarios públicos, trabajadores y trabajadoras y a la sociedad en general, sobre ese problema que poco se ha atendido y llega a causar tanto daño a quien resulte víctima.

       De ese material que utilizamos en algunos talleres que organizamos con mujeres trabajadoras, recupero los siguientes datos, que resultan importantes en estos tiempos críticos, cuando tantas mujeres jóvenes se han visto obligadas a aceptar trabajos mal remunerados, enfrentando además situaciones de competencia ante varones y otras mujeres a las que se les exige “buena presentación”, antes que capacidad o destrezas.

       En charla con alguna joven vecina, me confió la desagradable experiencia que tuvo en una tienda departamental en la ciudad capital, adonde desde antes de la pandemia, tuvo que abandonar sus estudios, por no cubrir las expectativas deseadas y los constantes “paros” en la escuela que había elegido.  Entonces, mientras decidía a qué otra carrera podía inscribirse, entró a trabajar a la tienda que suponía confiable. Me dice, resumiendo la historia que vivió, que todavía hoy le cuesta trabajo dejar de pensar en que atrás de un joven atractivo y de buenos modales, pueda existir una personalidad tan retorcida.  Y todavía algo peor: el gerente de la empresa no hizo nada para evitar que ella fuera víctima de acoso… y no obtuvo apoyo de ninguna otra empleada, a pesar de saber que otras habían experimentado igual situación.

       Vuelvo al material que sería importante dar a conocer en cualquier lugar de trabajo: El hostigamiento sexual es un ejercicio de poder en el que a las mujeres, por las prácticas sociales y culturales, nos colocan en una situación de mayor vulnerabilidad; por esta razón, es necesario romper la invisibilidad de esta problemática.

       El término de “hostigamiento sexual” fue acuñado por primera vez en 1975, pero ello no quiere decir que no existiera.  Fue sólo que nosotras nunca nombramos el problema y en tanto no se menciona, es difícil encontrar solución.

       Como todo tipo de violencia hacia las mujeres, el hostigamiento sexual se basa en la cultura imperante, en donde a los hombres se les educa para ver a las mujeres como objetos sexuales, de su propiedad y a los cuales puede usar y abusar a su antojo.  Por esta pauta cultural, algunos hombres hostigadores ni siquiera se dan cuenta de lo ofensivo de su conducta, e incluso hay quienes piensan que la mujer desea ser hostilizada y que el hombre debe ser hostigador para cumplir con su papel como tal.  Y atención: el hostigamiento sexual no se trata sólo de sexo.  Se trata de poder.  Típicamente, tal comportamiento es elegido para humillar y controlar.

       Para las trabajadoras que no acceden a los avances o demandas sexuales, las repercusiones pueden ser:  Negativas a ascensos o aumentos de salario, e incluso el congelamiento en algún puesto.  Transferencia del lugar de trabajo; incremento de las cargas de trabajo o la imposición de trabajos que otras/os no realizan.  Negativa de prestaciones, promociones y derechos, o retardo en su tramitación.  Referencias negativas de la trabajadora, evaluación negativa del desempeño laboral.

       También, cuando el acosador tiene de aliados a otros trabajadores o tiene puesto de mayor jerarquía que la trabajadora acosada, ésta puede recibir el levantamiento de actas administrativas cuestionando su trabajo, argumentando ausentismo y llegando al despido o a la renuncia.

       A nivel de las condiciones y relaciones de trabajo, las repercusiones son: baja productividad de las afectadas, ambiente hostil hacia las afectadas, humillaciones, incomodidad.

      Y a nivel psicológico y físico, el hostigamiento sexual produce: ira, ansiedad, nerviosismo, temor, baja autoestima, degradación o culpabilidad por creer que ella lo ha provocado; insomnio, dolores de cabeza e inapetencia.

       El hostigamiento sexual en el trabajo es una violación a los derechos humanos y sexuales de las trabajadoras y también es un problema social-laboral que cada día amenaza al bienestar físico y psicológico de miles de trabajadoras, sin excluir a los hombres.

       Lo que se recomienda, además de rechazar cualquier trato con el hostigador, es comunicar que se es hostigada (a compañeras o a asociaciones de mujeres); socializar el hecho es importante, ya que las mujeres se dan cuenta que no es algo personal. Si existen más mujeres hostigadas en el centro de trabajo, resulta conveniente hacer la denuncia colectivamente.

       Si estás sindicalizada, presenta tu denuncia en la instancia correspondiente, haciendo valer tus derechos de agremiada.  Además, exige a tu sindicato que incorpore, dentro de los estatutos y contratos colectivos de trabajo, políticas que prevengan el hostigamiento sexual, así como las sanciones en caso de presentarse.

       Debemos proponer a las empresas, un código de conducta contra el hostigamiento sexual en los centros de trabajo.  Tomemos en cuenta de que el hostigamiento sexual se encuentra ya tipificado como un delito, e incorporado en las modificaciones a la Ley Federal del Trabajo.

       El hostigamiento sexual en el ámbito laboral continúa hoy siendo motivo de atención.  Resulta necesario que tomemos medidas para hablar de ello e impedir que muchas mujeres sufran sus consecuencias.