VIVILLADAS: Vacunas y el riesgo de relajarse

Hay ilusión en las inmunizas pero también existe escepticismo y temor. (Foto: especial)

Es verdad que las vacunas ante la crisis de salud que estamos padeciendo, además con gran impacto económico, a nivel mundial, ofrecen una esperanza para avanzar a una cierta recuperación de la normalidad de vida a la que estábamos acostumbrados,  pero también han  ocasionado cierta relajación en las prácticas de cuidados, que sin ser pesimistas nos pueden orillar a sufrir un grave golpe provocando caos y desilusión de gran impacto emocional. Una  una cosa es que se hable de la aplicación de éstas y otra muy distinta es que bajemos la guardia, ya que muchos pensamos que  tan solo  hablar que existen vacunas  producidas por varios laboratorios ya estamos inmunizados, por lógica no es así. Sobre todo en México que, a decir la verdad, no se han aplicado  con la celeridad ni la cantidad  prometida.

A partir del anuncio de la producción de dichas inyectas existe un mejor ánimo entre la población que ha incrementado sus actividades económicas, comerciales y turísticas, incluso en fiestas familiares y sociales donde la sana distancia y los cuidados recomendados están quedando de lado.

Si bien es cierto que existe la práctica del uso del cubrebocas, del lavado de manos y aplicación del gel antibacterial, pero  la sana distancia y  las aglomeraciones se han visto más recurrentes. Prueba de ello es que en varias playas de la república, en centros turísticos y antros de convivencia, tanto social como etílica, no se ha tenido el mayor cuidado, lo que sin duda implica riesgo permanente al no acatar las recomendaciones que de alguna forma se estaban siguiendo.

Es comprensible que la actividad económica, en todas sus dimensiones, era urgente  se reactivara pero no en de forma desmesurada o irracional; se está viviendo una efervescencia  como si ya todos estuviéramos vacunados, y aunque se ha permitido la  apertura, con los cuidados ya conocidos, no todos siguen las especificaciones debidas, situación que ha sido muy marcada sobre todo en bares, antros, playas incluso en plazas públicas. Eso de 25 % de cupo ordinario de su capacidad no todos lo respetan y ello puede traer secuelas.

Por otro lado, seamos fríos y sensatos, debemos tener claro que  las vacunas hasta ahora existentes  no han sido cien por ciento elaboradas bajo los protocolos que las instituciones de salud exigen, varias de ellas, por no decir todas, están en fase de prueba o de plano aceleraron cada una de su fases  para intentar salir a la brevedad de la pandemia, en la historia nunca habían sacado al mercado dichos medicamentos preventivos con tanta premura lo que pone en evidencia su eficacia y esto es lógico pero no quedaba de otra, de ahí que algunos representantes de las organizaciones  de salud a nivel mundial y latinoamericano, justifiquen su aplicación señalando que es  más grave el riesgo  para la población el no ponerlas que  aplicarlas. No se trata de  ganancia económica, se trata de una situación de conveniencia y sobrevivencia.

 Claro está que a medida que pasen los meses los procesos de elaboración y su dicha eficacia tendrá que ir perfeccionándose  y a nadie extrañará que se multipliquen laboratorios o  universidades que ofrezcan otras alternativas, por lo pronto es lo que nos toca vivir y aceptar.

Hay ilusión en las inmunizas pero también existe escepticismo y temor , como ya dijimos por la celeridad de los procesos, de ahí que algunos adultos mayores no deseen aplicársela, aunque tampoco faltan  las teorías conspiradoras sobre fatalidad que sugieren el exterminio de los viejitos y hasta el supuesto injerto de un microchip para control de la población mundial.

Son contrastantes las opiniones a favor o en contra  que se realimentan de ciertos casos  donde inyectados se han contaminado del Covid-19, pero  nada prueba que no hayan estado infectados antes de la vacuna  u otros ejemplos donde, se dice, que la reacción al fármaco ha causado trombosis, nada está comprobado dando pie a la especulación.  Lo que en efecto  puede ser común es cierta molestia muscular  o algo de fiebre pero nada que no pueda soportarse, sólo que ahora  el temor es impresionante por la cantidad de fallecidos que se han suscitado, haciéndolo más triste porque no hay oportunidad de  despedir a familiares y amigos hacia su última morada, tal como eran los rituales populares.

El tema de hoy puede ya cansar o hastiar porque durante un año ha sido recurrente por obvias razones y se comprende pero queremos dejar en  claro: la simple existencia de vacunas no significa que nos caerán del cielo y al mojarnos seremos  inmunes, hay que ponerse la inyección, en otro sentido debemos  seguir con los cuidados porque  no son 100 por ciento confiables. Es preciso que no se  baje la guardia porque podemos sufrir una nueva ola de infecciones  y esto  sería   impactante y decepcionante.

La salud es primero, esto lo sabemos todos, más aún los guardianes de la nación que han sido los verdaderos héroes, pero que de plano  ya están fatigados.