LOGOS: Un pícaro vacunador; AMLO en campaña electoral

Todas las encuestas han caído en descrédito. Son tan falsas como los títulos emitidos en la Plaza de Santo Domingo en la Ciudad de México. (Foto: especial)

Todas las encuestas han caído en descrédito. Son tan falsas como los títulos emitidos en la Plaza de Santo Domingo en la Ciudad de México.

        Dichas encuestas se han comercializado de manera tan sucia que, como ilegales mercancías, se venden al mejor postor.

        Al gusto y a la medida de quien más paga, estos sondeos se emiten con todo descaro.

        “¿Sabe quién es el presidente Andrés Manuel López Obrador?”.

        Esa es la primer pregunta boba de las encuestas oficiales; y, a ella, casi el 100% contesta que sí.

        Por ende, el puntaje de aceptación se eleva.

        Y los que quieren bajarle el puntaje de aceptación de inmediato preguntan: “¿cree usted, como lo afirman varios, que AMLO es mejor que Jesucristo?”.

        Cuando la realidad es que una inmensa mayoría de mexicanos sabemos quién es López Obrador, y que sólo gente sin escrúpulos lo compara con Jesucristo.

        También se observa que Andrés Manuel acepta y promueve ese tipo de ridículas comparaciones, apostándole a la ignorancia y dogmatismos de ciertos sectores de nuestra sociedad.

        Pero en la lógica gramatical nos encontramos con que “encuesta”, no es lo mismo que “en cuesta”.

        Las encuestas como sondeos están descalificadas; empero, la realidad, vista por todos, es que la presidencia de Amlo ha colocado a México “en cuestas” respecto a todos los graves problemas que padecemos.

        Vivimos los mexicanos en pendientes accidentadas, bajadas y declives escabrosos, en salud, economía, seguridad pública y en otras materias, en franco peligro de desbarrancarnos.

        La pésima política de Andrés Manuel frente al covid parecería cómica, si no fuera tan dramática la muerte de 500 mil mexicanos, aproximadamente, según la contabilidad de organismos internacionales.

        Porque hasta en el número de fallecidos miente el presidente AMLO.

        En salud pública, López Obrador ha falseado todo, al “me canso ganso”; frase equivalente a la que usaba el cacique potosino Gonzalo N. Santos: “cartucheras al cañón, quepan o no quepan”.

        Aunque el Papa Francisco le captó otro sentido a eso de “me canso ganso”, al pedirle (con fina ironía) a la esposa de Amlo durante su improductiva visita al Vaticano: “Dígale a su esposo que no se canse”.

        Pero a estas alturas de abril del 2021, ante la matazón que ha provocado de medio millón de compatriotas el presidente Andrés Manuel López Obrador (con su política), ya no repite sus mentiras de que “el covid es invento de los conservadores, de mis enemigos”, ni refrenda su “apártate maligno” ni muestra sus “estampitas”, o “el billete de dos dólares”, y su “como anillo al dedo”.

        Ahora, sin remordimiento, renueva su política de salud pública con otro dicho: “Toco madera, para que no haya una tercera ola de covid en México”, cuando la primera oleada no ha terminado aún.

        Las vacunas (sea cual fuere) están elaboradas al vapor, y certificadas (no por tres o cinco años de experiencias) sino por la urgencia y, así, todos los vacunados son conejillos de indias, al no haber otra cosa que genere esperanza.

        A ello hay que agregar la ineptitud del obradorato, de muy poca calidad moral, al convertir la vacunación en actos de campaña electoral para ayudar a los candidatos de AMLO.

        Apenas firmaba el presidente (con la mayoría de los gobernadores) su compromiso de no entrometerse en la próxima campaña electoral, y ya estaba electoralmente peleando con el INE, con toda su tozuda torpeza.

        AMLO es un gesticulador. Afirma sin ninguna vergüenza: “Las elecciones próximas deben ser limpias y libres. Debe haber contrapesos para el poder. El poder no debe ser de uno solo hombre”.

        Cuando él ha manchado, ya, esas elecciones al sujetarlas a su exclusivo capricho. Ha acabado con sus contrapesos; y el poder es de su exclusiva propiedad.

        AMLO no ha dejado de hacer campaña electoral, y en esta sucia tarea es un pícaro eficaz.