En defensa del INE

El INE es mucho más que su Consejo General y su estructura burocrática-administrativa. (Foto: especial)

Una de las conquistas democráticas del pueblo de México fue haberle quitado al gobierno la organización y realización de los procesos electorales y ponerlos en manos de los ciudadanos, fue un paso más en la transición democrática, pero que costó mucha sangre y muerte. Muchos luchadores sociales perdieron la vida en esa lucha, principalmente contra el fraude electoral y la transparencia, así como el voto se respetara, en su momento en manos del PRI-gobierno.

La movilización de millones de ciudadanos fue determinante para arrancarle al gobierno la organización y realización de los procesos electorales para que los mismos ciudadanos se hicieran cargo de la elección a puestos de elección popular.

Primero como Instituto Federal Electoral (IFE) y después como Instituto Nacional Electoral (INE) es un órgano autónomo del Estado mexicano que está por encima de las ambiciones y pasiones de los partidos políticos y la misma clase política. Es el garante de la imparcialidad en la competencia electoral donde participan millones de ciudadanos el día de la elección organizando las casillas, recibiendo la votación y contando cada uno de los votos, al mismo tiempo de determinar cuál partido fue el ganador de la casilla.

El INE es mucho más que su Consejo General y su estructura burocrática-administrativa, es un órgano ciudadano en manos de los ciudadanos, independientemente de cómo se elijan a sus consejeros.

Pero también el INE tiene muchas atribuciones para evitar el fraude electoral, el financiamiento ilícito a los partidos políticos y contribuir a una cultura cívica y democrática.

Además de ello la credencial de elector se ha vuelto en los hechos un documento de identificación de los ciudadanos para acreditar la identidad de los mismos y el padrón electoral es altamente confiable.

Hoy nadie cuestiona la legalidad y legitimidad de las elecciones en el país, prueba de ello es que López Obrador es producto su gobierno de una elección transparente y confiable ante todos los ciudadanos donde se reconocieron más de 30 millones de votos a su favor y que representaron el 50 por ciento de la votación efectiva, así como la mayoría del Congreso de la Unión.

El mismo Poder Legislativo le otorgó amplias facultades al INE a través de la ley electoral, entre ellos los legisladores de Morena que ahora cuestionan y condenan su aplicación.

Los partidos políticos deben de estar subordinados a la ley electoral y su aplicación por parte del INE  y en caso de controversia pueden acudir al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el cual tiene la facultad de emitir la sentencia correspondiente en cada caso de impugnación.

Pero ahora los candidatos a las gubernaturas de Guerrero y Michoacán, tanto Félix Salgado Macedonio como Raúl Morón y el dirigente de Morena Mario Delgado, ante la pérdida de las candidaturas han lanzado un ataque mortal contra el INE, lo que sí constituye un verdadero ataque a la democracia mexicana y no a los derechos políticos-electorales de los candidatos al gobierno de Michoacán y Guerrero.

Se puede argumentar a favor o en contra de los alegatos de Morón y Salgado Macedonio y la dirigencia de Morena, pero hasta el momento de escribir esta entrega ambos no son candidatos hasta que el INE vuelva emitir una resolución favorable en su caso y le devuelvan las candidaturas.

Pero lo más importante del asunto no es como termine esta telenovela electoral, sino la defensa del INE como una institución democrática que es el árbitro de todos los procesos electorales y que tiene la obligación de que se acate la ley electoral sin importar el grado de intención de cómo se pueda aplicar en todos sus términos como ya lo hizo en los casos de Guerrero y Michoacán.

Es por ello, ante la demanda del dirigente de Morena Mario Delgado de exterminar al INE, los ciudadanos con cultura democrática deben de salir en defensa de la institución electoral como producto de un largo proceso de lucha democrática donde los ciudadanos le arrancaron al gobierno del partido único, el PRI la organización y realización de los procesos electorales en el país porque es una conquista democrática del pueblo de México.