DEBATAMOS MICHOACÁN: Río Cupatitzio

Río Cupatitzio. (Foto: especial)

Vivimos un mundo, en el que como propone Bauman nada es ya permanente, duradero, firme, sólido, sino todo lo contrario, los actos y muchas de las cosas se han vuelto fugaces, cambiantes, efímeras e inconsistentes, es decir vivimos la era líquida, lo sólido dejo de existir, vivimos la era de los valores líquidos y ello encierra entre las juventudes las cuestiones efímeras e inmediatas y priva para la generalidad, sino bien para todos y todas los campos de la vida de una persona joven principalmente.

Lo digo, porque sigo viendo en mi hacer cotidiano personas que están comprometidas con mantener procesos que arriben a maneras de impulsar la comunalidad, es decir, de promover el trabajo colectivo, la jornada de trabajo para el bien común, el trabajo de asambleas para la planeación, la contribución para la ayuda comunitaria. Es el caso de los artistas del grafiti, quienes interesados en trascender y resignificar sus propios discursos narrativos y expresados en bardas; es decir, de la manera de mantener la sostenibilidad de la naturaleza, muchos de ellos desde luego que no son efímeros, están trabajando para modelos de integralidad y sostenibilidad.

Dos grandes talentos artísticos del grafiti profesional urbano: Disek y Dub, a quienes ya se les conoce como “Los artistas del corazón de la cultura urbana”, y vecinos de Uruapan, han transformado una pared del antiguo edificio de la Sociedad cooperativa de producción La Providencia, S.C.L, en un ejercicio estético, que genera belleza y nos invita a pensarnos en el arte más allá de los espacios privados y cerrados al público, y de expresiones eminentemente constumbristas, porque hoy se pinta la unicidad y la ecoconciencia, porque se rescata el valor de los elementos de la naturaleza y de las plantas, los animales y el humano en una expresión de horizontalidad que se plasma sobre un gran formato, el mural, que nos invita a precisar que vivimos en un planeta vivo y merece un profundo respeto cada uno de sus ecosistemas y que lo que hacemos tiene repercusiones, por ello, debemos de promover la vida, sintiéndola, amándola, gozándola.

Observamos una propuesta interesante y generosa sobre el contacto de la naturaleza y sus elementos: el agua, el aire, el sol y la tierra, con las plantas y los animales y las manos que generan arte en la presentación de una gran batea de Maque que rescata en un proceso genealógico la vida de la comunidad de manera genealógica.

La propuesta de Disek y Dub, no solo es innovadora, sino que constituye un valor agregado a los trabajos artísticos que se realizan en los espacios abiertos, y de apropiación de los mismos por parte de las personas que transitan y son vecinos del lugar; nunca más el arte sometido y disciplinado a modelos de jerarquización social y exclusión de amplios sectores de población, pero sobre todo y respetando las posiciones de cada artista, la posibilidad de resignificar el arte a procesos permanentes, y no efímeros que den un mensaje, sobre todo cuando hablamos de una ética ecológica, de un equilibrio dinámico entre el trabajo artesanal, el desarrollo económico y el respeto a la naturaleza.

El trabajo de los artistas, expresa la vida, su vida, porque ellos son agua, tierra, luz, sol, aire, son producto de una historia que también les llega a ellos, tanto de manera genealógica como arqueológica, es decir,  ellos construyen arte dialogando sentipensamente con otro momento histórico y utilizan los simbolismos para expresar lo que hoy debemos cuidar y hacer sostenible para esta generación y para las próximas generaciones.

La propuesta de nuestros amigos Disek y Dub, constituye un modelo que resignifica el valor de la naturaleza y reexpresa la importancia de cuidar el planeta y los elementos de la naturaleza, pero sobre todo, nos habla de la horizontalidad de la vida, es decir, de considerar que todos los seres vivos tenemos la misma génesis, es decir, somos un sistema autopoietico molecular, de tal suerte, que no podemos seguir pensando en el antropocentrismo, sino, en el ecocentrismo que nos permite valorar y respetar a la vida en el centro.

El grafiti urbano nos demuestra la capacidad y el talento de los artistas gráficos, pero lo hace a través de reconocer la vida al centro y el valor de los elementos de la naturaleza y la gran historia que ha tenido el Maque en la región de Uruapan.

La pared de la Cooperativa “La Providencia”, expresa el trabajo colectivo de organización social para la producción de hilados y tejidos de cientos de cooperativistas que durante años trabajaron con el algodón para crear las mantas para muchos diseños de ropa y accesorios para todas las posibilidades. El pintarla nos hace voltear a ver un momento de la historia de la humanidad de Uruapan, nos señala que el cooperativismo no está muerto, solo descansa de muchos años de trabajo y precariedad.

El mural será también un homenaje para los cientos de trabajadores cooperativistas que se organizaron para mantener un espacio vivo en la producción de textiles, pero igualmente sea un reconocimiento al trabajo de quienes murieron y nunca se les reconoció su talento de hacer bateas de Maque, y desde luego a la madre Naturaleza que en unicidad permite que estemos en el día a día observando la alegría del río que Canta, el río Cupatitzio; vivimos la transmodernidad.