Al pueblo…

Apelar al pueblo significa construir una ficción: teniendo en cuenta que el pueblo como tal no existe. (Foto: especial)

“… apelar al pueblo significa construir una ficción: teniendo en cuenta que el pueblo como tal no existe, el populista es aquel que se crea una imagen virtual de la voluntad popular… se puede crear … la imagen del consenso popular jugando con los sondeos, o simplemente evocando el fantasma de un “pueblo”. De este modo, el populista identifica sus proyectos con la voluntad del pueblo y luego, si tiene éxito (y muchas veces tiene éxito), transforma en ese pueblo que ha inventado a una buena parte de los ciudadanos, fascinados por una imagen virtual con la que acaban identificándose”; así, en julio de 2003 Umberto Eco escribía para L’espresso un artículo titulado “UTILIZAR AL PUEBLO”, aludiendo al contexto de entonces, donde Italia era gobernada por Berlusconi.

Eco precisaba que estos son los riesgos del populismo, riesgos que entonces habían reconocido y temido cuando se manifestaban en otros países, pero que curiosamente no reconocían bien cuando comenzaba a imponerse en su casa; tal vez ciertos riesgos los perciben antes los extranjeros que los pueblos (o los ciudadanos, no el pueblo) interesados. La semana pasada el primer mandatario de nuestra nación comentaba en su tribuna matutina la experiencia vivida hacía unos días atrás, donde obreros deTabasco, Chiapas, Veracruz, Estado de México e Hidalgo, le repetían “gracias por el trabajo”, e insistian: “reelijase”; estamos frente a un gobierno federal que trabaja de una forma muy peculiar sin duda, entre las características de esta forma de gobernar señalaría una peligrosa tendencia al populismo.

Quienes confiamos en éste y le apoyamos en la elección de 2018, asumiendo que por la forma en que estaría integrado su gabinete no habría forma de tergiversar el poder en beneficio propio y me refiero a ejercer un poder absoluto, nos equivocamos; actuar en forma debida en todos los aspectos de la vida no cualquier persona lo hace; en ocasiones no es sencillo hacernos responsables de nuestros actos, al no ser de nuestro agrado perder; sin embargo también con las pérdidas se obtienen ganancias.

Si hoy tengo la firme convicción y compromiso de abonar por el país, seguramente siendo mayoría lograremos detener la idea de ser gobernados por una mayoría en una Cámara de Diputados hasta ahora afín al presidente López, ya falta menos, estamos a 21 días de consolidar nuestro estado democrático de derecho.