DEBATAMOS MICHOACÁN: Avanza la Paz planetaria

Felicito a los Embajadores Líderes Mundiales por la Paz (ELMO), que visitaron la Embajada de la Fundación El Sol, sede Colombia, para participar en procesos formativos e informativos. Agradezco la cálida recepción de la presidenta de la Fundación El Sol, la doctora Sol Mary Valencia Acevedo para recibir a los señores y señoras embajadoras como seres especiales al ser puente de comunicación y transmisión de mensajes de Paz.

En dicho encuentro, estuvieron los ELMP Edison Jhonny Quevedo Zambrano de Ecuador y, Sergio Omar García de México, siempre acompañados por las autoridades de la Fundación El Sol, embajada de Paz de Colombia.

Nos parece que el trabajo realizado en Colombia, y las reflexiones y acuerdos abordados durante las sesiones, permitirá a los ELMP llevar las semillas que se sembrará en los corazones de las diferentes embajadas de la Fundación El Sol en el Planeta y permitirá avanzar significativamente en el esfuerzo conjunto y planetario de la Paz y la convivencia social.

Desde esta perspectiva, me permito hacer la siguiente reflexión sobre las cuestiones del desarrollo y la Paz. Sin lugar a dudas diversas organizaciones de la sociedad civil están trabajando para fortalecer los principios que dieron origen al desarrollo y la Paz. Desde los años cuarenta, y con la firma de la Carta de la ONU en 1945, fueron dos los pilares de la ONU, la Paz y el Desarrollo.
Desde aquellas fechas y hasta 1986 se aprobó la “Declaración sobre el Derecho al Desarrollo” por parte de la ONU, la cual tuvo su sustento en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y en los Pactos Internacionales de los Derechos Civiles y Políticos y Derechos Económicos, Sociales, Culturales y de Medio Ambiente; derecho humano al desarrollo, se confirma como un derecho humano inalienable y que la igualdad de oportunidades para el desarrollo es una prerrogativa tanto de las naciones como de los individuos que componen las naciones.

Es evidente que diversos instrumentos de 1944 a 2015 han ido migrando para fortalecer el derecho humano al desarrollo, así en 1944 se da la Declaración de Filadelfia que plantea dos posiciones claras, avanzar en el respeto a la dignidad humana y en el progreso económico. Más tarde, en los años sesenta del siglo XX, se decretó el Decenio del Desarrollo, después vendría la Proclamación de Teherán, así como la Declaración y el Programa de Acción de Viena, hasta llegar a los Objetivos del Desarrollo del Milenio en 2000, y en 2015, a los Objetivos del Desarrollo Sostenible. En todos estos instrumentos la base a sido el ejercicio de la Paz; la Paz con desarrollo, y ahora con el Índice del Desarrollo Humano de la ONU, es decir mediar el desarrollo social, cultural, económico, político. Es decir, ya no se trata de medir las cuestiones económicas, sino que tanto es feliz el ser humano, que tanto se respeta la capacidad y la dignidad humana del ser humano, que tanto existe el bienestar, la educación entre otras cuestiones, la Paz.

La agenda 2030 de la ONU, en su objetivo 16 convoca a “Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles.
En México, su marco jurídico constitucional plantea el desarrollo en los artículos 2º, 3º, 4º y 25, en tanto que para la Paz, el artículo 21, en el cual se expresa que “La seguridad pública es una función del Estado a cargo de la Federación, las entidades federativas y los Municipios, cuyos fines son salvaguardar la vida, las libertades, la integridad y el patrimonio de las personas, así como contribuir a la generación y preservación del orden público y la paz social, de conformidad con lo previsto en esta Constitución y las leyes en la materia”; además en el artículo 89º. El Ejecutivo Federal “X. Dirigir la política exterior y celebrar tratados internacionales, así como terminar, denunciar, suspender, modificar, enmendar, retirar reservas y formular declaraciones interpretativas sobre los mismos, sometiéndolos a la aprobación del Senado. En la conducción de tal política, el titular del Poder Ejecutivo observará los siguientes principios normativos: la autodeterminación de los pueblos; la no intervención; la solución pacífica de controversias; la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales; la igualdad jurídica de los Estados; la cooperación internacional para el desarrollo; el respeto, la protección y promoción de los derechos humanos y la lucha por la paz y la seguridad internacionales”.

Pero la Paz, como expresa Johan Galtung, no es ausencia de violencia sino la capacidad de los pueblos, las naciones y los humanos para resolver los problemas en condiciones de equidad. Para atender el modelo de Paz se requiere de conocer y disfrutar de los derechos humanos y las libertades, de evitar la violencia física, estructural y cultural, así como alcanzar un impulso fortalecido para la participación política, social e individual. No obstante, para el fortalecimiento de la Paz no solo como valor, sino como principio (Moreno Millan;2014) se requiere de promover acciones desde la educación, así, los elementos o pilares que atiende la UNESCO aprender a aprender, aprender a hacer, aprender a ser, y aprender a convivir serán fundamentales para el establecimiento de la Paz, el cual se desarrollara a través de un diálogo horizontal, en complementariedad, en alteridad, en intercomunicación, en tolerancia y respeto, pero sobre todo asumiendo que todos y todas tenemos diferentes experiencias y ecología de saberes.

Existe otro asunto importante que se requiere y que se debe impulsar desde la educación y que es fundamental que los embajadores líderes mundiales por la Paz, los tomen en consideración como lo es la condición humana, entender que somos unidad como sociedad, pero también unicidad con la naturaleza, igualmente y a la vez que somos unidad, somos también diversidad de todo lo que es humano, diversidad social, cultural y también sexual que resignifican las poblaciones LGBTTTIQ+.

Por otro lado, todos los humanos tenemos una misma identidad terrenal, que confrontamos desde ahora con los mismos problemas de la vida y la muerte; es decir, que viven en una misma comunidad de destino.

Requerimos de saber y enseñar la comprensión, que nuestro discurso sea para impulsar la comprensión sobre aquellos que viven en la desigualdad, en la injusticia social, en la precariedad o bien, en la opresión, con ello, esteremos trabajando desde la comprensión y no incomprensión para evitar el racismo, la xenofobia, el clasismo, la misoginia, el machismo, y las fobias de las comunidades LGBTTTIQ+.

Finalmente, otro elemento fundamental es la consideración de impulsar la ética del género humano. La ética es la comprensión de que somos individuales, somos también seres sociales, y al ser especie, somos género humano, es decir, somos seres tridimensionales y nuestra ciudadanía es terrenal, es planetaria como muchas ocasiones lo reitero y como otros muchos teóricos lo hacen, como Edgar Morin en su texto “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”, o bien desde el documento de la UNESCO “Replantear la educación, ¿hacia un bien común mundial?”, entre otros.