LOGOS: Día del Abogado, humanidad en la justicia

En nuestro país, el Día del Abogado se instituyó por decreto el 12 de julio del 1960. (Foto: especial)

La palabra “cosmos” es hermosa. Su origen griego significa orden. Sin orden habría caos y, en estas perturbaciones extremas, no hay lugar al humanismo ni a la libertad ni a la democracia, ni a la igualdad ni menos a la justicia.

        Los seres humanos de frente a todo el cosmos (en nuestra finitud significada o insignificante) somos producto de ese orden, y formamos parte de él.

        Los primeros homínidos, nuestros más remotos antepasados, acecharon el ordenado desarrollo de la vida vegetal, el concierto en el comportamiento de los animales, y la armoniosa caminata de los astros en el cielo.

        Por instinto, primero, y después con primitivismo reflexivo, el homo sapiens imitó, con variadas ventajas sucesivas ese orden natural.

        Esa es la profunda raíz de lo que más tarde (desde el siglo X antes de nuestra era) los griegos llamaron “nomos”; o sea, las normas o las leyes que dirigen la conducta de los humanos.

        Lo que he explicado, corresponde a la materia que han venido manejando, a través de los siglos, los seres humanos que se han interesado por la familia normativa, integrada por preceptos religiosos, morales, técnicos, urbanísticos, jurídicos, mezclados entre sí, indiferenciadamente.

        Hasta el renacimiento, en el siglo XVI, la humanidad separó estas normas; y los preceptos jurídicos se hicieron preponderantes. A partir de aquí inició la abogacía como una profesión.

        En nuestro país, el Día del Abogado se instituyó por decreto el 12 de julio del 1960.

        Así lo dispuso el presidente Adolfo López Mateos, y encargó de su organización al Abogado Federico Bracamontes, por aquel entonces director del Diario de México.

        Hoy, en la capital de nuestro país, a las 12 horas, se llevará a cabo la sexagésima primer ceremonia dedicada a quienes con servidumbre y grandeza han dedicado su vida a esta noble profesión.

        Cuatro abogados michoacanos serán reconocidos en ese acto: la maestra María Leonor Árciga Rodríguez, en el área académica, destacando su labor en la Facultad de Derecho de la UMSNH; el doctor en derecho Juan Antonio Magaña de la Mora, en el área de la judicatura, quien ha sido relevante juez, procurador, magistrado y presidente del Supremo Tribunal de Justicia de Michoacán; el maestro Ignis Salvador Castillo Correa, en el área de la postulancia, siendo sobresalientes sus actividades como abogado del IMSS en la delegación de nuestro estado; y, Bismarck Izquierdo Rodríguez, en el área de la administración, donde realza su capacidad con su manejo de lenguas extranjeras, lo que lo convierte en un prospecto para la diplomacia mexicana.

        Entre tantas malas noticias que parecen ahogar a nuestra nación y a nuestra entidad federativa, ésta es una estimulante información que nos reconforta.

        El bien merecido por nuestros cuatro compañeros, nacionalmente, debe ir acompañado de nuestros parabienes, pues ellos representan bien al actual foro de abogados michoacanos.

        Hubo tiempos, de los cuales nos platica el decano del Colegio de Abogados de Madrid, Ángel Ossorio (1873-1946), en su libro El alma de la toga, que había críticas injustas, cuando un Abogado recibía justos honores profesionales; a ellos les recomendaba: “debajo de la toga hay que llevar coraza”.

        Por fortuna, esas épocas y malas costumbres han quedado superadas, la luz del entendimiento y la generosidad profesional rigen, hoy por hoy, el pensar, expresar y hacer, de los Abogados de este siglo XXI, centuria que transcurre tan azarosa, pero tan llena de esperanza.

        No hay crepúsculo, al que el destino no le depare una aurora.