DEBATAMOS MICHOACÁN: Cambio o transformación

Sin que nos demos cuenta vivimos cambios permanentemente, pero las transformaciones solo las hacemos a partir de nuestras posiciones de racionalidad y emocionales; creación y desarrollo de conciencia nos permite aprender a estar aquí, es decir, en el Planeta Tierra. Aprender a estar aquí nos impulsa a aprender a vivir, a compartir, a comunicarnos, la intercomunicación, a dialogar en alteridad, en tolerancia y respeto, con ecología de saberes y en complementariedad.

Es tiempo de dejar de colonizar, es tiempo de buscar otra nueva sociedad, donde dejemos las prácticas de consumo innecesario que dañan a la madre Naturaleza y Tierra, una sociedad que conviva en la fraternidad y la participación social, que nos ayude a comprender para mejorar.

Debemos de trabajar en nosotros para contar con la creación o desarrollo de conciencia, una conciencia antropológica que reconozca la diversidad cultural, social y sexual; una conciencia ecológica, que nos ayude a trabajar en la simbiosofia; avanzar en una conciencia cívica terrenal, es decir, de responsabilidad solidaria al ser seres tridimensionales. Pero además a reconocer la conciencia espiritual, como mecanismo para el respeto del otro, es decir, del ser vivo.

Pero todos estos ingredientes van a un solo fin, transformarnos para amar al otro, cuando lo sentimos, cuando nos conectamos, cuando caminamos de la mano, en un abrazo fraterno y de unicidad, sabemos que somos los mismos y que estamos avanzando en construir nuevas formas de organizarnos y de tener nuevas prácticas sociales y de consumo.

Recordemos, vivimos no en un universo, estamos trabajando socialmente en la transmodernidad, en la nueva sociedad; en esta nueva sociedad viviremos en pluriverso, en donde los diferentes grupos puedan expresar sus usos, costumbres, cultura, epistemologías, axiologías, éticas, la filosofía y nadie los podrá colonizar porque no son eurocéntrico, porque ellos no son el “ser”, y pese a que son el “no ser”, desde el exterior tendrán la capacidad de reinventarse en su modelo del buen vivir.

La mejor manera de comprender la democracia, es reconociendo que todos nos podemos acomodar para participar, sin que se nos asimile, pero que todos en democracia, debemos de comprender que el ejercicio del poder es mandar obedeciendo; nadie que no comprenda esta nueva forma de democracia podrá dejar de colonizar, someter y disciplinar los cuerpos de otros haciendo y ejerciendo poder, o bien microfísica de poder como expresa Michel Foucault.

Recuerden mis amados doctorantes y maestrantes, en la ética de la política,  al centro está la vida, esa de que nos habla Maturana en la Biología del amor; que la sociedad tenemos mandatos para quienes dirigen los destinos del país y ellos deben de actuar en función de las necesidades del pueblo y de los seres vivos; que los recursos son del pueblo, y que sus servidores públicos tienen la obligación de prepararse profesionalmente, pero deben de actuar con vocación de servicio siempre; que los servidores públicos no pueden hacer fetichismo, que eso se llama abusar del poder y de los recursos convirtiéndose en corrupción, pero que además un servidor público debe trabajar al unísono con la sociedad, en una visión de impulsar la realidad de lo posible, así, como nos enseña don Enrique Dussel o el propio Edgar Morin.

Hoy nos interpela la educación del siglo XXI, donde tenemos preguntas fuertes para el cómo será la educación en el 2030, o bien en el 2050, incluso en el 2100, pero nuestras preguntas son débiles; los pilares de la educación deben de incluir en la aprender a convivir, dos elementos, uno relacionado con la transformación, es decir, los pilares para la transformación y de ahí al pilar de la felicidad. Para ello, se requiere de una educación holística, transdisciplinaria, sistémica e interdependiente, que privilegie el diálogo.

Ese diálogo deberá ser en horizontalidad, en complementariedad, en ecología de saberes, pero también en alteridad, en intercomunicación, con la tolerancia y en el ejercicio del respeto. Hay mucho por hacer y por avanzar, lo importante es ejecutarlo, realizarlo, no pensar en todos, pensar en lo que está ahora aquí y cercano a mí, pensar en la vida y en las posibilidades de avanzar.