“A un agente de la exDirección Nacional de Seguridad al reclamarle porque me vigilaban si ya sabían todo de mí; me dijo que era por la seguridad de mi persona”

El escándalo alcanza dimensiones de carácter internacional porque esta operación con el programa se realizó en varios países. (Foto: especial)

A partir de la presentación de un informe hecho por varios periodistas a nivel internacional entre ellos Carmen Aristegui y la revista Proceso sobre la compra por parte del gobierno de Peña Nieto de un programa cibernético para espiar a políticos, defensores de derechos humanos, periodistas y a los propios altos funcionarios de ese gobierno cuyo nombre es Pegasus comprado a una empresa de Israel.

El escándalo alcanza dimensiones de carácter internacional porque esta operación con el programa se realizó en varios países, pero en México es mayúsculo ya que más de quince mil números telefónicos fueron pinchados a través de este programa para escuchar conversaciones de carácter personal y relacionadas con las actividades realizadas por los personajes antes referidos.

Esta operación de espionaje de carácter ilegal tiene el propósito de llevar a cabo un seguimiento puntual de las víctimas por parte del estado mexicano de las personas espiadas.

El gobierno y el estado mexicano de siempre ha espiado tanto a los opositores políticos, luchadores sociales como a los periodistas críticos y líderes sociales y más en el régimen del partido único como fue el priísta durante 71 años aunque los métodos utilizados fueron muy artesanales comparados con el programa Pegasus, tarjetas u hojas de papel escritas en máquinas de escribir mecánicas y  fotografías, además de intervenir líneas telefónicas que fue conocida con el nombre de “Hay pájaros en el alambre”. Todas las líneas telefónicas tradicionales de los personajes de interés para el estado mexicano eran intervenidas a cargo de la desaparecida Dirección Federal de Seguridad dependiente de la Secretaría de Gobernación, ya desaparecida según el gobierno de López Obrador.

En el Archivo de la Nación, se pueden consultar los informes que daban cuenta de las actividades políticas de opositores políticos, activistas sociales y periodistas críticos que eran una amenaza para la Seguridad Nacional tanto del gobierno federal como del estado mexicano.

El sistema de inteligencia política del país fue considerado por la Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA) como uno de los más eficientes del mundo, más aún en los tiempos de la guerra fría.

La seguridad nacional del estado mexicano es un asunto de primera importancia para  los intereses de los Estados Unidos, principalmente en los tiempos de la confrontación entre la ex URSS y Estados Unidos donde México jugó un papel importante en el combate al avance del comunismo en América Latina como fue el caso de la revolución Cubana y todos los movimientos políticos y sociales en América Latina en particular lo referente a los movimientos guerrilleros.

Todo eso formaba parte de la operación Cóndor para combatir a la guerrilla en América Latina y a los gobiernos supuestamente nacionalistas y el gobierno socialista de Salvador Allende en Chile; mención aparte merece el caso de la Revolución Cubana y su impacto en América Latina.

Así pues, en el espionaje internacional como parte de la geopolítica, el gobierno y el estado mexicano siempre tuvieron un papel estratégico para combatir cualquier tipo de oposición tanto social como política.

El ejército mexicano fue otro de los encargados de llevar a cabo las tareas de espionaje en especial durante la guerra sucia para desmantelar a la guerrilla rural y urbana, fue el responsable de cientos de desaparecidos y qué decir de su papel en los movimientos estudiantiles de 1968 y 1971 donde la inteligencia militar jugó un papel fundamental.

Pero ahora con la operación Pegasus el método de espionaje a los opositores se modernizó pero el método no cambió con la agravante de que se realiza en un régimen político democrático donde todos los disidentes son los espiados hasta en sus actividades más íntimas y personales por la aplicación de la alta tecnología digital al espionaje.

De esta manera la forma de que “hay pájaros en el alambre” se transformó y ahora siguen ahí  los pájaros pero en el alambre cibernético, aunque López Obrador jure que ya no se espía a los opositores políticos, ni a los críticos del gobierno de la 4T.

El gobierno que no espía a sus opositores políticos y sociales no es gobierno.

Por ello, aunque lo niegue López Obrador la operación Pegasus con otro nombre sigue operando bajo el régimen autoritario de la 4T, invadiendo hasta la vida íntima y violando los más elementales derechos humanos de los mexicanos. Es por ello que el que escribe ya no habla en  la intimidad con su pareja, aunque con el programa de tipo Pegasus también se puede captar vía la cámara  todos los movimientos, inclusive los más personales. Sin la menor duda nos siguen espiando con pájaros en el alambre cibernético.