Rebautizan el “Árbol de la Noche Triste”; ahora es el “Árbol de la Noche Victoriosa”

Según Claudia Sheinbaum, el rescate de la memoria histórica “es fundamental en esta Cuarta Transformación de la República”. (Foto: especial)

Ciudad de México.- El histórico ahuehuete que por decenas de años fue conocido como “El árbol de la Noche Triste” y adornaba la calzada México-Tacuba, fue rebautizado con el nombre de el “Árbol de la Noche Victoriosa”.

Según proceso.com.mx, la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, y la presidenta honoraria del Consejo de la Coordinación de Memoria Histórica y Cultural de México y esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador, Beatriz Gutiérrez Müller, encabezaron el acto oficial, como parte del programa “500 años de Resistencia Indígena México-Tenochtitlan”.

Hasta ayer, el enorme ahuehuete y la plaza ubicada en la calzada México-Tacuba 453, colonia Popotla, representaba el lugar donde, según la historia oficial, el conquistador español Hernán Cortés se sentó a llorar la batalla perdida ante los mexicas. Por este hecho, el lugar era conocido como la “Plaza de la Noche Triste”.

Sin embargo, las autoridades del gobierno local y federal decidieron renombrarla como “Plaza de la Noche Victoriosa”, como un acto de “reivindicación a los antiguos pobladores de la Ciudad de México y a las mujeres y hombres que fueron acribillados en la Masacre del Templo Mayor”. Se trata, dijeron, de un homenaje a la batalla del 30 de junio de 1520, en la que los mexicas derrotaron a los españoles. 

“Cuando hablamos de la ‘Noche Triste’ pensamos en Cortés y en los españoles que invadieron estas tierras. Cuando decimos ‘Noche Victoriosa’, reivindicamos a hombres y mujeres que fueron acribillados en la masacre del Templo Mayor, pero también reivindicamos a los antiguos pobladores”, explicó Sheinbaum Pardo ante funcionarios y algunos vecinos de la zona.

La funcionaria argumentó que el cambio de nomenclatura es por “la convicción de que la sociedad mexicana necesita conocer su origen para que sepa hacia dónde va, con el objetivo de que resuelva los problemas del presente”.

Agregó que es “justo y necesario” que en el debate público participen las voces de las mujeres, de los pueblos indígenas, de los afrodescendientes, así como para esclarecer los hechos violentos del pasado y con ello dignificar la voz de las víctimas.

“La herida colonial de nuestra sociedad solo podrá sanar si conocemos la verdad y, sobre todo, si nos comprometemos a que no se repitan los errores del pasado”, agregó.

Según Claudia Sheinbaum, el rescate de la memoria histórica “es fundamental en esta Cuarta Transformación de la República”. Por ello, llamó a discutir “si Colón descubrió América, o si había pueblos originarios en estas tierras; hablemos de la Caída de Tenochtitlan, o hablemos también de los 500 años de Resistencia; hablemos, no de la ‘Noche Triste’, sino hablemos de la ‘Noche Victoriosa”.

Y subrayó que para su gobierno “es indispensable una política de memoria sobre la invasión de 1521, ya que en ese momento histórico se originó el racismo, uno de los fenómenos que aún lastiman a nuestra sociedad”.

En su turno, Gutiérrez Müller, invitó a descolonizar la historia, pues dijo que, con el cambio de la Plaza, se hace un “acto de justicia a los antiguos pobladores de nuestra ciudad, quienes dieron la vida por su defensa”.

Y añadió: “Reconocemos a nuestros héroes, en su anónima inmensidad. Y esto, en cualquier historia nacional, es indispensable para la identidad colectiva. México fue, es y seguirá siendo grande, la historia la contamos nosotros a través de las voces del pasado”. 

José Alfonso Suárez del Real, jefe de la Oficina de la Jefatura de Gobierno y organizador de los actos conmemorativos, explicó que el cambio de nomenclatura de la Plaza es también un reconocimiento a los vecinos de la zona, quienes desde hace más de una década reivindicaron la plaza como el Espacio de la Victoria. 

Tras los discursos, Sheinbaum y Gutiérrez develaron la placa de la Plaza de la Noche Victoriosa que, a la letra, dice:

“En homenaje a la completa gloria de los valerosos mexicanos, que obligaron a huir a los perpetradores de la masacre del Templo Mayor sobre danzantes desarmados la noche del 30 de junio al 1 de julio de 1520, y a las generaciones que mantuvieron en la memoria popular el recuerdo de aquella victoria”. 

Cuando el acto terminó, de entre los vecinos y curiosos que se detuvieron a ver la ceremonia, salió una voz: “¡Claudia, queremos que protejas el árbol, está todo mugroso y debe tener un cuidado especial, pero siempre está lleno de basura!”.