Las comunidades humanas, para asegurar su existencia y satisfacer sus necesidades, forman las instituciones sociales indispensables para tal propósito, con sus normas previamente establecidas para evitar confusiones o improvisaciones en su aplicación. Éste conjunto de instituciones, a su vez da origen a la figura que conocemos como Estado o Nación, caracterizado por tener un territorio claramente delimitado, un gobierno y leyes propios. También un idioma común entre todos sus habitantes. Las personas que están al frente de las instituciones para administrarlas, dirigirlas, controlarlas, cumplir y hacer cumplir las normas, conforman el gobierno en un Estado, el cual debe de actuar como intermediario entre el interés colectivo y el individual, teniendo entre otras funciones, tanto el establecimiento del orden interior, como el de facilitar las mejores condiciones de vida de la población, mediante una atención oportuna y eficiente de las demandas más sentidas de la población. Para lograrlo, debe haber una democratización de las instituciones y poner al frente de las mismas a las personas más idóneas, por su preparación, vocación de servicio y voluntad de querer hacer las cosas, de acuerdo a la normatividad establecida.
Cuando no hay una debida atención a esas demandas o deliberadamente se postergan las soluciones por parte de los gobiernos: federal, estatales y municipales, se empiezan a manifestar las inconformidades públicamente en sus diferentes expresiones, como marchas, plantones, toma de oficinas públicas, bloqueos de carreteras y otras vías de comunicación. Son una expresión digna y necesaria en la vida democrática, para la reivindicación de esos derechos ultrajados por las autoridades. Sin embargo, también es cierto, que cuando esta práctica social se utiliza con otros fines pierde su esencia y legitimidad. Se vuelve un poco violenta, sus participantes, destruyen, pintan y vandalizan parte de la infraestructura urbana que van encontrando a su paso, llegando al grado hasta de agredir físicamente a quien se manifiestan en contra de su protesta. Obstaculizan el libre tránsito de las personas y del transporte en general, lo cual constituye un delito que debe ser castigado de acuerdo a la ley. Pero no, sin antes atender los reclamos y revisar la actuación de los funcionarios omisos, para hacer las correcciones que se requieran, sancionar los actos de negligencia, corrupción o impunidad y hacer las sustituciones correspondientes que el caso lo amerite. De lo contrario seguiremos observando a diario, transitar por los diferentes espacios públicos a contingentes humanos que han tenido la desgracia de pertenecer a una sociedad donde los menos iguales, no son atendidos con la diligencia con que se hace con los menos desiguales.
Normalmente vemos a trabajadores de la educación caminando por las calles, avenidas y plazas públicas o tomando oficinas de gobierno, bloqueando calles, carreteras o vías del ferrocarril, manifestando su inconformidad por la falta de pago de su trabajo devengado en el proceso de enseñanza-aprendizaje, tanto en las aulas frente a los alumnos en tiempos normales, como a distancia en este tiempo de la pandemia. Lo cual es un reclamo plenamente justificado, lo que, no se puede aceptar que se afecte la vida de terceros, que nada tienen que ver con el problema. Las autoridades correspondientes deberán cubrir de inmediato todos los pagos pendientes y sancionar a los funcionarios que comprometieron recursos presupuestales no contemplados en el Presupuesto Anual de Egresos de la Federación o del Estado, ya sea mediante la creación de plazas no autorizadas o mediante el establecimiento de compromisos económicos con líderes sindicales. Solamente los poderes legislativos Federal y estatales, están facultados por la ley para autorizar recursos presupuestales.
Las manifestaciones de los padres de niños con cáncer por la falta de medicamentos es una protesta totalmente legítima, siempre y cuando no se contamine con intereses ajenos ni se afecte a terceros. En este asunto se deben de deslindar responsabilidades para enjuiciar a los funcionarios irresponsables que ni idea tienen de cómo hacer una adquisición de medicamentos con las tres prioridades de: oportunidad, calidad y precio y resolver un problema de vida o muerte. Es absurdo que se siga experimentando una nueva forma de comercialización, mientras los niños no sólo están sufriendo sino se están muriendo por la implementación de una política fallida.
Otra manifestación que merece una pronta atención, es la de los trabajadores de la salud que fueron contratados para la atención de los enfermos de COVID-19, cuando esta enfermedad estaba haciendo los mayores estragos en la población. Inclusive algunos de ellos pagaron con su propia vida esa efímera contratación, dejando en la orfandad a sus familias, quienes han sido abandonados por las autoridades en general. Ahora no solo se les regatea su trabajo profesional realizado, sino que no se les quiere cumplir el compromiso de ser contratado formalmente con todas las prestaciones que la ley establece y puedan continuar con el aprendizaje en la atención de este tipo de enfermedades y de otras similares que posiblemente aparecerán en cualquier momento. La autoridad de salud de los tres niveles de gobierno, deben asumir su responsabilidad y atender satisfactoriamente estas justas demandas.
Es increíble que a 200 años de la consumación de la independencia de México, grupos indígenas sigan manifestándose por las calles de diferentes poblaciones del País, por la reivindicación de sus derechos como mexicanos. Siendo que, desde hace décadas, se han gastado miles de millones de pesos y se ha establecido toda una infraestructura administrativa para su atención, sin que a la fecha se tengan los resultados programados, mucho menos se sepa el destino final de esos recursos canalizados para su integración al desarrollo nacional, lo preocupante es que sólo se quieran atender los efectos y no las causa del problema, como barnizando las soluciones en espera de que se termine la administración del gobierno en turno.
Madres de familia, buscando a sus hijos y familiares; mujeres exigiendo la reivindicación de sus derechos para vivir con dignidad, libres de violencia y sin miedo a ser víctimas por su condición de género; trabajadores del campo solicitando apoyos financieros y asistencia técnica para la producción agropecuaria y agua para sus cultivos; amas de casa estirando los centavos para cubrir lo mínimo de la canasta básica; padres de familia en busca del sueño americano por la falta de empleo en sus comunidades; comerciantes de todos los tamaños en busca de apoyos económicos para continuar en su actividad; comunidades pesqueras a punto de extinguirse por la falta de apoyos económicos y la escases de los recursos pesqueros a causa de la contaminación; prestadores de servicio clamando algún tipo de apoyo para seguir sobreviviendo en el mercado; jóvenes profesionistas decepcionados de sus estudios por la falta de oportunidades de empleo, al no estar vinculado el Sistema Educativo Nacional con el Sector Productivo, y lo más absurdo, se siguen abriendo nuevas universidades, misma que en pocos años se convertirán en verdaderas fábricas de desempleados. Pueblos enteros solicitando seguridad social para no ser exterminados; grupos sociales clamando porque se acabe la corrupción y la impunidad y se logre hacer de México un país más justo, menos desigual y con justicia social. Estas son entre otras muchas demandas pendientes por atender, como las planteadas por los movimientos sociales: Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD), El #YoSoy132 y Ayotzinapa. Todo esto, hace pensar que de no atenderse sin simulación alguna, seguiremos siendo testigos de muchas manifestaciones que transitaran por calles, avenidas, plazas públicas y alamedas, exhibiendo la ineptitud, corrupción e impunidad con que se manejan las administraciones de gobierno.
“Las elites políticas no responden a las exigencias de cualquier grupo, movimiento o individuo, sino al grado de turbulencia generado y a las demandas planteadas por elites y grupos de opinión que sólo se corresponden parcialmente con las exigencias planteadas por aquellos a quienes dicen representar” (Sidney George Tarrow).