Mucha lluvia, reflexiones y terremoto

Ecatepec, Estado de México. (Foto: especial)

¡Cuan vasto, rico y hermoso es México…!

Pensaba ayer durante el trayecto Morelia-Ciudad de México. Cuatro horas de lluvia torrencial, bellísimas nubes, de todas las tonalidades de grisáceos y blancos.  El paisaje era un sin número de pinturas de José María Velasco cobrando vida.

Tenemos de todo; litio, uranio, oro, plata, petróleo, viento, sol, mar, todos los climas como para tener siempre tierra produciendo alimentos.

¿Entonces porque somos pobres?  ¿Por qué hay hambre? ¿Por qué no hay educación de máxima calidad y escuelas dignas para todos por igual? ¿Por qué no tenemos un sistema de salud de calidad, si la mayoría de nuestros médicos son maravillosos?¿ Por qué todas las calles y carreteras están llenas de baches, si cada presidente municipal, gobernadores etc., gastan sumas millonarias en pavimentar y hacer más calles? ¿Por qué a las instancias dedicadas a la cultura, nunca  se les brinda el presupuesto necesario? ¿Por qué se les quita presupuesto a la UNAM y la UAM. ambas universidades de excelente nivel académico?

¿Se pretende tener al pueblo en la ignorancia, en el ahí se va, en el ya ni modo, ya qué?

¿Será por todo esto último, que se está dejando secar el lago de Cuitzeo?, ¿qué se está permitiendo impunemente la tala de los bosques para sembrar aguacates?, ¿qué se está permitiendo que el crimen organizado de todo tipo y en todos los ámbitos, actúe con total impunidad?

Lo expuesto aquí, es tan solo un poco de lo mucho que se puede cuestionar, y no es de esta administración, sino de muchas anteriores, y lo que más angustia da, es que haya muchas más que continúen con prácticas inadecuadas, acabando con este maravilloso, rico, hermoso país.

¡Cuánta agua ha caído del cielo!,  suficiente para que en época de sequias no hubiera escasez del vital líquido.

Ecatepec está inundado desde hace dos días, ríos de agua y basura, mucha basura, se llevan todo lo que encuentran a su paso.  Las escenas son dantescas.

Llegamos a la Ciudad de México, unas pocas horas antes de el temblor, que al igual que todos los temblores agarran a todos por sorpresa. Son instantes, minutos que parecen interminables en que por la mente se suceden las escenas de los diversos terremotos vividos, en esta la ciudad más grande del mundo.

La tierra, la vida, nos sacude intentando que cambiamos las acciones y modos de pensamiento inadecuados.

Se vieron luces que salían de la tierra, queriendo alcanzar el cielo. Se escucharon como cohetes, truenos, tambores, sonidos fuertes, que según quien lo escuchaba le dio un origen y significado diferente. Lo cierto es que la madre tierra, habló, nos sacudió, nos intento hacer ver nuestra pequeñez y/o grandeza según la percepción y actuar de cada quien.

Recordé un poema indígena anónimo; “ Yo me pregunto”

Yo me pregunto:

Les pregunto a las estrellas

Al sol

Al viento

Y a nuestra madre tierra.

¿Qué es lo que nos hace tener vida?

¿Qué es lo que nos hace caminar?

¿Qué es lo que nos da fuerza y energía?

Nadie me responde

Instantes después, mi propio corazón

me responde:

Tú sabes a lo que has venido a la tierra,

Respóndete tú mismo.

¡Tú tienes la respuesta!