Transformación o cambio

Esta estrategia conocida como la cuarta transformación de la vida nacional, generó muchas expectativas entre la población. (Foto: especial)

Desde el proceso político-electoral de 2018, la actual Administración Pública Federal, se comprometió a llevar a cabo una transformación en la forma de gobernar, para mejorar las condiciones de vida de la población, mediante el combate a la corrupción, a la impunidad y a la delincuencia, que desde hace décadas han venido provocando mayores desigualdades sociales. Aparentemente estaba claro lo que se pretendía, para lo cual se integró un equipo de colaboradores con probada solvencia moral, vocación de servicio e incuestionable preparación académica, pero desgraciadamente, salvo algunas excepciones, la mayoría de ellos, carentes de experiencia política y de capacidad de liderazgo, limitando su participación a una práctica sin sensibilidad, visión, iniciativa, compromiso y empatía para la atención de las demandas más sentidas de la población. Posiblemente sea la principal razón por la que a la mitad del camino se han hecho más de 30 cambios en el gabinete legal y ampliado.

Esta estrategia conocida como la cuarta transformación de la vida nacional, generó muchas expectativas entre la población; sin embargo, desde un principio se empezaron a vislumbrar señales encontradas. En principio por la forma como se fueron seleccionando los candidatos a las representaciones populares, para las  9 gubernaturas; la Jefatura de la Ciudad de México; 128 senadores; 500 diputaciones federales; 27 congresos locales; 1580 ayuntamientos; 16 alcaldías y 24 juntas municipales. Las decisiones más importantes se tomaron en las oficinas centrales del candidato a la Presidencia, las subsecuentes se repartieron entre los grupos de poder que se adueñaron de MORENA; dejando poco margen a los grupos regionales que también han hecho de la política una forma de vida; independientemente de principios, doctrina o programa del partido. Prácticamente se hizo una operación licuadora donde los ingredientes fueron fugitivos de todos los partidos que buscaban mantener su cuota de poder como diera lugar. Así fueron apareciendo figuras otrora recalcitrantes defensores de los colores, azul, rojo, verde, amarillo, naranja, purpura, rojo/amarillo, turquesa y uno que otro surgido de la sociedad civil, asegurando que de la noche a la mañana se habían convencido de las bondades del nuevo proyecto sexenal. La mayoría de ellos fueron  reelegidos en 2021, para continuar al frente de esas mismas representaciones populares bajo la misma bandera partidista, a excepción de quienes se quitaron y se quitaran, el disfraz, mostrando sus verdaderos intereses personales, lección que difícilmente se podrá asimilar cuando de mantener el poder se trata. En esa tómbola de intereses no hay voluntad para cambiar de forma de pensar y hacer diferente las cosas, el poder es lo que importa. 

El poder político de México, desde Don Porfirio hasta nuestros días, lo siguen ostentando las mismas familias, representadas por sus descendientes y uno que otro colado, quienes a tiempo comprobaron que la política es la mejor forma de asegurar riqueza, poder y hasta impunidad, se administra la  justicia, se hacen las leyes y se toman las decisiones a nombre de toda la población, con un aparente rendimiento de cuentas, vía Auditoría Superior de la Federación, que sólo queda como un referente de cómo se gastan los recursos del pueblo, sin proceder en contra de ningún corrupto. No les conviene entender que el valor fundamental de la democracia es compartir el poder y no acapararlo, por lo que la única posibilidad democrática que eran las candidaturas independientes la fueron obstruyeron mediante artimañas hasta hacerla desaparecer. Su pensamiento no ha sufrido cambio alguno; siguen teniendo los mismos vicios corregidos y aumentados, cometiendo los errores de siempre sin que aflore en su mente ningún remordimiento, al saber que más de 50 millones de mexicanos viven en pobreza y uno 10 millones en la miseria

A la fecha son pocos los cambios sustanciales realizados, los cuales se limitan a los programa de bienestar social, de los estados y municipios ni que decir, la mayoría están endeudados hasta el tope. La corrupción hormiga transita por la mayoría de las oficinas públicas de todos los niveles de gobierno. En cuestión de seguridad se ha decidido dejar hacer y dejar pasar, con las consecuencias que todos conocemos, situación que de un momento a otro se puede agravar en los altos de Chiapas y en Tierra caliente de nuestro Estado. En otras áreas de la administración pública, en vez de avanzar se ha retrocedido, como es el caso de la aplicación de la justicia, a funcionarios corruptos que se han aprovechado de las finanzas públicas, al tomar la decisión de borrón y cuenta nueva y de perdonar sin olvidar, y si los casos son muy obvios se arman expedientes con información jurídica insuficiente para que no proceda ninguna consignación,  o simplemente se protege al inculpado mediante la figura de testigo protegido. En salud pública, se ha dejado a la deriva a millones de personas con enfermedades  como la Diabetes, Obesidad y Sobrepeso, Cáncer, Cardiovasculares, Hipertensión y SIDA, entre otras, por la ineptitud y negligencia de los responsables de la compra de los medicamentos correspondientes; en cuanto a la vacunación para proteger a la población del COVID-19, se ha llegado al absurdo de establecer horarios de vacunación, cuando debería hacerse durante las 24 horas hasta agotar la última dosis, en tiempos extraordinarios no se puede actuar igual que en tiempos normales, con una vida que se logre salvar se justifica cualquier esfuerzo humano extra que se haga. En materia educativa, se cuenta con las mismas instalaciones de hace muchos años, en algunos casos, obsoletas en otros deterioradas para un proceso de enseñanza-aprendizaje de calidad; la mayoría de los planes y  programas de estudio son los mismos que se establecieron hace décadas, pero por otra parte, se han estado abriendo nuevas universidades, con opciones no vinculadas a las necesidades del sector productivo, que en lugar de ampliarse la cobertura en algunos casos se duplica; los métodos de enseñanza poco  han cambiado, ya que aproximadamente el 80% de los docentes han venido impartiendo clases desde hace más de 20 años; el rezago educativo es irreparable, principalmente porque la mayoría de los alumnos carecen de las herramientas mínimas necesarias para recibir la enseñanza a distancia, por otro lado no se definieron con precisión las metas, por lo que resulta difícil hacer una evaluación de los resultados de esta forma de enseñanza: sin embargo,  en poco tiempo  nos daremos cuenta de la triste realidad educativa, que vivirán las generaciones de niños, niñas, adolescentes y jóvenes que nacieron entre 1998-2021. Principalmente de nuestro estado, donde desde hace varios años se trabajan calendarios convencionales, diferentes al establecido por autoridad educativa

“Todo cambio inicia en la mente, en nuestra manera de pensar, la cual irá creando nuevas redes neuronales y es  así que nuestros malos hábitos son sustituidos por buenos hábitos y finalmente estos se transformaran en virtudes”. “Si empezamos por hacer pequeños cambios en nuestra manera de pensar, pronto lograremos grandes cambios en nuestra manera de actuar. Si no se inician los cambios en la manera de pensar, no podremos transformar nuestra manera de actuar y todo quedara en buenas intenciones”.

Si al frente de Las Instituciones Públicas, siguen estando personas pertenecientes a los mismos grupos de poder  que han dejado sumida a la nación en la corrupción, impunidad y delincuencia, con  la misma forma de pensar para hacer las cosas y con el mismo comportamiento social, no podemos hablar de ninguna transformación de la vida nacional, simple y sencillamente estaremos hablando de un cambio en la toma de la estafeta. Un grupo de personas releva a otro grupo para estar al frente de las instituciones sociales que representan El Estado Mexicano, Es posible que se esté simulando que las cosas se están haciendo diferente a otros tiempos, para poder proclamar que se encuentra en proceso la transformación de la vida nacional. Cuando en verdad el elefante reumático ya necesita prótesis para caminar y el ganso está a punto de colgar el pico, porque poco muy poco es diferente y ya están acechando el poder los otros personajes multicolores.