LOGOS: Toscos embustes; “acabamos al neoliberalismo”

“En mi administración se acabó con la pesadilla del neoliberalismo en México”, aseguró el presidente Andrés Manuel López Obrador. (Foto: especial)

“En mi administración se acabó con la pesadilla del neoliberalismo en México”, aseguró el presidente Andrés Manuel López Obrador.

        Y de inmediato el eco cómplice del neoliberalismo mexicano (maquillado por el obradorato en nuestro país)  repitió por doquier ese embuste tan tosco.

        Pero… ¿qué es el neoliberalismo?

        Explicaré lo que es el liberalismo, el socialismo y el neoliberalismo.

        Histórica y políticamente se produjo el liberalismo a través de la Revolución Francesa (1789), la que fue influida por el liberalismo inglés, surgido en el fenómeno económico con la Revolución Industrial (1700).

        Los ideólogos de la Revolución Francesa: Montesquieu (1689-1755), Voltaire (1694-1778) y Rousseau (1712-1778), leyeron y fueron inspirados por los ideólogos de la Revolución Industrial: Bacon (1561-1626), Hobbes (1588-1679) y Locke (1632-1704).

        El Renacimiento se inició en el siglo XV y XVI, y aún no termina. Primero brotó en el fenómeno estético, en Venecia y Florencia; en el XVI estalló en el fenómeno religioso, y dividió a Europa en norte (protestante) y sur (católica); en el XVII reventó en el fenómeno educativo, científico y técnico, en la Europa del norte; al terminar el siglo XVII detonó la Revolución Industrial en Inglaterra, haciendo un convenio con la cabeza de la aristocracia, el rey reinará, pero no gobierna, y los burgueses gobiernen pero no reinan; a fines del siglo XVIII explotó a través del fenómeno político en Francia, con su revolución y su guillotina descabecedora de aristócratas, primero, y después de revolucionarios; y en el siglo XIX se extendió ese renacimiento en todas las naciones con cultura occidental, bajo principios liberales y capitalistas.

        Ha sido, y es, todo un proceso. El liberalismo adviene con el renacimiento, y se desarrolla en él. El renacimiento aún no termina. Acaso vaya a la mitad de su camino, desenvolviendo sus principios básicos.

        El mundo se convierte en antropocéntrico, dejando de ser teocéntrico; el eje ya no va a ser la religión, como lo fue en la Edad Media, sino en los fenómenos sociales, y de manera destacada en la economía. Libertad, igualdad y fraternidad, son sus banderas.

        Resuelve, el renacimiento, muchos problemas de la Edad Media que duró diez siglos, pero crea sus propios problemas, al formar sus propias contradicciones.

        El liberalismo en México llega con retraso; apenas en el inicio de la segunda mitad del siglo XIX resurge el pensamiento de José María Luis Mora, y toman los estandartes liberales los jóvenes que auxiliaron a Don Juan Álvarez para hacer triunfar la Revolución de Ayutla.

        La lucha fue encarnizada y sangrienta, Juárez, Ocampo, Degollado, los hermanos Lerdo de Tejada, Ramírez, Altamirano, Zaragoza, entre muchos otros, triunfan contra los conservadores y, después, contra el Imperio de Maximiliano de Habsburgo montado en México por Napoleón III para frenar el desarrollo imperial de EU; curiosamente, las leyes de reforma inician su aplicación con Maximiliano.

        Los liberales mexicanos del siglo XIX motivan orgullo a cualquier conciencia honrada. México dejó de ser un estado eclesiástico, para convertirse en un estado civil y laico.

        El liberalismo en el mundo y en México se desgastó al provocar más dificultades que soluciones, y llegó el socialismo, con todos sus rostros, utópicos y científicos.

        También el liberalismo sigue teniendo muchas caras.

        Marx y Engels, uniendo a la dialéctica de Hegel el materialismo del Feuerbach, inspiraron la Revolución Rusa de 1917, tomando el poder los bolcheviques, creando la URSS, siendo ganador de la Segunda Guerra Mundial con la parte aliada, y obteniendo éxitos en todos los órdenes en la Europa oriental, en China, Vietnam, Cuba y algunas otras naciones.

        Pero ya para fines del siglo XX el socialismo en el mundo se desmoronó, por contradicciones internas y externas, sin que nadie les lanzara ni un solo balazo.

        Ante esa tremenda caída, de ser un mundo bipolar, pasamos a girar en un solo eje: EU. Y a fines del siglo XX y principios del XXI manó, brutal, el llamado neoliberalismo, con epicentro en Chicago. Un liberalismo internacional, de capitales sin rostro, voraz y despiadado para acumular riqueza, y ausente de sentimiento sociales.

        Algunos países del norte europeo, con éxito, han mezclado un liberalismo capitalista con un socialismo fiscal. La comunidad europea sigue un liberalismo capitalista, con un sentido social leve o marcado, según el partido ganador en sus naciones integrantes, sobre todo en las más poderosas.

        México, tiene más ventajas que desventajas al ser vecino de EU, pero nuestra política internacional ha sido errática desde hace varios sexenios, más con el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha destruido su porvenir (y el de los mexicanos) por su propia y marcada imprudencia.

        Del aparato bucal de Andrés Manuel salen infinidad de mentiras, como la que afirma que en nuestro país ya no hay neoliberalismo, cuando lo que él sueña es con un neoliberalismo en donde participe el gobierno federal, como un patrón insensible y ventajoso, llenó de ineptos, parientes, amigos y cómplices.

        La inflación está por encima del 10%, el gas, la tortilla, la carne, el pan, la luz, la gasolina, las verduras, transporte, las frutas, la leche, todo lo que consumimos es artículo de un neoliberalismo.

        Y el salario, entre más lo elevan, hace que se aumente más el precio de todo. ¿Qué es peor, el neoliberalismo del gobierno o el neoliberalismo de los particulares?

        Tan malo el pinto como el colorado.